CARLOS REYES
El sábado de noche en la Plaza Gomensoro Mónica Navarro dio un gran show, imprimiéndole al tango un estilo heterodoxo y personal. La función promete repetirse hoy, en Punta del Este, donde estará en la Plaza Artigas a las 21 hs., con entrada libre
En un escenario móvil ubicado sobre la rambla, cuatro músicos acompañaron a la cantante en la presentación de su disco Paquetito de tangos, editado por Bizarro en año pasado. Y pese a la distancia que separaba a la artista del público (que estaba sentado sobre el pasto, o en sillas, a unos cuantos metros), la cantante consiguió crear un ambiente íntimo y dar un espectáculo lleno de sorpresas.
La ayudó el repertorio, armado con tangos populares, reconocibles, pero interpretados en un estilo vigoroso y muy propio. Eladia Blázquez tuvo gran protagonismo, con Sueño de Barrilete y El corazón al Sur, esta última sabiamente continuada en Mañana en el Abasto, de Luca Prodan. Con esos dos tributos espontáneos, Navarro conquistó a los espectadores, desde los veteranos a los jóvenes, que también festejaron la inclusión de un tema de Fito Páez en el programa.
Junto a las canciones que propiciaron un desempeño histriónico (como la desgarrada Fuimos, de José Dames y Homero Manzi), la intérprete se ganó a la platea hablando con franqueza, con algo de humor, alguna reflexión y mucha ternura.
Al avanzar la actuación, y sin dejar de conversar con la gente, el público fue sorprendido por un espectro aún más amplio, que abarcó desde la lúdica y experimental Quiero ser un muñeco, de Gustavo José Peña Casanova, hasta lo más reconocible de Tita Merello. Como Madame Bovary, de Liliana Felipe, fue poniendo fin a una velada divertida y musicalmente valiosa, que a pedido de la artista culminó sin gritos histéricos, como una reunión de amigos.
Una actriz cantante
Mónica Navarro (Buenos Aires, 1968) comenzó su carrera en su ciudad natal, visitando Montevideo como actriz con la obra teatral "La lección de Anatomía". Ya instalada de este lado del río, fue convocada por Tabaré Rivero en 1997, integrando por una década la popular banda de rock nacional. Además, sus estudios con gente de teatro como Alberto Restuccia y Luis Cerminara, entre otros, así como con figuras vinculadas al carnaval, terminaron de completar su rango abierto de inquietudes estéticas. Todas esas influencias se pueden notar en sus tangos, sueltos, frescos, de gran libertad.