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De "suicidio artístico" a "revolución": por qué el nuevo disco de Rosalía rompe los esquemas

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Rosalía. Foto: Sony Music.
Rosalía.
Foto: Difusión.

CRÍTICA

Luego de las críticas que recibió en enero por el adelanto de "Hentai", Rosalía publicó "MOTOMAMI" y confirmó por qué es la artista española más importante de la actualidad

"Rosalía canta sobre un plato de pollo y vuelve a dividir opiniones”. “Rosalía publica ‘Hentai’, una oda al pene de su amante”. “¿Qué pasa con Rosalía?”. Estos son apenas tres de los titulares que medios españoles publicaron en las semanas previas a la salida de MOTOMAMI, el disco en español más esperado de 2022. Es que luego de la revolución sonora de El mal querer, el álbum conceptual de 2018 que la consolidó como la máxima referente de la música hispana, el siguiente paso discográfico de la artista de 28 años era una incógnita. ¿Seguiría apostando por la revitalización del flamenco que la hizo famosa, o se movería hacia el reggaetón como lo hizo en el hitazo “Con altura”?

En los cuatro años desde que lanzó El mal querer, Rosalía se dedicó a despistar al público. Grabó éxitos para las pistas de baile como “La noche de anoche” junto a Bad Bunny; “Yo x Ti, Tú x Mi”, con Ozuna y la ya mencionada “Con altura”, junto a J Balvin y El Guincho. Se paseó por el trap estadounidense con “TKN” y el remix de “Highest In the Room”, ambas junto a Travis Scott; y hasta grabó la intrascendente balada “Lo vas a olvidar” con Billie Eilish. La sorpresa constante definió su rumbo.

Por lo tanto, para cuando anunció la salida de MOTOMAMI, la expectativa se acrecentó. “¿Qué es MOTOMAMI?”, fue uno de los términos relacionados a Rosalía más googleados en diciembre. La primera pista llegó a mediados de enero, cuando adelantó un fragmento de “Hentai” en su cuenta de Tik Tok. “Te quiero ride, como a mi bike, / Hazme un tape, modo Spike, (...), / Segundo es chingarte, lo primero e’ Dios”, cantaba con delicadeza sobre sutiles acordes de piano. 

Apenas 23 segundos fueron suficientes para que las críticas en su contra se volvieran tendencia y para que varios medios españoles —como se leyó al inicio de esta nota— sugirieran que el disco representaría el suicidio artístico de quien supo ser orgullo nacional.

La opinión pública se reformó dos semanas después, cuando la artista de 28 años editó “Saoko”, el segundo adelanto de MOTOMAMI tras “La fama”, la bachata que grabó junto a The Weeknd. La celebración del cambio (“Yo soy muy mía, yo me transformo”), el guiño a “Saoco” (el clásico del reggaetón grabado por Wisin y Daddy Yankee), los tintes jazzeros y la intención punk de la frase “Fuck el estilo” convirtieron nuevamente a Rosalía en una artista revolucionaria.

Cambios de postura así de rápidos confirman que la letra de su colaboración con The Weeknd es tan realista que asusta. “Es mala amante la fama, y no va a quererte de verdad, / Es demasia’o traicionera y como ella viene, se te va, / Yo sé que será celosa, yo nunca le confiaré”, dice el estribillo de “La fama”.

A “Saoko” le siguieron el reggaetón de la vieja escuela “Chicken Teriyaki”, con un estribillo ideado para un dance challenge de Tik Tok, y la esperadísima versión completa de la balada “Hentai”, esa que al final resultó ser más juguetona que escandalosa.

Finalmente, el viernes llegó a plataformas digitales el disco completo, que se volvió tendencia enseguida y que necesitó apenas unas horas para que medios especializados como Rolling Stone, NME, Pitchfork y All Music se rindieran ante MOTOMAMI.

Y la primera impresión ante lo nuevo de Rosalía —porque, al igual que El mal querer, es un álbum que tomará semanas desentrañar— es que se trata de su obra más valiente. Es, como sugiere el título, la declaración de principios de una mujer que se desarma para reconstruirse. “Una Motomami destruye con gusto sus obras anteriores para dar paso a las siguientes”, definió la artista en su cuenta de Twitter.

La española usa al estudio de grabación como un instrumento más y construye samples vocales saturados y loops hipnóticos (“Diablo” y “Como un G”), quiebra la estructura clásica de una canción, homenajea a sus héroes musicales (versiona a "Delirio de grandeza", de Justo Betancourt) y se alimenta de toda referencia cultural que sea necesaria para construir su manifiesto. Para hacerse una idea, la propuesta se familiariza con los sencillos “A palé” y “Juro que”, de 2019, que revelaron su lado más experimental.

Y si en El mal querer el flamenco era el punto de partida para su revolución musical, en MOTOMAMI el reggaetón es el vehículo necesario para el nuevo camino. Es un álbum de tintes futuristas y oscuros que puede sonar en las pistas de baile, y a la vez analizarse con sumo detalle en una escucha obsesiva. En resumen, MOTOMAMI es una prodigiosa unión entre el sonido popular y el lenguaje vanguardista.

Es por eso que la transgresión es el pilar del álbum, y la española lo deja en claro desde el inicio. “Si me muero, que me muera por la boca como muere el pez”, asegura en “Saoko”, y esa idea se transforma en el leitmotiv de este viaje musical. “Si estoy en esto es para romper, / Y si me rompo pues me romperé”, asegura en la delicada “Sakura”, que cierra el álbum.

En esa misma canción resume la intención de este disco: “No pa’ siempre puedes ser una estrella y brillar, / Voy a reírme cuando tenga 80 y mire pa’ atrás”. Con MOTOMAMI, Rosalía rompió una vez más la fórmula del éxito para lograr uno de esos álbumes de los que se hablará durante meses. Es una obra conceptual sobre una artista que se transforma y abraza los riesgos que sean necesarios con tal de renovarse. Y eso, al final, vale mucho más que cualquier hit.

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