ENTREVISTA
Antes de su recital de este sábado en el Antel Arena, Ramos repasa su carrera y adelanta detalles sobre su próximo disco, en el que cantará con artistas como Los Rabanes y Andrés Cabas
Cuando Chacho Ramos habla de su presente, lo hace con tranquilidad. Está a punto de presentar su tercer show en el Antel Arena (entradas en Tickantel) en menos de un año y se embarcó en un proyecto de colaboraciones con artistas internacionales como Los Rabanes y Andrés Cabas. Es un sueño cumplido para el músico que nació en la localidad floridense de Casupá, que luchó durante 20 años para hacerse un lugar en la escena y que pasó por grupos emblemáticos del interior como Mogambo y Sonido Caracol.
Sin embargo, prefiere la calma antes que la exaltación. “Todo se ha hecho con mucho trabajo y sacrificio, en silencio y pasando desapercibido durante muchos años”, asegura. Pero ahora que ve el resultado de tanto esfuerzo, el músico detrás de éxitos como “Háblale y dile” y “Una copa de más” se anima a repasar el camino recorrido.
Sobre eso, va esta entrevista con El País.
—El de este sábado va a ser tu regreso al Antel Arena luego de los dos shows agotados el año pasado. ¿Qué significó esa primera experiencia?
—Cada actuación es siempre un desafío, pero la magnitud de lo que representa un Antel Arena te hace ver lo diferente que es del resto de los eventos. Eso me provoca mucha responsabilidad y no sé si disfruto tanto porque estoy atento a todo para que las cosas salgan bien: desde un cable en el escenario hasta el volumen de un instrumento. Lo que sí siento es que a este lo voy a disfrutar más porque ya tuvimos las experiencias anteriores. Es maravilloso todo lo que se te cruza por la cabeza a la hora de armar el show.
—El título del recital es "Otra historia". ¿Por qué lo elegiste?
—Por varias cosas. Es Otra historia porque habla de la evolución que ha tenido el grupo al momento de tocar una música que tiene una gran raíz folclórica y que defendemos a capa y espada. Trabajamos con la fusión y eso habla de una historia nueva para el género, porque hemos innovado e incursionado en propuestas que, dentro de nuestro estilo, no he visto.
—Es que el uso de violines, viola y cello se volvió parte de tu sello y marca un precedente en la escena tropical.
—Y ahora vamos a tocar con trombón, trompeta y saxo. Y volviendo a la idea de Otra historia, el título también refiere a nuestro trabajo de este tiempo. A través de Alejandra Carrillo, una de mis violinistas, me vinculé con el productor Raniero Palm, que ganó varios Grammys y que me propuso hacer un disco internacional. Empezamos a trabajar con él hace un año y ya grabamos en San Cristóbal, en Victoria Records —de Monterrey, que es el estudio más grande de Latinoamérica— y en Buenos Aires. Va a ser un álbum espectacular desde lo musical porque es una fusión absoluta de vallenatos, cumbias y reggaetones. Hay una versión extraordinaria de “Qué tiene la noche” grabada con Los Rabanes de Panamá; y una mía con Andrés Cabas de Colombia. Estamos avanzando en ese disco, que va a dar mucho trabajo, pero que también es “Otra historia”. También vamos a tener invitados de Argentina, Chile y Perú. Va a quedar espectacular.
—¿Qué representa para aquel chico de Casupá el haber grabado en el estudio más grande de Latinoamérica?
—Yo me tomo las cosas con calma y voy paso a paso. Siempre me gusta tener los pies sobre la tierra porque hemos luchado tanto; fueron muchos años de intentar y de ver cómo se nos cerraban las puertas. Nosotros veníamos en un ómnibus de línea para grabar y llegábamos con los instrumentos abajo del brazo y nos quedábamos en la casa un primo o de un amigo. Pagábamos cifras astronómicas en los estudios, grabábamos el disco y no metíamos ningún tema. Así que volvíamos a ahorrar para repetir la historia. Fue tanto el sacrificio que cuando viene lo bueno nos sentimos felices, pero seguimos trabajando con calma. Quizás sea un defecto nuestro el de no celebrar los triunfos pero sí vivir las tristezas a pleno. Esa es nuestra forma de ser, pero que Raniero se fije en nosotros nos produce mucha alegría.
—¿Qué te motivaba a seguir adelante cuando se te cerraban las puertas y los discos no funcionaban?
—Que cuando íbamos a tocar a la gente le gustaba, sumado a mi vocación porque esto es lo que amo. Eso es lo que te motiva a seguir intentado. Yo soy mucho más feliz en un estudio de grabación que si hubiera trabajado en otra cosa, aunque tal vez hubiera ganado 15 veces más que acá. No olvides que durante casi 20 años no gané un peso y sé que si hubiera optado por una carrera universitaria me hubiera ido mucho mejor económicamente. Pero no importaba porque esta era nuestra vocación; seguimos nuestra estrella, que era la de tocar.
—¿Por qué creés que el público se siente tan cercano a tu música?
—Yo creo que esto se basa en las canciones, pero también en lo importante de tener los pies sobre la tierra. Yo soy cristalino y soy la misma persona arriba y abajo del escenario. Si me encuentro a un conocido mientras estoy cantando lo saludo en medio de la canción porque me gusta mantener esa espontaneidad. Pero no es pensado, “Soy normal, natural”, como la canción de Los Van Van (se ríe). Lo que más me sorprende fue el fenómeno que se generó de que mi música le gusta a un niño de cinco años y a un tipo de 90. No sé por qué pasa... Bueno, en realidad creo que la clave está en ser cristalino, pero no hay una estrategia. Todo se fue dando de manera natural.

—Y ya que al inicio de esta entrevista hablamos de lo que representa la idea de “Otra historia” y de lo que se viene, ¿de qué cosas estás agradecido en esta etapa de tu vida?
—Al sacrificio, a la lucha, al trabajo y a la perseverancia. No te olvides que cuando recién empezamos no nos conocía nadie y durante 20 años fue todo en silencio. No existía la popularidad; todo se hizo luchando y trabajando sin ayuda de nadie... Perdón, sí hubo una persona extraordinaria en el camino: el bandoneonista “El Zurdo” Alfonso, que lamentablemente falleció en un accidente y que nos salió de garantía para sacar un préstamo para comprar equipos. Él nos ayudó en la época de Sonido Caracol para poder salir adelante, pero después trabajamos solos. Este apoyo masivo vino luego de 20 años y estoy agradecido por el cariño y el respeto que recibo; yo tengo una relación con la gente que no es de idolatría, sino de respeto mutuo. Y la mejor forma de devolvérselo es tocando al máximo de nuestras posibilidades. Eso es lo que van a poder ver este sábado en el Antel Arena con “Otra historia”.