Rusito González y una fuerte confesión sobre las drogas: “Esa imagen me marcó para toda la vida”

Redacción El País
En un mano a mano íntimo y descontracturado, Gastón "Rusito" González se abrió para hablar con orgullo, ternura y sinceridad sobre su infancia y sus primeros años recorriendo tablados y boliches con su padre, el reconocido humorista Bananita González. Lo hizo en el marco de El hijo de..., el ciclo de entrevistas a hijos de figuras públicas que conduce Pablo Gobba para Magnolio Podcast.

El conductor de Vamo Arriba (Canal 4) y carnavalero de raza se refirió al peso del apellido en su carrera y a las puertas que le abrió, pero también a ciertas vicisitudes que debió afrontar y a las postales que lo marcaron.

La entrevista giró en torno a la memoria y al legado: la herencia y la posterior elección. Según contó, su padre siempre le dio absoluta libertad para decidir su camino profesional. “Tengo 33 años, me he criado con mi viejo en este ambiente y viví todas: estar arriba, abajo, ver a los amigos del campeón y a los parroquianos en la soledad. Hoy, para mí, el éxito es hacer lo que me gusta y que todavía me paguen por eso”, expresó emocionado.

En ese marco, evocó con afecto las noches de tablados, los bares que frecuentaba con su padre —“desde el querido Michigan hasta La Tortuguita”— y la multiplicidad de mundos a los que accedía siendo un niño: el Carnaval, la televisión, el teatro. “Eso me recontra sirvió. Lo valoro y se lo agradezco”, resumió.

Luego agregó: “Tengo esas postales de mi viejo y esas frases que me han servido hasta el día de hoy; que lo malo traté siempre de esquivarlo, que si me equivoco es con consciencia de que está mal”.

Foto: Juan Manuel Ramos / El País

Pero no todo fueron risas. En un momento crucial de la conversación, Rusito González relató una escena que vivió de niño y que lo marcó profundamente. Fue una noche de tablados, mientras acompañaba a su padre en la murga Don Timoteo.

“Me acuerdo que un platillero arrancó a consumir, consumía, consumía, y en el último tablado, el octavo, escucho sirenas, y no podían levantarlo. Mi viejo me dice: ‘¿Viste eso? Nunca’”, comenzó relatando sobre esa escena que lo impactó.

Entonces confesó: “Más allá de mi energía, nunca probé cocaína". "Esa imagen me marcó para toda la vida. Hasta me acuerdo quién lo suplantó: era un utilero que hoy es uno de los mejores percusionistas del Carnaval. Siempre que lo veo se lo digo, porque me quedó. No solo la postal: tengo la secuencia. Y mi viejo diciéndome: ‘¿Viste eso? Así terminás’”, se sinceró quien fue premiado como Figura Máxima del Carnaval en 2024.

Más adelante, también hizo un balance entre las oportunidades y los prejuicios que conllevó su apellido. “Ser 'hijo de' te abre y te cierra puertas”, afirmó. Y si bien su camino se allanó gracias a que, apenas nacido, ya pisaba el pedregullo del Teatro de Verano o asistía con su padre a las reuniones de Canal 10 —cuando guionaba Dale con todo—, destacó que su carrera se construyó por mérito propio.

“Era atrevido y lo tenía al alcance de la mano. Capaz que había mil mejores que yo, pero yo estaba ahí”, reconoció. Sin embargo, aclaró: “Cuando arranqué de grande, fue por mí. Mi padre nunca pidió para que me pongan, ni me obligó a dedicarme a esto. Mi carrera, la hice yo”, cerró.