GUILLERMO ZAPIOLA
Cuatro de las más populares propuestas de HBO con América Latina han saltado de la pantalla de la televisión cable al mercado del video, y ya se pueden conseguir en DVD.
Se trata de las primeras temporadas de varias de las producciones de la cadena líder norteamericana en coproducción con Argentina, México y Brasil.
En un extremo, y en un paquete de cuatro discos, se puede obtener la temporada inicial de Epitafios, la serie policial producida para HBO por la empresa argentina Pol-Ka de Adrián Suar y protagonizada por el excelente Julio Chávez. Escrita por los hermanos Walter y Marcelo Slavich, la historia arranca comienza cuando el agente encarnado por Chávez abandona la Policía al sentirse responsable por la muerte de inocentes durante una toma de rehenes. Cinco años más tarde, un cuerpo aparece brutalmente mutilado, dando comienzo a una serie de asesinatos vinculados con aquel episodio anterior. La intriga acercará al personaje de Chávez con una psiquiatra (Paola Krum) que lo ayudará en la cacería de un metódico y brillante asesino serial (Antonio Birabent).
Otro de los lanzamientos es el de las dos primeras temporadas de Mandrake, el pintoresco abogado criminalista e investigador a contrapelo brasileño encarnado por Marcos Palmeira, a partir de las novelas de Rubem Fonseca. Sátira, intriga, sexo y algunas puntas de crítica social se mezclan en la serie.
También está disponible en varios discos otra serie brasileña, Hijos del carnaval, creación de Cao Hamburger y Elena Soares, centrada en la historia del dueño de una escuela de samba y banquero del "jogo do bicho", tiene cuatro hijos, dos de ellos legítimos y los otros no, con los que mantiene una difícil relación. La muerte de uno de los hijos en un suicidio sospechoso dispara la intriga, enmarcada en el submundo del carnaval de Río de Janeiro.
La cuarta propuesta es Capadocia, la serie mexicana ambientada en un centro penitenciario para mujeres en el que convergen dos proyectos antagónicos: uno humanitario empujado por el personaje encarnado por Dolores Heredia, que busca implementar un programa para la rehabilitación integral de las mujeres en prisión, y otro que simplemente quiere beneficiarse de la mano de obra barata de las prisioneras.