Albert Plá y Diego Cortés, una dupla que llega a La Trastienda con un repertorio sorpresa

Diego Cortés y Albert Plá. Foto: Difusión.

ENTREVISTA

Este jueves, los músicos españoles se presentarán en La Trastienda con un espectáculo basado en la improvisación de su repertorio. Antes de eso, Plá dialogó con El País.

Trabajó en un taller de pantalones y camisas hasta que “de un día para el otro” se convirtió en músico profesional. Así define Albert Plá el inicio de su carrera. “Gané un concurso y cambié de rumbo sin saberlo. No tuve tiempo de hacer bares ni de probar bandas”, le comenta, vía telefónica, el catalán a El País.

El artista de voz susurrada y letras repletas de ironía se refiere al Certamen Nacional de Cantautores, ese que ganó en 1988 y que le cambió la vida. Desde aquel episodio, le puso música a películas como Carne trémula, de Pedro Almodóvar; grabó grandes discos como No solo de rumba vive el hombre (1992) y La diferencia (2008); y ha girado sin descanso por toda España y Latinoamérica.

Y en este tiempo, el músico entabló un vínculo estrecho con Uruguay. Todo empezó en 2002 en el Gran Bar Retiro del Parque Rodó, pasó por lugares como el Cine Teatro Plaza y el Teatro Solís —allí, en 2019, presentó el espectáculo Miedo—, se declaró fanático de Leo Maslíah —“Es el mejor cantautor del mundo”, le dijo a El País en 2014— y hasta escribió su primera novela, España de mierda, en La Pedrera.

Ahora está de regreso en Montevideo y esta noche se presentará en La Trastienda junto a Diego Cortés, el célebre guitarrista de flamenco que colaboró con figuras como Paco de Lucía y Santana. Sin embargo, el plan original era otro. En realidad, Plá iba a llegar a Uruguay en marzo y presentaría ¿Os acordáis?, un unipersonal que creó en la etapa más oscura de la pandemia. “Es verdad que estoy haciendo ese otro espectáculo”, le admite a El País. “Pero como surgió la oportunidad de venir a Uruguay con Diego, cambié de idea; era una propuesta irrechazable”, dice, entre risas.

Es que, a esta altura, la relación entre ambos es tan fuerte que Plá no podía negarse a compartir un escenario con el guitarrista. “Yo llegué a Diego hace muchos años por admiración y desde ahí surgió una amistad muy grande. Es una persona tan agradable que te da la garantía de que todo va a ir bien”.

Y al igual que su visita al Solís en 2014, el dúo se presentará en La Trastienda con un espectáculo basado en la improvisación. “Vamos a ir haciendo una canción de hace poco y una de hace mucho”, dice con una carcajada. “Vamos a ver la onda del público, pero, en principio, la idea es ir a hacer lo que nos plazca en el momento”.

Si bien esa dinámica le impide dar mayores detalles del repertorio, sí le confirma a El País que interpretará “¿Os acordáis?”, que compuso en pandemia y que da nombre a su último espectáculo. Y, para todo aquel que no conozca su obra, esa canción de 10 minutos es una buena forma de acercarse a su propuesta.

Acompañado de sutiles golpes de percusión, coros femeninos, climas oscuros de teclados y la constante de dos acordes de guitarra, Plá construye con voz susurrada un irónico análisis del impacto del coronavirus. “Los falsos profetas fueron desenmascarados, / Se cayeron sus dioses de barro, / Los reyes quedaron sin reino, / Los sabelotodo humillados, / Los científicos más listos parecían tontitos”, asegura en esa larga canción que simboliza el tiempo que duró el confinamiento.

“Como en la pandemia tuve tanto tiempo libre, la escribí y la grabé de cualquier manera. Y como parece que no tiene fin, en los conciertos la toco hasta que me canso”, dice. “Fue todo un ejercicio porque con solo dos acordes puedes decir, rimar, acelerar o poner 1500 melodías”.

¿Os acordáis?” resume el espíritu libre, experimental y sugerente de su obra. “Me gusta hacer conciertos con gente bailando, pero prefiero salir a contar una historia y tener a la gente tranquila porque, a veces, de tanto gritar la gente no te escucha. En cambio, si cantas de una manera más sutil y le pones una especie de almohada debajo, todo se entiende”, dice.

Eso sí, Plá tiene claro que la aprobación del público no es unánime. “La primera vez que canté una canción a 10 personas, noté que a una persona le gustaba, que otra la entendía más o menos y que a los ocho restantes no les pasaba nada”, admite. “Lo bueno es que el mundo es tan grande que las proporciones me dan para encontrar a gente que le apetezca escuchar lo que digo. Es justo”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar