Trabaja desde niño, sale con figuras del candombe desde los 7 años y tiene un gran sueño por cumplir

Walter "Canario" Peralta lleva 37 carnavales como escobero y espera cada Llamadas con emoción. Hoy desfilará con Lonjas de Cuareim y atesora un profundo anhelo. Esta es su historia de amor con el candombe.

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Walter "Canario" Peralta es escobero desde los 7 años y este febrero saldrá con Lonjas de Cuareim
Walter "Canario" Peralta es escobero desde los 7 años y este febrero saldrá con Lonjas de Cuareim.
Foto: Estefanía Leal

Lleva 37 de sus 44 años inmerso en el mundo del candombe, y espera cada febrero con la misma ilusión que un niño que ansía que lleguen los Reyes Magos. En casi cuatro décadas, Walter "Canario" Peralta deambuló por 21 comparsas de Montevideo y el interior del país de forma ininterrumpida, y está chocho porque, al fin, llegó el mejor día del año. Hoy recorrerá Isla de Flores con Lonjas de Cuareim, en la primera noche de Llamadas, y su corazón explota de felicidad.

"Es mi pasión. Siento el ruido del tambor y se me eriza la piel", asegura a El País el hombre que se ha codeado con figuras legendarias del candombe, como Marta Gularte, Lágrima Ríos, Tina Ferreira y Julio "Kanela" Sosa.

Hace una década que el Canario Peralta —así lo conoce todo el Carnaval— se confecciona sus propios trajes. Aprendió la habilidad al ver coser a su abuela en una antigua máquina Singer, y hoy tiene una en su casa. Atesora una valija llena de vestuarios (ahí guarda el taparrabo que usó para su primer desfile, hecho por su prima), y cada vez que llega a una nueva comparsa, consulta el color del conjunto, y avisa que se encargará de su atuendo. Lo mismo sucede con las escobas: le gusta que sean de paja y se las fabrica él.

"Soy un escobero tradicional. Mi maestro fue mi tío Carloncho. Él me hizo la primera escoba que usé a los siete años, y aún la tengo guardada. Sigo sus pasos", relata el que también recorrerá el interior con las comparsas La Liberal, de Canelones, y Rugir del Varona, de su Durazno natal.

Participó una única vez en el Concurso Oficial con Serenata Africana y no repitió, en parte, por motivos laborales: se levanta a las cinco de la mañana para trabajar en el mantenimiento edilicio de la planta del diario El País. El Teatro de Verano y los tablados no le quitan el sueño; sin embargo, no pierde las esperanzas de poder, algún día, sacar su propia comparsa: "Se me cruzó una vez por la cabeza, aunque hace falta mucho dinero", confiesa. Tiene pensado hasta el nombre: Alma Candombera.

A continuación, la historia de un hombre que trabaja desde los 12 años para ayudar a su familia, y encontró en el candombe una verdadera forma de ser y sentir.

Desfile de Llamadas: entradas y dónde verlo

Hoy 7 de febrero y mañana sábado, Isla de Flores se vuelve a vestir de fiesta para una nueva edición de las Llamadas. Son 46 las comparsas que desfilarán por esta tradicional calle llenándola de baile, música y ritmo de candombe.

El jurado es presidido Ramiro Pallares y lo integran especialistas en distintos rubros: cuerda de tambores, danza y desplazamiento, y visión global del propuesta.

Las entradas para el Desfile de Llamadas están a la venta en Abitab y se pueden comprar en los locales o a través de la web. Los precios van desde $250 a $625.

También se podrá disfrutar de la máxima fiesta del candombe a través de la pantalla. Canal 12 transmitirá en directo desde las 20:30 ambos desfiles; mientras que Canal 4 y Canal 10 emitirá solo el evento del sábado.

El Canario Peralta, un escobero tradicional

El escobero Walter "Canario" Peralta en un ensayo de la comparsa Lonjas de Cuareim.
El escobero Walter "Canario" Peralta en un ensayo de la comparsa Lonjas de Cuareim.
Foto: Estefanía Leal

Nació en Bertonasco, el barrio donde se hacen las Llamadas en la ciudad de Durazno, y no se perdía un desfile. Lo hipnotizaba el personaje del escobero, y de tanto mirar aprendió el oficio. Le bastó con observar para imitar sus gestos y sacar los movimientos de forma autodidacta. Soñaba con salir en una comparsa y la oportunidad le cayó del cielo con apenas siete años.

Resulta que el dueño de la extinta Escuelita de Afrocan vivía enfrente de la carpintería de su tío Carloncho, y este puso lo mejor de sí para hacer realidad el anhelo de su sobrino. Por ese entonces, al padre del Canario no le hacía ninguna gracia que su hijo se metiera en el ambiente carnavalero, pero Carloncho se las ingenió: "Juntó firmas con mis otros tíos y mi abuela y así convencieron a mi padre para que me dejara salir", cuenta sobre esos orígenes junto a Aidemar y Efraín González, devenidos en grandes directores de comparsas, y con quienes fundó Uráfrica en Durazno.

Ese debut, asegura, fue soñado, y cada año se le renueva la ilusión: "Mi pasión es desfilar y las Llamadas. No se puede explicar si no lo vivís".

—¿Qué te enamoró de la escoba?
—El personaje. El escobero es el protector de toda la comparsa: la limpia de los malos espíritus. Una comparsa sin escobero no es una comparsa. Su danza es distinta a la de todos los otros personajes.

Un buen escobero, opina, debe tener un buen baile, saber llevar el compás al ritmo del tambor, pero sobre todo debe hacer primar la elegancia: "Hoy hay escoberos muy malabaristas, se ha perdido la esencia. No es mover la escoba a todo trapo, sino la delicadeza y acompañar el ritmo".

Sacrificio y pasión inquebrantable

Canario Peralta junto a Juan Ángel Silva en Lonjas de Cuareim.
Canario Peralta junto a Juan Ángel Silva en Lonjas de Cuareim.

Consiguió su primer trabajo a los 12 años, en un taller de bicicletas de Durazno. Su familia no tenía recursos y debía encontrar la forma de ganarse la vida. Se mudó a Montevideo a los 17 para estudiar mecánica industrial, y en paralelo trabajó en otro taller de bicicletas y en distintas tornerías, hasta que 15 años atrás entró al área de mantenimiento de la planta del diario El País.

Al llegar a la capital conoció a José de Lima, director de Serenata Africana, y se sumó a sus filas. Salió en 21 comparsas en 37 años, entre ellas Yambo Kenia, Valores de Ansina, Sarabanda, Kanela y su Barakutanga y Cuareim 1080. Incluso aparece en una escena del documental que Sebastián Bednarik filmó en homenaje a “Cachila” Silva.

—¿Qué te enseñó Kanela?
—Me perfeccionó el baile. Recuerdo que era muy exigente, porque él era un gran bailarín, era una estrella.

Toca el chico, el piano y el repique y hace muchos años estuvo a punto de salir como tamborilero en Afrocan, con un instrumento fabricado por su tío. En el medio se le cruzó un vecino apasionado del candombe que le ofreció comprarle el tambor por 100 dólares. "Era un dineral", acota. Se lo vendió y corrió a contárselo a Gerardo Díaz, dueño de Afrocan en esa época, que le dijo enojado: “Te quedás sin salir en las Llamadas”. Y fue como clavarle un puñal.

"Cuando vi a todos mis compañeros vestidos, sentí una angustia tan grande y un nudo en la garganta que no podía respirar. Volví a hablar con Gerardo y le rogué: 'Voy a buscar la ropa y salgo como escobero'. Me puse un traje arrugado, desfilé sin haber ensayado, y terminé saliendo mejor escobero", recuerda con la piel erizada.

Ganó varios premios individuales y otros tantos colectivos con las distintas comparsas que desfiló, pero la razón que lo anima a seguir saliendo es la adrenalina que siente cuando oye el tronar de tambores, esa magia única e indescriptible que solo experimenta el que lleva esta pasión adentro.

“Aunque tenga una pata rota, me pongo una pata de palo y salgo igual; con un brazo quebrado igual saldría. Hasta el último día pienso salir”, cierra emocionado.

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