Mansard Roof, el primer tema que ofrecen estos adolescentes salidos de una adinerada secundaria, toca con sus dos referentes más claros: como un "loop" de influencias, Vampire Weekend toma cosas de Arctic Monkeys, que a su vez se mira en The Strokes, la otra banda cuyo estilo guitarrero impregna el disco.
Pero hay más. Esa canción -un ajustado ritmo de carnavalito recatado y bailable- muestra la otra pata: la música africana. Entre percusiones, teclados y ritmos congoleños como el de Cape Cod Kwassa Kwassa, la banda sintetiza esos intereses en un disco raro por sus arreglos demasiado limpios, como si le faltara una pared sonora de soporte que sustente lo que debiera ser una banda de rock. Todo va convenciendo de a poco, como se convenció la prensa de allí de que Vampire Weekend hace el nuevo sonido de la Gran Manzana.