MATÍAS CASTRO
Sus graffittis y stencils pueden costar millones de dólares, y sus compradores pueden ser Christina Aguilera y Angelina Jolie. Sin embargo el artista inglés Banksy ha permanecido anónimo durante una década, hasta el pasado lunes.
Ayer el diario británico Mail on Sunday publicó una fotografía que fue tomada hace cuatro años en Jamaica. En ella Banksy aparece trabajando con un spray. La prueba de que la persona de la foto es Banksy radicaría en que antiguos amigos del artista y conocidos lo identifican como Robin Gunningham, un ex alumno de la exclusiva Bristol Cathedral School.
¿Porqué tanto alboroto? Por empezar Banksy ha trabajado hasta hoy como una suerte de "terrorista" del arte, por llamarle de alguna manera. Si bien su objetivo no es atentar contra museos ni nada similar, ha trabajado encubierto, representado siempre por su agente, y dejando sus cotizadísimas obras sobre paredes de cualquier calle, al igual que trabajan todos los graffiteros. Muchas de sus obras no son meramente decorativas, sino que encierran un comentario (ya sea político, social o artístico) y en ocasiones también incluyen la ironía. Para comprobarlo es sólo cuestión de poner su nombre en un buscador de Internet y encontrar decenas de imágenes que dejó subrepticiamente, durante la noche, sobre paredes de Londres y otras ciudades.
El año pasado, por ejemplo, dibujó en tamaño real a un prisionero de la cárcel de Guantánamo. El chiste es que lo hizo subrepticiamente en Disneylandia. Del mismo modo ha hecho otras obras como las satíricas que aparecieron sobre el West Bank de Israel.
Según señalaba ayer el diario The Independent, muchos dicen saber su identidad. Sin embargo hasta el domingo por la noche gran parte del público sólo sabía que su nombre real era Robin y que había asistido a una escuela humilde, y no a la que ahora dicen que fue.
De todos modos, señalaba ese periódico, los representantes de Banksy no quisieron confirmar si Gunningham era realmente su apellido. "Siempre recibimos este tipo de llamadas. Diré lo que siempre digo: nunca confirmo ni niego estas historias", dijo su agente personal.
"No tengo interés en salir a la luz. Sólo trato de hacer imágenes que luzcan bien; no intento lucir bien yo. Además es una apuesta bastante segura que mi verdadero yo, sea una gran decepción para un par de chicos de 15 años ahí afuera" había dicho en una entrevista.
Precisamente por eso ha llamado la atención la idea de que este "héroe anti-establishment", como lo definió el Mail on Sunday, sea un muchacho de 34 años criado con las comodidades de la clase media. El periódico incluso citaba a algunos ex compañeros y ataba cabos entre la ubicación geográfica de su obra y la vida privada y los domicilios de este Robin Gunningham. Pero la contradicción ya venía desde antes, cuando las obras "subversivas" de Banksy se vendían en un millón de dólares entre celebridades. La historia no ha sido contada hasta el final.