Con Eduardo Larbanois y Mario Carrero: "En la música lo que hay que poner es autenticidad y disfrutar"

Acercándose a los 50 años de carrera, Eduardo Larbanois y Mario Carrero, siempre tienen motivos para festejar, clásicos para que coree el público y hasta temas nuevos para presentarles. Todo eso, con alguna sorpresa que callan, estará el 25 de octubre, o sea este sábado desde las 21.00 en el Teatro de Verano. Quedan entradas (van de desde 500 a 2400 pesos) en Tickantel.

Con esa excusa, Larbanois y Carrero, charlaron una tarde amable con El País. Este es un resumen de esa charla.

—La última vez que hablamos fue en 2017 y desde entonces no han parado de trabajar...

Larbanois: “Mientras haiga que le dean”, decían allá en el pueblo.

Carrero: O como decía el Pepe Guerra: “no paro de trabajar porque los gurises no paran de comer”.

—Y ya van para los 50 años de carrera.

Carrero: Estamos en 48 más o menos. No tenemos una fecha exacta. Nos conocimos en un festival en Paysandú. Yo era solista y Eduardo estaba en Los Eduardos y nunca fue que dijimos vamos a hacer un dúo. Empezar a cantar en 1976 o 1977, en los primeros movimientos de lo que fue el canto popular. Tocácamos en cooperativas de vivienda, en alguna parroquia, en AEBU, en la ACJ. Pero íbamos acompañándonos mutuamente. Hasta que un día empezamos a cantar juntos y quedamos así.
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—Surgieron dentro un canto popular del que son de los pocos sobrevivientes. ¿Por qué ustedes siguen?

Larbanois: Porque somos porfiados. Y no hay otra cosa para hacer.

Carrero: En un momento trabajamos con Dervy Vilas que era de El Galpón. Y si bien no era el productor que nos vendía, fue muy importante en cuanto a la postura, la visión y para entender el escenario mucho más de de lo que generalmente se utilizaba en la época, que era tocar la guitarra y cantar. Empezó a trabajar mucho sobre el tema puesta en escena y allá, por 1983, nos propuso hacer un recital muy intimista, una cosa muy chiquita con canciones, sobre todo de amor con Vera Sienra. Había toda una ebullición en los festivales grandes, a los que subíamos con “Ocho letras”, “Zumba que zumba”, todo era tamboriles, bombo, platillos, vamos y vamos, y se va a acabar, se va a acabar. Pero Dervy nos dijo que teníamos que ir preparándonos para lo que viniera después de que inevitablemente se terminase la dictadura y la canción fuera a ser nada más que la canción sin toda esa carga emotiva y política. Yo al menos no me di mucha cuenta: pensaba que los demás iban a seguir en la misma e íbamos a ser un fracaso. Pero salió un disco, En Recital, que no se vendió mucho pero hoy mirando a la distancia, un poco capaz que explica algo de eso que decís.

Larbanois: Nuestros referentes eran Rubito Lena, Víctor Lima, Osiris, Benavides, de modo que ya teníamos una impronta ahí muy comprometida con la calidad del trabajo. Nunca quisimos hacer canciones panfletarias, porque sabíamos que eran circunstanciales. Y fuimos aprendiendo que lo único que sustenta tu trabajo es la calidad y la autenticidad. Entonces tratamos siempre de elaborar profundamente cada palabra, cada texto, las formas musicales.

—¿Cuándo se percataron de que estaban para quedarse?

Larbanois: Nunca nos dimos cuenta.

Carrero: No sé si es que te das cuenta. Hacemos lo que nos gusta. Yo miraba cantar a Los Olimareños, sacaba las canciones y me imaginaba que algún día capaz que podía llegar a cantarlas en un escenario. Al comienzos, ocupamos un espacio que las circunstancias sociales y políticas nos permitieron. A partir de ahí, nosotros hemos seguido siempre trabajando en esto de la misma manera que empezamos.

—Lo que cambió mucho es el negocio y la tecnología...

Carrero: Grabamos el primer disco en vinilo, y había que ir por las radios presentándolo. Y hoy, justo, nos mandaron un mensaje de que iban a subir un disco. A mí me cuesta entender cómo es eso. Antes era más fácil: el disco tenía dos caras, y el primer surco de cada cara era lo que se llamaba el corte, lo que los operadores iban a poner en la radio. Cuando apareció el cassette, que también implicó un cambio grande, los operadores no andaban buscando en un cassette, entonces tenías que ver qué canción era la que podía quedar en boca en el cassette, porque era la que iban a pasar Ahora tenés que competir contra los TikTok, y es bravo que se escuche una canción de cinco o seis minutos.

—Ustedes han tocado con gente de todos los géneros, ¿sienten que han ayudado a ampliar el concepto de música popular uruguaya?

Carrero: Hemos participado con un montón de gente y estamos abiertos a participar permanentemente.

Larbanois: Nada es excluyente. En la música lo que hay que poner es autenticidad y disfrutar. Nunca estamos buscando una canción para el disco que sea un éxito. Nunca nos pasó por la cabeza. Siempre tratamos de que en el disco fuera lo mejor que pudimos hacer en esa etapa. Por suerte, hay una producción bastante profusa. Hay temas de sobra y los temas esenciales están presentes todavía.

—Y muchas van a estar en el Teatro de Verano, este sábado 25 de octubre. ¿Cuál es la excusa?

Larbanois: Preparándonos para los 50 años.

Carrero: Iniciamos el proceso histórico (se ríe). ¿Vio que está toda esa discusión, si fue 1825 o 1828?. Bueno, con el dúo pasa igual. ¡Hemos iniciado el proceso histórico de Larbanois Carrero!

Larbanois: Como es costumbre en todos los conciertos, presentaremos material nuevo, siempre cuidadito por las obras más integradas al consenso popular.

—¡Pero el repertorio popular de ustedes serán unas 40 canciones!

Carrero: Ahí tenemos un serio problema con los productores y con la gente que está trabajando con nosotros, que siempre nos dicen que son muchas canciones que tenemos que sacar algunas y nosotros decimos, “pero esta no la podemos sacar, y esta tampoco, y esta otra hay que mostrarla”. En eso estamos. En el espectáculos obviamente va a haber algún invitado, algún tratamiento especial con alguna canción. Pero mucho no te vamos a explicar porque lo vas a poner en el diario y preferimos que vayan y lo vean.