ENTREVISTA
Miguel Bestard tocó con Snake antes de radicarse en Brasil; ahora forma parte de la banda de Paulinho Moska, tiene una interesante carrera solista y volvió a Uruguay para presentar sus canciones
"Me ayudó muchísimo haber empezado de cero tantas veces”, le comenta Miguel Bestard a El País. Y el músico uruguayo, que desde 2014 está radicado en Río de Janeiro, está en lo cierto. Luego de haber pasado por grupos como Gasoil, Snake, Hermanos Brothers y Los Tres Mosqueteros, decidió hacer un cambio de vida. “Pasé de abrir con Snake el show de Aerosmith en el Estado Centenario, a tocar en la puerta del Metro de Río para poder comer”, relata.
Lo que aparentó ser una jugada riesgosa, se transformó en una oportunidad que le cambiaría la vida. Además de tocar en las calles, participó de unas cuantas zapadas en boliches —una dinámica que ya conocía de sus épocas en el Shannon Irish Pub— y dio clases de guitarra. “Esa época me nutrió pila porque crecí 50 años en uno. Es un cambio del que estoy agradecido”, asegura.
Es que, en cierta medida, Bestard sintió que ya había alcanzado su techo en la escena uruguaya. “Habíamos grabado un DVD con Snake que fue muy importante para nosotros; y al, mismo tiempo, Guzmán Mendaro empezó a tocar mucho con Jaime Roos y Ruben Rada, entonces me preparó para ser su suplente en Hereford, que fue un honor grandísimo”.
Pero, una noche en que ambos grupos compartieron escenario, se dio cuenta de que no era suficiente. “Estaba tocando en Rocha y miré al cielo y pensé: ‘Qué bueno’, pero a la vez me di cuenta que me gustaría hacer muchísimo más”.
Y fue en Río donde su camino comenzó a tomar forma. En una de sus tantas zapadas en boliches, conoció a Rodrigo Suricato, líder del grupo Suricato. Tras una serie de charlas, Bestard se sumó a la banda para la presentación de Sol-Te, el ganador del Grammy Latino a mejor álbum de rock en portugués, y vivió una experiencia que lo marcó. “Tocamos en el Lollapalooza de San Pablo, abriendo los shows de The Strokes, Duran Duran y Metallica. Fue alucinante”, recuerda.
Mientras tanto, Bestard se dedicó a grabar Busker, su debut solista, que saldría en 2018. La portada, que lo muestra sosteniendo su guitarra acústica, captura su etapa como músico callejero. “La música es un acto de magia, y hay que intentar ser lo más fiel y directo posible para que la gente se acerque”, dice sobre las herramientas que aprendió durante esa época. “Al final, tocar en la puerta del Metro o en el Estadio Centenario es lo mismo; lo que importa es ser honesto”, asegura.
Aquel álbum cálido, introspectivo y optimista —que incluye la bellísima “Solo”, grabada junto a Fernando Cabrera— le abrió más puertas cuando llegó a las manos de Paulinho Moska. El brasileño quedó encantado con Busker —“lo tuvo en su auto durante largo tiempo”, dice— e invitó al uruguayo a sumarse a su banda para celebrar sus 25 años de carrera. “Fue increíble”, asegura. “La primera noche que nos encontramos, me dijo que había escuchado mi disco mientras volvía a su casa y cuando nos sentamos a ensayar ‘La edad del cielo’ fue como una masterclass”.
Bestard, que todavía forma parte del grupo de Moska y además acompaña a otros artistas, se enfrentó a una agenda exigente. “Durante dos años viví de forma intermitente entre Río de Janeiro y San Pablo, así que viví una semana en cada ciudad”, asegura. “Al principio no iba en avión porque era caro, por lo que tenía que hacer siete horas de ómnibus. Necesitaba aprovechar ese tiempo, así que empecé a componer en mi celular, en servilletas o dónde podía”.
Fue así que comenzó a idear Formas de viajar, el álbum que publicó el año pasado y donde explora su interesante fusión entre rock, jazz, pop y blues. “Es un disco que habla de pérdidas, de transformaciones y de la aceptación del paso del tiempo”. Además de mostrar su talento como letrista e intérprete, incluye “Exodo Blues”, una colaboración con Moska.
Con Formas de viajar y “Mar” —el primer sencillo de su próximo álbum— bajo el brazo, Bestard volvió a Uruguay. Se presentará este viernes y sábado en Magnolio Sala (Tickantel), el jueves 18 llegará a Mercedes y el domingo 21 a Paysandú. Son buenas oportunidades para descubrir su obra.