Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale dialogaron con El País antes de su show en el Sodre

Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

Los argentinos Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale vuelven este martes a Montevideo para celebrar 30 años de amistad y de música en el Auditorio Nacional del Sodre.

Al igual que en la fotografía que ilustra esta entrevista, Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale mantienen una amplia sonrisa durante los primeros minutos de su videollamada con El País. Se los ve entusiasmados. “Soy Paula...pará que voy a renombrar”, dice el cantante de “La vida es una moneda” y “Actuar para vivir” tras ver el nombre de su perfil de Zoom. “Y yo soy Lilí”, complementa enseguida el pianista, productor y anfitrión del programa Lito Vitale a la medianoche. “Estamos deconstruidos”.

Llevan 30 años grabando discos y compartiendo escenarios, pero Baglietto y Vitale disfrutan de su compañía como si aún mantuvieran el espíritu adolescente. “Lo que pasa es que coincidimos en una cantidad de cuestiones que tienen que ver con las cosas extramusicales, y eso conlleva a tener una sincronía en lo musical”, explica Juan Carlos, uno de los responsables del movimiento de la Trova Rosarina.

Y eso se nota durante los 20 minutos que dialogan con El País. Celebran el camino recorrido, juegan con la ironía —“A mí me gusta Mozart y no había nacido”, le lanza Vitale a su colega sorprendido porque el entrevistador es fanático de Acné, el disco de versiones que publicó 10 años antes de su nacimiento—, construyen cada respuesta en conjunto y, especialmente, respetan el espacio del otro. Ninguno quiere el protagonismo, porque, como dejan en claro, este es un camino construido en conjunto.

Esa es la base de “Celebración” —“Sabemos que no es un nombre muy original”, aclara Baglietto con una nueva sonrisa—, el espectáculo que presentarán esta noche en el Auditorio Nacional del Sodre (últimas entradas en Tickantel) para festejar las tres décadas de una sincronía musical que dio sus primeras muestras en Postales de este lado del mundo (1991), un excelente disco con versiones que reimaginan y revitalizan a 11 clásicos del tango y el folclore argentino.

Antes de su regreso a Montevideo, ambos músicos dialogaron con El País.

—En Postales del nuevo mundo (2015), su último disco hasta la fecha, grabaron una versión de “Postales para Mario”, de Jaime Roos. “Amigo, te estas poniendo alegre y yo te sigo”, dice la letra. ¿Sienten que esa frase representa su relación?

Lito Vitale (L.V.): Nosotros siempre estamos muy atentos a las letras, y sentimos exactamente eso que decís: representa nuestra amistad y las pequeñas particularidades que empezamos a sufrir con la edad (“Amigo, me estoy poniendo viejo y tú conmigo, / Los que no han sido problemas hoy lo han sido”, escribió Jaime). Sentimos que ese relato nos caía como anillo al dedo.

—En estos 30 años, fueron capaces de construir una sincronía musical que es tan difícil de encontrar como de mantener. ¿Cómo la definirían?

L.V.: Como una hermandad que sale naturalmente. No es el resultado de muchos ensayos, sino que es todo lo contrario: es una sincronía innata en que los dos sabemos enseguida para dónde llevar nuestra versión y cómo tenemos que intervenir cada canción para hacerla nuestra. Vemos cuál es el relato que mejor le queda a Juan para interpretar una letra y luego veo qué puedo aportar yo a nivel musical para transformar la canción original. Tenemos una mecánica muy aceitada desde el minuto cero y entendimos enseguida qué debíamos hacer para potenciar al otro.

Juan Carlos Baglietto (J.C.B.): Además, no competimos entre nosotros. Siempre nos ponemos al servicio del resultado final y nos tomamos la libertad de sentir qué tenemos que hacer para que quede bien la canción. No es muy científico; son cosas que existen o no, y son muy difíciles de forzar. Es más, por más de que lo intentáramos, nosotros no nos sentiríamos cómodos y la gente lo descubriría fácilmente.

—Además de celebrar tres décadas de música, el show en el Auditorio Nacional del Sodre tendrá una carga todavía más especial: van a estar acompañados de sus hijos. ¿Qué aporte le da a la propuesta?

J.C.B.: Somos el cuarteto Baglietto-Vitale (risas). Nos va a acompañar Jano, el hijo menor de Lito, que va a cantar y a tocar el bajo;y Julián, mi hijo mayor, que canta y toca la batería.

L.V.: Compartir la música en familia es lo más natural y lo más lindo. Para nosotros es una felicidad porque sabemos que están preparados para hacer su camino y volar solos, pero mientras tanto podemos disfrutarlos.

J.C.B.: Es una alegría compartir el camino con ellos. Después, cada uno hace sus cosas y está muy bien porque, si bien en alguna medida los predispusimos para que se dediquen a la música, no los influenciamos para que repitan nuestro camino. Han salido disparados para lugares totalmente distintos, pero todos tenemos un denominador común, que es el respeto por lo que ellos hacen y su respeto por lo que nosotros hacemos. Está buenísimo sentir esa energía.

—Ya que la cifra redonda invita a repasar el camino recorrido, ¿son conscientes de lo que le han aportado a la música rioplatense?

J.C.B.: No es falsa modestia, pero yo creo que uno hace las cosas con un nivel de inconsciencia porque las hace básicamente para uno. No trabajamos en las producciones pensando en lo que le va a gustar a la gente, sino en lo que nos emociona; después vemos que el público tiene gustos similares a los nuestros y por eso nos sigue. Pasaron 30 años de nuestro primer disco, que marcó un rumbo porque no eran épocas en las que los artistas de rock se volcaran abiertamente a otros géneros. Pero eso no lo podés medir hasta que te acerca un chico de 15 años y te dice que descubrió al tango gracias a tus versiones. No podemos hacer un análisis científico del camino, es algo emocional.

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