Otra vez con el traje de superhéroe

Retorno. Vuelve Robert Downey Jr. como Tony Stark y su `alter ego` el Hombre de Hierro

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NUILLERMO ZAPIOLA

Convertir a Tony Stark en un ser humano interesante no fue el menor mérito de Robert Downey Jr. en la primera entrega cinematográfica de "Iron Man", y el actor aceptó repetir la proeza en la secuela que el próximo viernes llega a casi todo el mundo.

Quienes no son fanáticos del cómic al menos deben estar de acuerdo en que se trata de una pequeña proeza. En el papel, Tony Stark debe ser el candidato a superhéroe menos interesante después de Superman, quien al fin y al cabo tiene a su favor el haber sido el primero de la serie y el provenir de otro planeta. Nadie sabe por qué diablos nuestro Sol lo convierte en un forzudo volador, pero al fin y al cabo no fue su propia decisión, y tiene que lidiar con ello.

Stark es en cambio un producto de lo peor de los Estados Unidos, el universo corporativo, y son su ingeniería y sus millones los que le garantizan los superpoderes que la naturaleza no le dio (de acuerdo, Batman tampoco tiene superpoderes propios, y Bruce Wayne es millonario, pero su lado oscuro y ambiguo lo hace más interesante). Los editores de Marvel no se equivocaron cuando, en su especial Civil Wars, hicieron de Iron Man el líder de los superhéroes que apoyaban a la administración Bush, mientras el Capitán América se pasaba a la oposición. América es lo más grande, pero Tony Stark vota sin duda a los republicanos.

Pero Robert Downey Jr. es un actor demasiado inteligente para caer en la trampa. En la primera Iron Man supo dotar a su personaje de cierta dosis de sutileza y un humor sarcástico, y eso es algo que los cinéfilos, aficionados o no al personaje, deberán agradecerle desde el vamos. La película añadía otras virtudes: una aventura que corría eficazmente y personajes secundarios atrayentes, empezando por el supervillano encarnado por Jeff Brigdes. Tal como están las adaptaciones de historietas (con Batman y Watchmen como ejemplos de lo que se debe hacer, Elektra, Gatúbela y Daredevil como muestra de lo contrario, Hulk en un interesante proceso de recuperación y un Hombre Araña que empezó bien y luego cayó en picada), el Iron Man dirigido por Jon Favreau constituyó una atrayente incursión en un género que a menudo arriesga agotarse en el mero despliegue de efectos especiales.

Fidelidad. Favreau y su equipo (con Downey a la cabeza) regresan en Iron Man 2, acompañados por un elenco que incluye otras celebridades (Scarlett Johansson, Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Mickey Rourke), pretende mantener una fidelidad al material original y han hecho incorporaciones y modificaciones que sirvan para mantener el interés.

Una de las decisiones del equipo fue trabajar más a fondo con el protagonista. En la película anterior, explica Downey, Tony Stark era "un vago encantador", pero se pega un golpe y la cosa cambia. Luego, un personaje en el que confiaba casi lo destruye. Se supone que todo eso debería cambiarlo, pero Downey no cree que las personas cambien realmente. "El simple hecho de tener una experiencia que te cambie la vida no significa que cambiaste", ironiza. La transformación en Iron Man, el luchador por la justicia, implica más un deseo de cambiar que el hecho de que el cambio se produzca realmente.

Para Downey, uno de los aspectos más atrayentes del trabajo del director Favreau ha sido su intento de hacer de la secuela de Iron Man "un viaje secreto de Tony hasta sus miedos más profundos, su sentido de la obligación, su sentido de legado con respecto a su padre, de hermandad con Rhodey (Don Cheadle, que reemplazó a Terrence Howard) y su profundo amor por Pepper (Gwyneth Paltrow)".

La mayor ambición del segundo empeño obligó al equipo a tomarse más tiempo y a dedicar más trabajo. Downey insiste en que todos se sintieron más responsables, y que eran conscientes de que habían ampliado el elenco y los horizontes. "La historia es significativamente más compleja y sutil", sostiene el actor. "No quiero decir que fue divertido. Pasó volando, lo cual también fue extraño, porque sentimos que cada puñetazo, cada momento y cada risa, llevaba tiempo. Fue realmente un proceso arduo".

Disponer de un elenco de primeras figuras, cada una de las cuales está acostumbrada a recibir los mimos de una estrella, implicaba inevitablemente una complicación adicional. Downey reflexiona en voz alta al respecto: "¿Cómo asegurarnos de que todos estos actores increíblemente talentosos, que están acostumbrados a ser Número 1 en lo suyo, que se unieron a nosotros para actuar, tengan un verdadero comienzo, una parte intermedia y un fin? ¿Cómo hacemos que sean relevantes para una historia que se podía contar fácilmente con sólo continuar las mismas líneas en que estábamos, incorporando a otro malvado inclasificable y dando puñetazos? La parte más difícil fue ponernos a la altura de la ambición que teníamos", insiste.

Downey, que es un actor excepcionalmente talentoso (como lo demostró ampliamente en Chaplin), pero cuya carrera ha sufrido altibajos generados casi siempre por sus reiteradas caídas en la drogadicción, parece estar pasando por un buen momento en su carrera. Y la afirmación vale tanto en el terreno estrictamente artístico como en el comercial.

Tras pasar por un período como ícono del cine independiente o de bajo presupuesto, el actor se ha visto involucrado en poco tiempo en algunos films extremadamente populares como Iron Man, Una guerra de película, Sherlock Holmes y esta nueva incursión en el universo del Hombre de Hierro, y al mismo tiempo se lo pudo ver en El solista, una película no del todo satisfactoria pero con pretensiones más cercanas al "arte y ensayo". Cuando le preguntan si estamos asistiendo a "un renacimiento total de Robert Downey Jr." prefiere, empero responder con cautela: "Lo mejor que puedo hacer, y creo que eso fue mi gracia salvadora, es considerarme un trabajador entre trabajadores. Cuando me aparto de eso, las cosas no son tan dulces para mí".

LANZAMIENTO. Una de las habilidades de Favreau, Downey y su equipo ha sido empero la de saber "vender" su producto. El éxito del primer Iron Man se apoyó en una eficaz campaña de boca a boca, y para la secuela los cineastas utilizaron también algunos trucos inteligentes. En la convención Comic Con 2009 presentaron unas imágenes muy poco interesantes de Iron Man 2, y cuando los espectadores se disponían a abandonar la sala no muy entusiasmados se encendieron las luces y se vio al propio Downey protestando ante más de seis mil fans por la mediocridad de lo visto. Todo estaba preparado, claro. El director Favreau volvió a la carga con un avance diferente (y de calidad muy superior), y la respuesta fue un aplauso atronador.

Un riesgo que acecha a Downey es, por supuesto, el de todos los actores exitosos: que le obliguen a repetir el éxito hasta dejarlo exhausto. Por el momento, el peligro no parece mortal. Entre sus próximos proyectos hay inevitablemente una secuela de Sherlock Holmes y otra de Iron Man, y hasta es posible que repita también a este último personaje en una prevista (aunque aún muy "verde") The avengers. Pero mezclado con ello hay otras cosas. El actor tiene actualmente en postproducción Due date, una comedia dirigida por Todd Philips (el de ¿Qué pasó ayer?), sigue acariciando encarnar a Edgar Allan Poe en una película que sería escrita y dirigida por Sylvester Stallone (aunque "Sly" parece tener problemas a la hora de conseguir financiación), y tiene también en carpeta una modernización de la historia de El mago de Oz titulada Oz: the great and powerful, en la que Downey encarnaría, en tiempo contemporáneo, a un ambicioso empresario que por una serie de circunstancias se ve trasladado al fantástico universo que alguna vez fue visitada por Dolly y su fiel perro. No se sabe si en la película, que sería dirigida por Sam Mendes (el de Belleza americana y Solo un sueño) juegan su papel los violentos tornados de Kansas.

Empeño: El director y su equipo buscaron dotar a su personaje de una dosis de sutileza.

De joven rebelde a boxeador y regreso

Si Robert Downey Jr. pa-rece haber encontrado su segunda oportunidad en los últimos años, otro integrante del elenco de Iron Man 2 se encuentra en una situación similar. En el papel de Ivan Vanko asoma Mickey Rourke, una de las reales promesas de los años ochenta, intérprete de films de Francis Ford Coppola, Michael Cimino y Alan Parker que luego se eclipsó en una carrera de boxeador en la que no le fue muy bien, se dispersó en decenas de películas alimenticias, mayoritariamente de acción, y tuvo su espectacular relanzamiento con El luchador, una labor con la que bien pudo ganar un Oscar.

Tras ese film "reconsagratorio", Rourke volvió a los films más o menos independientes (The informers, rodado en Uruguay), al cine de acción (El ave negra; The expendables, esta última aún en postproducción y dirigida por Sylvester Stallone). Tiene también en postproducción el "thriller" Passion play, con Megan Fox, y actualmente está rodando la aventura mitológica Im- mortals. Luego habrá de trabajar en el policial St. Vincent, dirigido por el experto Walter Hill, y se lo menciona como posible intérprete del famoso pistolero Baby Face Nelson en Pretty, Baby, Machine. También actuaría en el drama de acción Broken horses, y se rumorea que se lo vería igualmente en la nueva película de John Rambo.

Dos ángulos de un triángulo complejo

Scarlett Johansson

La viuda negra

Aparentemente, es la atracción del Lado Oscuro sobre Iron Man. Su protagonista no está empero muy seguro de que en el film haya realmente un triángulo amoroso, aunque reconoce que Johansson es el tipo de "mujer fatal" que esparce un poco de condimento a cualquier película (de la pimienta se encarga Gwyneth Paltrow, que encarna a Pepper). Para Downey, "la Viuda Negra es un personaje genial justamente porque no es lo que parece ser".

Gwyneth Paltrow

Pepper potts

El costado luminoso de Tony Stark, la buena mujer de la que está enamorado y cuya presencia lo humaniza. Con respecto a ella, y contrastándola con la Viuda Negra de Scarlett Johansson, Downey señala que Pepper es exactamente lo que parece ser, sólo que están pasando muchas más cosas bajo la superficie, y eso se pone de manifiesto esta vez.Tarde o temprano, ciertas ambigüedades salen inevitablemente a luz y complican.

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