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Hoy se estrena "La ronda", que Levón dirige en El Galpón

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La ronda

Estreno teatral

Un texto de Arthur Schnitzler que propone analizar lo sexual a la luz de las clases sociales

Esta noche el actor de la Comedia Nacional Levón estrena un espectáculo fuera del elenco oficial, en la Sala Atahualpa de El Galpón. El artista dirige al elenco galponero en La ronda, del dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler (1862-1931), texto que plantea un estudio sobre la ideología moral y de clase, a través de parejas de personajes, que son mostradas justo antes o después de un encuentro amoroso. Luego del estreno de hoy (que es por invitación) la obra queda en cartel los sábados a las 21.00 y los domingos a las 19.30. Tickantel, $ 400.

“Presenté a El Galpón tres o cuatro obras, algunas convencionales, pero insistí con ésta, por las dificultades que tiene. Porque no sabía ni cómo encararla. Este texto lo conocí a través de Eduardo Schinca, quien me preguntó una vez cómo se haría esta obra. Y la traté de llevar varias veces adelante en la Emad, pero nunca se llevó a cabo. Pero el tema central de la obra, que es el amor y la muerte, es para mí un acicate formidable: lo entendí como la danza del amor y la muerte”, comentó Levón a El País.

La obra (interpretada por Soledad Frugone, Pedro Piedrahita, Lucía David de Lima, Alejandro Bush y Lucía Rossini, entre otros) pone en escena personajes de distintos estratos sociales, para configurar una especie de estudio social de cómo el sexo transgrede las normas sociales de cada clase. A su vez, Levón se vio seducido por el ambiente que la obra evoca, esa Viena de los años 20 de un particular magnetismo. “Nos lanzamos a las expresiones artísticas que pulsaban ritmos culturales y sociales de entonces: fin de la gran guerra, la abdicación del Kaiser Guillermo II, la creación de la República de Weimar, se nos hacía evidente que el centro neurálgico donde apuntar en este desafío eran las instituciones que se sacudían desde sus cimientos: la familia, la educación, la religión, la política (el Estado) y la economía”, afirmó el director.

A materializar ese clima escénico se abocó la escenógrafa Paula Kolenk, complementando su trabajo con el vestuario de Johana Bresque, la iluminación de Sofía Epíscopo y la música de Alfredo Monetti. “No es una puesta de época, prefiero decir que tiene interferencias de época. Hay una época establecida en el vestuario, pero sí un clima de época, un color que me parece interesante. La moda de esa época es muy interesante, también por esa especie de duelo entre la masculinidad y la femineidad. Porque la obra plantea como un encuentro fortuito, y furtivo, entre el hombre y la mujer”, señala Levón.

El director también plantea esa relación que tiene la entre el individuo y las instituciones sociales, y las normas implícitas que estas últimas proponen, y que los individuos aceptan y asimilan, dado que de no hacerlo, corren el riesgo de ser expulsados del grupo. A la vez, Schnitzler siempre tiene filones que lo vinculan a Freud y al psicoanálisis. “Me interesó también ese duelo que se dio entre Freud y Schnitzler, quienes nunca se vieron cara a cara. Hay una carta de Freud, en la que le dice a Schnitzler que no se pueden encontrar, que no sabe la razón, aunque usted hace lo que yo escribo. No podría encontrarme con alguien semejante, discutiría con usted todo el tiempo, le dice Freud. Y a su vez el propio Schnitzler escribe una frase, diciendo que está harto de la psicología. Y de alguna manera le estaba contestando a Freud”, sintetiza el director.

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