Por Belén Fourment
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La foto es esta: Daniela Mercury, tras pisar el escenario con ímpetu de amazona, convoca a todas las artistas de la noche —Laura Canoura, Vanesa Britos, Sofía Alvez, Catherine Vergnes, Soledad Ramírez, Agustina Morales y, confundiéndola con Lali, también le hace lugar a Luana Persíncula— y les comparte el micrófono para hacer, juntas, "O Canto da Cidade". O esta: la de Lali Espósito como un recorte rojo tras la cortina de lluvia, con más brillo que los rayos que cruzan el cielo de tormenta eléctrica. O esta: la de la marea humana que aplaude, grita y celebra, y por un instante deja que el agua se lleve todas las polémicas.
Este domingo, el festival Acá Estamos, el evento cumbre del Mes de la Mujer en las actividades propuestas por la Intendencia de Montevideo, fue lo que quiso ser: una fiesta popular que convocó a más de 50.000 personas sobre la Rambla Wilson de Punta Carretas, y que le dio el escenario a las artistas mujeres en un gesto político en pos de la igualdad de género. Nunca un evento así de masivo había tenido, en Uruguay, esta característica.
En la previa, toda la conversación estuvo centrada en el costo del espectáculo, y en la polémica generada por las cifras de los contratos de Lali (U$S 256.478) y Daniela Mercury (U$S 62.387). La oposición del gobierno capitalino criticó con fiereza el gasto entendido como excesivo que, desde la Intendencia liderada por Carolina Cosse, fue defendido como una inversión en cultura. Se esperaba financiarlo con el apoyo de sponsors privados y con las entradas vendidas; hasta la tarde se había comercializado un tercio de los tickets disponibles.
A la discusión se le agregó, ya en la cuenta regresiva, el mal tiempo: la lluvia del mediodía obligó a retrasar el horario de inicio de los shows, originalmente previstos para las 15.00. Se consideró levantar algunas de las actuaciones de artistas locales, como reveló en sus redes la propia convocada Catherine Vergnes, pero al final se optó por acortar las presentaciones y cumplir con todas.
A cor dessa cidade sou eu
— TVCIUDAD (@TVCIUDADuy) March 20, 2023
O canto dessa cidade é meu... 🎶#AcáEstamos juntas cantan a Montevideo @danielamercury @lauracanoura @VaneBritos15 @aguspadillauy @CatheVergnes @agusmor_ @soledadra @PersinculaLuana y Sofía Alvez 🔥 por #TVCiudad 💜 #NoEstásSola ✊ pic.twitter.com/9EemPrPvII
Sin embargo, de todo eso, lo único que se hizo sentir en la Rambla fueron el barro y los contados comentarios que llegaron desde el escenario. Las presentadoras Lucila Rada y Florencia Infante, figuras de TV Ciudad, canal que estuvo a cargo de la transmisión televisiva, agradecieron con énfasis a Cosse por la iniciativa y minimizaron las voces contrarias. Mercury dijo que "no hay democracia cuando las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres", y que "necesitamos de todos para que la democracia sea verdadera". Lali, al final, valoró la existencia de un evento que celebrara a las artistas mujeres y reclamó: "Parece que solo se puede criticar a nosotras, ¿verdad?".
Lo demás fue, todo, una dosis de alegría espontánea y popular. Sobre las críticas, los cuestionamientos y el lodo, se impusieron las canciones: el folclore enérgico y festivo de Catherine Vergnes, la frescura pop de Soledad Ramírez y Agus Morales, la composición personal y potente de Sofía Alvez, la plena arrolladora de Vanesa Britos, Agus Padilla y su infeccioso reggaetón.
Ya entrada la noche, Laura Canoura despuntó su versión más rockera y atrapó a la multitud con la fuerza de "Detrás del miedo", "Mujeres como yo", "Al sur de tu corazón". La audiencia, heterogénea y millennial, no hizo diferencias ni en la calidez ni en el respeto con el que escuchó cada show. Canoura se fue ovacionada.
Después, Daniela Mercury cubrió el escenario con una falda dorada que le dio a su pasada un halo de magia. Su espectáculo fue una clase magistral de carisma, raíz e identidad: una celebración de la cultura brasileña, la cultura afrodescendiente, la cultura bahiana. Hizo cruzar el candomblé con el candombe en unas oleadas de palmas arrítmicas, y armó su propio carnaval, su propia fiesta, con proclamas de feminismo, antirracismo y revolución.
La cerró con todas las artistas uruguayas en escena, una versión a capella y colectiva de "Río de los pájaros", y la confusión entre Luana y Lali que quedará como la anécdota más simpática de Acá Estamos. Fue deslumbrante.
Entonces llegó Lali, que dos semanas después de agotar entradas en el Estadio Vélez Sarsfield, repitió hazaña y puso a 50.000 personas a cantar "Disciplina", "N5", "Ego", con la intensidad de un ritual. La versión comprimida de su Disciplina Tour tuvo de todo: cambios de vestuario, cuadros de baile, besos apasionados y la entrega de una performer de indiscutible calidad.
La lluvia —que limitó sus interacciones y le robó al menos dos canciones al setlist— fue un agregado casi simbólico, poético: las mujeres se adueñaron del escenario, y no hubo agua (ni discusión, ni ruido) que pudiera con tanto fuego.