Niña Lobo: cinco amigas, una banda que conquista todo y un montón de preguntas

Niña Lobo. Foto: Delfina Piaggio

ENTREVISTA

En 2021, la última revelación del rock uruguayo editó su primer disco y debutó en el Estadio Centenario. Ahora llega al Teatro de Verano y de todo eso charló con El País

¿Qué tiene que pasar para que un artista deje de ser sensación y se convierta en pieza definitiva del engranaje de la industria? A esta altura, antes de escribir de Niña Lobo hay que hacerse esa pregunta: repetir el clisé de la banda del momento suena, aún con su veracidad, a recurso gastado.

Es que de marzo de 2019, donde más o menos está su piedra fundamental, hasta ahora, Niña Lobo no ha parado. Literalmente. En su primer año grabó y lanzó ocho canciones repartidas en dos EPs, tocó tanto como pudo, participó en dos festivales y hasta organizó uno propio.

En 2020 fue la inesperada vedette del regreso del Pilsen Rock, que se realizó vía streaming (ya eran tiempos pandémicos). Estrenó un podcast, participó de Montevideo Rock que también tuvo su versión virtual, ganó dos Premios Graffiti y además tocó en la ceremonia de los reconocimientos; volvió a los escenarios con entradas agotadas, lanzó un disco físico, dio más recitales sold out, estrenó más música.

En 2021 se encerró a grabar un álbum y a fin de año nació Lo que duró la vida de alguien, primer disco de larga duración del quinteto que integran Camila Rodríguez, Camila Bustillo, Julia Guerriero, Isabel Palomeque y Andrea “Chane” Pérez. La frutilla de la torta de un ascenso imparable fue una doble presentación en el Estadio Centenario, el 13 y 14 de diciembre como número apertura de los recitales de No Te Va Gustar. O, como ellas dicen, “una patada ninja” directo a la cabeza.

Este verano, las Niña Lobo tuvieron su primera pausa real y entonces procesaron, se hicieron preguntas. La máquina se reactiva esta noche, cuando debuten en el Teatro de Verano junto a los argentinos de Él Mató a un Policía Motorizado (entradas en Abitab). Y para 2022 queda el plan de presentar su propio disco, la apuesta a la internacionalización de su música y el rodaje por los “antros” de la capital. “Lo que yo preciso de Niña Lobo es una seguidilla de toques con 50 personas pegadas al escenario gritando y saltando y que vuele cerveza. Es lo que nos hace falta”, dice la bajista Isa Palomeque, en charla con El país. “Somos superconscientes de eso: necesitamos curtirnos”, agrega la cantante y guitarrista Camila Rodríguez.

Lo que sigue son extractos de una charla con Niña Lobo: la sensación del rock uruguayo, la banda del momento, la promesa confirmada de la música nacional o simplemente este grupo de amigas que, mientras se hace preguntas, lo sigue conquistando todo. Y recién empieza.

Camila Rodríguez: Hay muchas cosas que todavía siento que no procesé. Es la primera vez que se me empezó a despertar algo a nivel de decisiones de vida: ¿qué es lo que quiero? ¿En qué quiero ocupar mi tiempo y energía? Porque el año pasado fue tan agotador hacer que conviva la música con el resto de la vida y los laburos de cada una, que estoy ahí. Siento que es un momento medio bisagra y aún no sé cuál va a ser la respuesta. Pero quiero conectar más con el disfrute.

Julia Guerriero: Eso que trae Cami es clave. El Centenario fue como una patada ninja de costado, pero también el disco representó un desafío muy fuerte para nosotras, y marca la diferencia a nivel técnico y artístico. Y la banda nos ayuda a desarrollarnos, pero siempre hay un montón de preguntas y discusiones. Creo que el Centenario fue el primer show que realmente disfrutamos.

"Creo que el del Estadio Centenario fue el primer show que realmente disfrutamos"

Julia Guerriero de Niña Lobo

Isabel Palomeque: Y eso te lo da solo la confianza de saber que lo que vas a hacer está bien pensado y trabajado. Nunca antes habíamos ensayado al nivel que ensayamos para el Centenario: le metimos pila, estábamos seguras, aconsejadas, y eso se nota.

Rodríguez: Lo que me pasó con el Estadio fue que nos habíamos esforzado tanto que en mi cabeza estaba: “Si me rompí el culo, la pasé mal y encima cuando estoy ahí no la paso bien, porque me da nervios estar exponiéndome, ¡soy una pelotuda! Hicimos todo lo que pudimos, entonces disfrutémoslo e intentemos estar presentes”. Me voy a poner un poco hippie, pero sentí mucha gratitud con el universo: se nos presentó esto y voy a agradecerlo.

Guerriero: Y todo esto que pasó abrió la cancha a charlas incómodas, que cualquier vínculo las necesita, y también Niña Lobo. Niña Lobo nos trasciende a cualquiera de nosotras y acá todo se dice con amor, respeto y ganas de mejorar. Y hay que tratar de entender eso.

Rodríguez: En el disco aparece el tema de la identidad, pero en ningún momento fue algo consciente. Lo loco fue que Cami, Chane y yo estábamos en la misma sintonía, que quizás tiene que ver con el proceso que veníamos haciendo, que fue compartido, pero no sé. Capaz que es que somos amigas y hay una especie de simbiosis.

Guerreiro: ¡Cinco separaciones hubo a lo largo del proceso del disco! Íbamos cayendo como moscas. Y en pandemia, que no es nada menor.

Palomeque: Es un disco que si lo estás haciendo consciente y estás viendo la forma de poner un bajo, estás escuchando la canción y no te podés hacer la boluda. Te está hablando, te habla. Son tus amigas hablándote en un disco y diciéndote la posta. ¡Hacé caso! (Se ríe)

Camila Bustillo: Por lo menos la mitad del disco fue hecho en sesiones en las que nos íbamos para afuera, y que no solo eran agotadoras creativamente sino también emocionalmente, porque estábamos las cinco juntas y a la gente le pasaban cosas, y había que hablar. Hubo mucha terapia grupal. Y quieras o no, eso termina permeando en el disco.

Rodríguez: Al principio hubo una charla sobre que nosotras ya sabemos las canciones que podemos hacer, lo que tenemos sólido, pero tomamos la decisión de que cuando estuviéramos componiendo, esté abierta la puerta para darle una vuelta de tuerca. Sea al ritmo inicial, a los arreglos, a que en vez de una guitarra haya un sinte, o que en vez de la guitarra rítmica esté la guitarra de Cami. Tener un segundo para decir: ¿qué pasa si probamos esto? Porque realmente estábamos confiando mucho en nuestra intuición y sentimiento. Y ahora me siento re orgullosa de que estéticamente hay mucha cosa, pero el disco tiene una unidad que es Niña Lobo. Es Niña Lobo en este momento de su vida.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar