JORGE ABBONDANZA
Es mejor ignorar la historia de Francia para no enojarse con esta película de Sofía Coppola, que reduce su retrato de la reina María Antonieta y su época a la dimensión de una viñeta. Lo mejor que logra la realizadora es cierto encanto visual para el vestuario, el color, la fotografía y la ambientación en grandes palacios de Viena y Versalles. Como además de talentosa (Perdidos en Tokio) es una mujer transgresora, Coppola incrusta datos actuales en su cuadro del siglo XVIII, incluída música de rock, para que el espectador compare el triste destino de la protagonista con el de otras princesas modernas, quizá Diana de Gales.
No todo es simplificación y torpeza, sin embargo. Hay escenas resueltas con gracia, como el perfil inicial de una delfina casi niña, luego de lo cual el relato se interna en sus sorpresas ante una vida cortesana demasiado aplastada por la etiqueta, donde hay algún dato veraz. Pero en cambio es imperdonable el retrato de Luis XVI y sobre todo el de Madame Du Barry, que parece salido del género revisteril. Luego de ese ultraje, la favorita real merecería un desagravio.
Está bien Kirsten Dunst en el papel titular, aunque la gran Judy Davis confunde a su condesa de Noailles con una muñeca mecánica. Pero eso no es culpa suya sino de la extravagancia histórica que pergeñó una directora y libretista muy audaz, demasiado confiada en ser nieta, hija, sobrina y prima de gente vinculada al cine.
MARIA ANTONIETA
Ficha:
Japón/Francia/Estados Unidos 2006. Título original: Marie Antoinette. Dirección: Sofia Coppola.
Intérpretes: Kirsten Dunst, Marianne Faithful, Judy Davis, Rip Torn, Al Weaver.
Atención a...
La reconstrucción del siglo XVIII en parques y palacios europeos que vale la pena ojear.
La escena (histórica) en que María Antonieta tirita de frío esperando a que la vista la dama de mayor rango entre todas las presentes.