Fernando Manfredi
Dos generaciones estarán presentes en el concierto de esta noche de la Filarmónica. En efecto, a partir de las 20 horas en el Solís, Raúl Jaurena (bandoneón) y Rodrigo Pahlen (piano) se presentarán en una doble vertiente como instrumentistas y compositores en un programa que incluye Conversaciones con Schopenhauer de Pahlen (estreno mundial), New York Gotan de Raúl Jaurena (estreno mundial); Concierto para bandoneón y orquesta, Francanapa, y Buenos Aires Hora cero de Astor Piazzolla. La dirección orquestal estará a cargo de Federico García Vigil.
Se escuchará en primer término Conversaciones con Schoppenhauer, que es una obra en tres movimientos, para bandoneón, piano concertante y orquesta. Los tres movimientos según señala su compositor, Rodrigo Pahlen, se diferencian bastante, el segundo movimiento es un adagio y tiene influencias de distintas corrientes. El bandoneón le da una cosa tanguera pero también tiene algunos elementos que hacen recordar a Pat Metheny en cuanto a cómo se mueven las voces de la orquesta. "Yo a veces le veo algo de Manuel de Falla en alguna parte" dice Pahlen. "Es una obra modal, tonal, pero que a su vez no es tan previsible. Creo que apunta al sentimiento".
Parece que los compositores más recientes han retornado a la tonalidad a despecho de los experimentos del siglo XX y en ese sentido Conversaciones parece no escapar a la nueva regla. En ese sentido Rodrigo Pahlen afirmó: "Lo que está pasando hoy es que a muchos compositores pos Schoenberg de tanto investigar y experimentar se les adelantó la mente al corazón. Como consecuencia nos encontramos escuchando unas músicas que no nos hacen sentir. Yo creo que se llegó a un punto en que ya no se puede ir más lejos de la parte teórica, de las combinatorias. En Schoenberg, todo está bien con todo. Ahora se está volviendo al lirismo".
Raúl Jaurena hace 35 años que está fuera del país. Una sólida y consagratoria carrera lo ha llevado a actuar en las salas más importantes y con las orquestas más conceptuadas, sin embargo, tanto brillo no parece encandilarlo. Ama su música y cualquier ocasión es buena para disfrutar tocando.
REQUIEM. Su obra se llama New York Gotán. Y según lo indica la compuso cuando recién llegó a Manhattan "...era muy pequeña —duraba tan solo siete minutos— la obra tenía partes de tango y partes jazzísticas, pensé que era una forma de acercar a los músicos de allá". Luego de la caída de las Torres Gemelas surgió la idea de realizar un réquiem para la ciudad de New York y Jaurena entonces pensó en "agrandar" esa música e hizo un concierto en tres partes. "En la primera parte aparecen el tango y el jazz de New York. La segunda parte es muy profunda, es un réquiem por la gente que murió y la tercera parte empieza como con música al estilo Broadway y luego va alternando entre tango y jazz, hasta que llegamos al final con improvisaciones en la trompeta y el bandoneón que conversan entre sí".
—¿Cada vez que se presentan obras con reminiscencias tangueras siempre se alude a Piazzolla, sienten que esa influencia está presente?
—(Pahlen) Es difícil muchas veces hablar de la música de uno, pero yo creo que en particular en esta obra hay elementos europeos, no es una música "apiazzollada". Es difícil cuando uno compone tango no imitar a Piazzolla. No es tan fácil cuando se hace a propósito. Creo que es algo que debe nacer espontáneamente. Yo igual como tengo un pie metido en el jazz, habida cuenta de los proyectos con Milo Cilenu, con Villavicencio en Buenos Aires con quien estamos armando un disco para el que invité formalmente a Raúl y con Marcelo Torres, estoy más libre al estar trabajando con otras músicas. De todos modos cuando uno usa los mismos instrumentos, es probable que escriba parecido. Entonces lo que se diferencia son las ideas musicales, no los colores ni las texturas. Lo distinto está entonces en lo que uno dice.