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El regreso de Guns N Roses: los recuerdos de un show inolvidable e histórico para Uruguay

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Guns N' Roses

ACONTECIMIENTO

El 2 de octubre en el Estadio, se presenta la legendaria banda con tres de sus integrantes originales. Los recuerdos de su primera visita a Uruguay y más, en esta nota

Cada uno tendrá su recuerdo. Alguien pensará en los melones cuadrados y las uvas sin semillas de las que se hablaba en diarios e informativos. Otro recuperará aquel rumor de un helicóptero bajando directo en el Estadio Centenario para depositar allí —y rescatar de inmediato— a una superestrella del rock mundial. Otro recordará a Sebastian Bach, el héroe con bandera de Uruguay como capa que apaciguó una espera que se sintió como la más larga del mundo (casi que lo fue). Y algunas nos acordaremos del grito amenazante de las chicas de Vendetta: “¡Axl Rose no va a venir!”.

En lo artístico, la primera visita de Guns N Roses a Uruguay no aportó demasiado, pero en la memoria colectiva y como acontecimiento cultural, dejó huella. Aquella madrugada del 19 de marzo de 2010, no lo sabíamos, pero algo en la historia cambiaría para siempre: Montevideo estaba a punto de convertirse en una plaza atractiva y confiable para espectáculos de semejante escala. Y un artista haría esperar a su público durante cuatro horas para salir a escena. Cosas de rockstar.

Desde entonces vino Paul McCartney dos veces y vinieron los Rolling Stones. Vino Motörhead, vinieron los Sonic Youth, vino Garbage. Tocaron los Black Keys, Aerosmith, Blur, Pixies, Rod Stewart (que ya tenía un antecedente ochentero), New Order, Megadeth, Franz Ferdinand, Morrissey, los hermanos Gallagher con sus respectivos proyectos, Iggy Pop, Roger Waters, Nick Cave, Patti Smith, Phil Collins, David Byrne. Y en un apartado más pop pero igual de masivo, Nick Jonas y más adelante los Jonas Brothers, Selena Gomez, Demi Lovato, One Direction, Ed Sheeran, Maroon 5, Backstreet Boys.

Es un resumen incompleto para esbozar la idea de cómo han cambiado los tiempos. Antes, Uruguay era visitado cada tanto por artistas de primera línea y máxima convocatoria (es el caso de Roxette, Sting, Eric Clapton o Bob Dylan, por mencionar). En 2010 se demostró que Uruguay podía montar con solvencia todo el aparato que requería una visita como, por ejemplo, la de Axl Rose.

Ahora, los Guns N Roses anunciaron su regreso y es el show más importante de los pactados en el año hasta ahora. El recital será el 2 de octubre en el Estadio Centenario; la venta de entradas comenzará el viernes en la web Acceso Ya y en los locales de Redpagos (habrá una preventa desde mañana) y aún no se anuncian precios.

Pero bajo el disfraz del regreso hay un entusiasmo que solo lo imprime el estreno. Es que por primera vez, los Guns N Roses vendrán a Uruguay con su formación original, o lo más cerca que se puede estar de ella: Axl Rose al frente, Duff McKagan de un lado y del otro, el inigualable Slash, que ya dio prueba de su silencioso carisma y e irrefutable talento cuando, en 2012, vino al Teatro de Verano con Myles Kennedy & The Conspirators, algo así como sus compañeros de aventura solista. Fue una velada memorable.

La dupla central de Guns N Roses, la que simboliza su estética (galera, jeans rotos, cadenas, alguna bandana o leñadora a la cintura) y su sonido característico (una voz intensa de agudos importantes, una guitarra tan frontal como virtuosa), se reencontró en 2016. Se habían separado en 1994 tras unos pocos años de rock y vértigo.

Habían lanzado, en 1987, uno de los mejores álbumes debut de la historia. ¿Porque qué se le puede reprochar al Appetite for Destruction? A la luz de los feminismos, más de una sombra misógina. Por lo demás, es un compendio infalible de canciones y a la experiencia de escuchar por primera vez algo como “Welcome to the Jungle” no hay con qué darle. La placa está llena de riffs tarareables, de baterías arrolladoras y de una grandilocuencia feroz.

Si alguna vez Guns N Roses fue la banda más grande del mundo -y los resabios de eso están en las remeras de retails y en la horda de críticos que de “terraja” para arriba, le disparan con todo-, mucha de esa magnitud se la debe a este disco.

Después vinieron el G N R Lies, los escándalos, las adicciones, las partidas, la ambición de los dos Use Your Illusion, las giras y los conciertos atravesados por incidentes de todo tipo, y el declive. Con la referencia de la formación clásica, el guitarrista Izzy Stradlin y el baterista Steven Adler abandonaron el barco en 1991; McKagan y Slash lo hicieron en 1993.

En esa disolución no faltó ni uno de los componentes que han cimentado el imaginario del rockstar de la época.

Tras la caída, Axl Rose desapareció de la órbita pública hasta que regresó, irreconocible y con nueva compañía, a sacarle el polvo al nombre Guns N Roses. Volvió al estudio y estuvo 10 años haciendo el Chinese Democracy, que finalmente salió en 2008. Es el último disco de la banda hasta la fecha aunque se especula sobre un posible trabajo de temas nuevos.

Y en 2016 ocurrió lo inesperado. Slash dijo haber solucionado sus diferencias con Axl y entonces ellos dos y Duff McKagan, o sea dos tercios de la formación original, volvieron a salir de gira. Adler y Stradlin no son de la partida aunque el primero ha servido de invitado especial; a la nueva versión la completan Dizzy Reed y Melissa Reese en teclados, Richard Fortus en guitarra rítmica y Frank Ferrer en batería.

Así lucirá Guns N Roses, entonces, cuando vuelva a Montevideo en octubre. Como una banda que estuvo en la cima, se desarmó mientras caía al fondo del pozo y que renació en tiempos donde el rock es otra cosa.

O por lo menos eso parece, hasta que suenan los primeros acordes de “Paradise City” o amanece el riff de “Sweet Child O’ Mine”, y entonces una recuerda por qué un día se enamoró del rock and roll. Y si ese recuerdo aflora en vivo en Montevideo, cerca de los amigos y en el mismo lugar donde hace 12 años todo se empezó a transformar, ¿qué más hay que pedir?

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