Un grupo de amigos de La Plata Rugby Club de Argentina fundó una banda para tocar en el entretiempo de los partidos. Pero el proyecto creció a tal punto que ya tiene un contrato con Sony Music y está entre los más vendidos de iTunes de 2012.
Agapornis ganó popularidad haciendo versiones de clásicos del pop y del rock internacional en cumbia. Las primeras canciones que escogieron fueron Persiana Americana de Soda Stéreo y Si te vas de Shakira. Mientras algunos la acusan de cometer sacrilegio, la mayoría se divierte con esta banda sin pretensiones que va por más: su segundo disco incluirá una versión bailable de Hey Jude de The Beatles y empujará a la pista a sus compatriotas Andrés Calamaro, Fito Páez y Charly García.
En la primera placa echaron mano también a Someone like you de Adele, Te extraño te olvido te amo de Ricky Martin, Volverte a ver de Juanes y hasta a la balada romántica Corre del dúo Jesse & Joy.
Lo más curioso de la historia es cómo surgió el proyecto y a dónde llegó casi sin proponérselo. "En febrero de 2011 fuimos a participar en un campeonato en Sudáfrica y durante los viajes en bus empezamos a cantar como un juego. Después, al regreso, en el club nos pedían que tocáramos en el entretiempo de los partidos y nos parábamos ahí con el micrófono. Todo arrancó así, para divertirnos con nuestros amigos y sin querer nos fuimos profesionalizando. Después nos llamaban de los bares chiquitos de La Plata y como atraíamos a la gente del club, a los empresarios les servía porque se llenaba, entonces al poco tiempo estábamos en los más grandes", explica el baterista Juan Pérsico a El País, quien al principio también oficiaba de manager pero se vio desbordado.
"El boca a boca fue tremendo", agrega el platense. "Nuestro círculo cercano empezó a copiarse las dos canciones que teníamos y yo mismo lo hacía para dárselas a los Dj cuando iba a bailar, ¡hasta que todos los las ponían!".
A los dos meses se unió la cantante María Belén Condomí que era amiga de Pérsico desde la infancia y quien selló su rol ennoviándose con el guitarrista de Agapornis. "Yo había ido a su cumpleaños de quince donde la escuché por primera vez y me encantó su color de voz. Ella completó la idea, porque al principio teníamos dos cantantes varones".
El relato de Pérsico parece de película y seguramente indignante para los músicos que persiguen de forma infructuosa un éxito instantáneo. "Todo se fue dando y es una política que queremos mantener, el seguir sorprendiéndonos, por eso no queremos planear hacia adelante, aunque estemos pensando en un disco para marzo sin pretensiones. De hecho, todos estamos estudiando otras cosas", comenta, a punto de recibirse de arquitecto, y asegurando que en el grupo hay un futuro médico, un abogado y un ingeniero.
"Mientras nos divierta y podamos seguir divirtiendo a la gente lo seguiremos haciendo". ¿Pero qué pasa con los prejuicios que hay hacia la cumbia? Agapornis lo vive con naturalidad: "No entendemos que la música obedezca a determinadas clases, es para bailar y hoy todos bailan cumbia y reggaetón, son géneros que están en todos los boliches, si no es música electrónica se pasa eso".
Tampoco lo hacen de forma satírica como puede sonar al oído de algunos escuchas. "La idea es agarrar temas conocidos que no entran en los boliches porque no van con la onda de la noche. Pero no es una burla, ¡todo lo contrario! son temas que escuchamos de artistas que respetamos mucho. Somos fanáticos de Cerati, de Charly, de Spinetta, y lo hacemos con todo respeto. Ninguno de nosotros estudió para ser músico, así que estamos aprovechando el momento".
Pérsico considera que quienes se ofenden es porque no entendieron bien el concepto de Agapornis, que persigue "aportar diversión".
En Argentina la banda desistió de ir al programa Pasión de Sábado del canal América, porque los más "puristas" del género catalogan su estilo de "cumbia canchera", "cumbia cheta" y tantos otros rótulos que la llevan a creer que allí no encajaría. A pesar de esto, los rugbiers devenidos en artistas actualmente giran por toda Argentina para actuar en bailantas y fiestas privadas y ya desembarcaron en Uruguay.
Este mes participaron en algunos eventos de la costa y están cerrando una fecha en Montevideo donde sus canciones forman parte de la programación habitual de los Dj.
¿Pero cómo llegó un grupo amateur a firmar contrato con Sony Music? El nexo se dio a través de "un amigo de un amigo en La Plata que nos comentó que su tía trabaja en marketing de Sony y que se había fijado en la cantidad de vistas que teníamos en Youtube". En aquel momento Pérsico era el manager y según cuenta, atendía "trescientos llamados y ochocientos mails por día".
"¡Ya no podía más!, y Sony nos dio una estructura para el caos que estábamos viviendo. Íbamos a tocar sin seguro, en nuestro auto, sin seguridad y ya no podíamos seguir manejándonos de forma amateur. Cobrábamos la plata y nos la llevábamos en el bolsillo o nos quedábamos bailando un rato. Somos la primera banda de cumbia que cierra contrato con Sony Music. ¡Cuando recibimos la propuesta no lo podíamos creer!", agrega el baterista, admitiendo que solo el tecladista tiene formación musical."Es el único que estudió, el resto fue un tema de improvisación. Además no hacemos temas rebuscados, no es cumbia salsera o santafesina, para las que hay que ser más virtuosos. Y Belén canta muy bien. Creamos un estilo explotando nuestras virtudes y escondiendo nuestros defectos".
Un ave que es "como un perro"
El octubre de 2012 el grupo llegó a ubicar siete canciones en el Top 10 de descargas de iTunes, sólo superado por The Rolling Stones, Adele y el viral PSY.
El nombre Agapornis refiere a una especie de ave que tienen como mascota. Agustín Cairo (que toca el güiro) lo define como "un perro con alas, porque lo amaestrás y genera una relación con el dueño".
Un día apareció en un ensayo con el ave llamada Tuqui en el hombro, la soltó, le chifló y ésta volvió a posarse en él para sorpresa de todos. "Andaba en bicicleta y el lorito iba atrás. Al principio dudamos de usar ese nombre porque sonaba a `porno`, pero nos pareció divertido", agrega Pérsico, confesando que el ave original se perdió siguiendo a una moto ("se confundió, se fue con otro en lugar de con Cairo y no pudo volver"). Hoy tienen a Tuqui II.