HENRY SEGURA
Era una crónica anunciada. En marzo del año pasado, Bárbara Mori comentó a los cuatro vientos que estaba cansada de la televisión. La campaña promocional del film de animación Robots, en el cual ella dobló al español la voz de Cappy, le permitía a la heroína del teleteatro Rubí proclamar sus aspiraciones de encaminar sus pasos hacia el cine. "Mi carrera se la debo a la televisión", decía la actriz uruguaya nacionalizada mexicana, "pero ocurre que cuando durante todo ese tiempo realizas personajes que se parecen, empezás a estancarte y el cine te da la oportunidad de hacer cosas diferentes. Más que nada fue eso lo que me llevó ahora a renunciar".
Había pasado nueve años en el mundo de las novelas televisivas y sabía como nadie que los parámetros empleados en ese género tenían un techo muy bajo. Canjear popularidad por algo nuevo no es algo fácil, pero Bárbara tenía todo milimétricamente calculado y pocos días después de aquellos encuentros por Robots ya estaba en un avión rumbo a Chile para filmar La mujer de mi hermano. Se trata de una producción registrada en Estados Unidos, aunque nació de una historia escrita por el peruano Jaime Bayly, es dirigida por otro peruano (Ricardo de Montreuil) y en el elenco se contempla más de una nacionalidad. Ese mismo año Mori fue la protagonista de Pretendiendo, película dirigida por el chileno Claudio Dabed.
El resultado conseguido por La mujer de mi hermano, ya estrenada en buena parte del continente y con buena fortuna en las taquillas de México y Perú y algunas polémicas en Chile, no pudo ser más auspiciosa para la actriz que se fuera de Uruguay siendo pequeña y que el próximo jueves cumplirá 28 años.
—¿Cómo fue la experiencia con "La mujer de mi hermano"?
—La verdad una grata vivencia y una linda experiencia desde que el proyecto empezó. Primero conocer a Jaime Bayly, a Stan Jakubowicz, el productor y a Ricardo de Montreuil, el director. A partir de ahí todo se fue gestando maravillosamente, fueron meses de preproducción, preparación de personaje y pláticas constantes con ellos y que culminó con la llegada de todo el mundo a Chile para iniciar la filmación. Desde el inicio hubo una muy buena química entre todos los que nos involucramos en el proyecto y eso permitió que las cosas se hicieran con mucho amor. Tuvimos plena confianza en la película desde el principio ya que estaba el antecedente de ser una de las novelas más vendidas de Jaime. Parece ser que no nos equivocamos en ello porque la respuesta del público ha sido muy buena en todos los países donde se estrena y eso se ve reflejado en la buena taquilla.
—Al tratarse de una historia de amores clandestinos ¿fueron difíciles las secuencias de intimidad? ¿Cuáles fueron tus armas para resolverlas?
—Nunca es fácil hacer un desnudo sobre todo porque no es fácil desnudarse ante tanta gente, ante todo un equipo de producción, es algo incómodo, pero bueno, por eso soy actriz y hay que seguir siempre las indicaciones del director. Sin embargo, ayudó mucho que conocía a mis compañeros, con Christian Meier ya había trabajado en México en una novela y Manolo en ese momento era mi novio. Así que se dio mucha confianza y respeto tanto con ellos como con el director. Todo se hizo de forma muy profesional.
—¿Es muy diferente la experiencia cinematográfica de la televisiva?
—Sí, definitivamente. No tiene nada que ver una con la otra. Los ritmos de trabajo y los tiempos son muy diferentes. En la televisión no tienes tiempo de preparar tus personajes, siempre te dan las escenas un rato antes y todo sale al vapor, imagínate tener que preparar 22 o 30 escenas en un día. En cambio en el cine esto es más relajado, puedes estudiar bien tu papel.
—El año pasado me habías dicho que el salto al cine marcaba un nuevo horizonte en tus pretensiones: querías seguir en el cine y hasta soñar con que algún día fueses una chica Almodóvar ¿Seguís pensando lo mismo?
—Sí, sigo con ese mismo sueño. Ya llevo un mínimo de camino recorrido y poco a poco estoy consiguiendo lo que quiero. Siempre he dicho que todo llega en su momento. Creo que después de lo que he aprendido en la televisión como actriz y de las satisfacciones que me ha dado eso, tenía que buscar otros intereses para no estancarme y poder seguir creciendo de manera profesional. Y estoy muy contenta con los resultados de eso. En cuanto al cine español no descarto hacer pronto una película por allá. Rubí, la telenovela que protagonicé se acaba de estrenar en España y no dudo que algún director vea mi trabajo y me invite a alguno de sus proyectos.
—A esta altura ¿cómo mirás la posibilidad de volver a los teleteatros o al modelado?
—En estos momentos es algo que veo muy lejano, porque estoy muy enfocada al cine. Ya he tenido el ofrecimiento de varios proyectos de telenovela pero me he visto obligada a rechazarlos porque hay otros proyectos de cine que me parecen interesantes y que quiero hacer. Siento que si ya estoy encarrilada en el cine, tengo que seguir adelante. A lo mejor si llego a algún punto intermedio comienzo a intercalar proyectos de televisión y cine, pero por el momento prefiero seguir haciendo cine.
—Pensando en el futuro ¿te ayuda el fuerte resultado de taquilla que la película tuvo en países como México y Perú?
—Sí. Definitivamente eso si ayuda tanto a la película como a cada uno de los que estamos involucrados en ella. La taquilla es un fuerte parámetro que permite evaluar la aceptación de la gente en un determinado proyecto y por los resultados que ha dado La mujer de mi hermano en los países en los que se ha estrenado, parece que si ha gustado.
—La película supuso tu encuentro con el escritor peruano Jaime Bayly ¿Qué te significó ese acercamiento?
—Es un hombre muy talentoso, atractivo y lo admiro mucho como escritor. Desde el inicio de proyecto cuando supe que estaban interesados en mí para el personaje principal, platicamos mucho. En nuestros encuentros hablamos del guión, de cómo decidió adaptarlo él mismo para asegurar que la película se mantuviera a la altura de la novela. También hablamos de mi personaje, Zoe, definiendo sobre su compleja psicología y profundizando sobre los motivos que la obligaron a conducirse en la forma en que lo hizo. Fue una plática muy interesante que me sedujo y me hizo amar aún más a Zoe. Me gustó mucho conocerlo porque siempre es grata su compañía.
—¿Cómo te fue con la prensa especializada?
—Me ha ido bien. Se han portado bien conmigo y no he sabido de críticas fuertes o negativas sobre mi trabajo. Pero bienvenida cualquier tipo de crítica, ¿no crees?
—¿Algún día volverás a Uruguay?
—Seguramente sí. No sé cuándo vuelva, pero definitivamente si tengo que volver. Es el país que me vio nacer, del cual tengo gratos recuerdos y que ocupa un lugar muy importante en mi corazón. Aunque estoy lejos es imposible olvidar su comida, su gente, la familia.
El escritor agradecido a los actores
El escritor peruano Jaime Bayly elogió en Lima la película La mujer de mi hermano, una adaptación de su novela homónima (2002). Bayly destacó la dirección de su compatriota Ricardo de Montreuil así como la actuación del peruano Christian Meier, la uruguaya Bárbara Mori y el músico chileno Beto Cuevas, líder del grupo La Ley. El escritor manifestó que se siente "agradecido" por el trabajo de los actores que han dado vida a sus personajes "moralmente ambiguos" y que "se ven obligados a mentir".
Bayly puntualizó que Meier se ha convertido en su "actor fetiche" debido a su talento, belleza física, inteligencia y gran capacidad profesional. El autor de No se lo digas a nadie, novela que también fue llevada al cine por Francisco Lombardi, agregó que "no me imagino otra película sin él (Meier)".