Misterioso secreto de los Templarios

| Las claves para el hallazgo de una fortuna se ocultan en varios monumentos históricos

AVENTUREROS. Emulos de Indiana Jones: Nicolas Cage y Diane Krüger en pos de un secreto ancestral. 200x135
AVENTUREROS. Emulos de Indiana Jones: Nicolas Cage y Diane Krüger en pos de un secreto ancestral.

GUILLERMO ZAPIOLA

Una mezcla de las aventuras de Indiana Jones con El código Da Vinci (menos sus discutibles alcances religiosos) constituyen la sustancia de La leyenda del tesoro perdido, aventura dirigida por Jon Turteltaub y protagonizada por Nicolas Cage que se exhibe actualmente en Montevideo. Hay otro nombre, por lo menos, que puede caracterizar al producto desde el vamos: el del productor Jerry Bruckheimer, especializado en aventuras y espectáculos de acción de gran presupuesto, cuyos antecedentes incluyen La roca, Con Air, Pearl Harbor, La caída del Halcón Negro y (acaso el título que tenga más que ver con este que va ahora) La maldición del Perla Negra.

Por supuesto, la búsqueda del tesoro es un tema arquetípico en la tradición del relato de aventuras, que en literatura lleva inevitablemente a evocar los nombres de Verne, Stevenson, Salgari o Ridder Haggard. Esta nueva variante del asunto imagina la existencia de una fortuna oculta mayor que cualquier otra, reunida hace siglos por los extintos Caballeros Templarios. Por razones que se aclaran de a poco a lo largo de la película, la información al respecto pasó por las manos de la Padres Fundadores de los Estados Unidos, quienes dejaron pistas para facilitar su hallazgo en los lugares más inesperados. incluyendo el diseño de los billetes de banco y la Campana de la Libertad de Filadelfia. La clave principal se encuentra empero en un sitio muy público al que resulta empero imposible acceder: la parte de atrás del original de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos.

Allí comienzan las desventuras del protagonista del film, Benjamin Franklin Gates (Cage), cuya familia ha intentado descifrar el misterio a lo largo de las generaciones. Cuando arranca el film, el personaje de Cage averigua que un pérfido adversario suyo (Sean Bean) ha descubierto lo mismo que él, y se dispone a robar la Declaración. Hay que ganarle de mano.

La aventura que se desencadena a partir de ese momento incluye la necesidad de Cage de incorporar a un genio de la tecnología (Justin Bartha) y una atractiva encargada de los Archivos Nacionales (Diane Kruger). El productor Bruckheimer ha explicado sus motivos: "Yo siempre quise hacer una película de búsqueda del tesoro ingeniosa y llena de códigos secretos, misterios, héroes, villanos y abundantes giros inesperados. A todo el mundo le gusta un buen misterio, y éste es especialmente emocionante porque está saturado de verdadera historia americana. Si además le agregas la audaz idea de planear un asalto para robar la Declaración de la Independencia, la diversión realmente comienza".

El film fue escrito por Jim Kouf, Cormac y Marianne Wibberley, sobre una historia del primero, Oren Aviv y Charles Segars. El director es Jon Turteltaub, el de la comedia Mientras dormías y el asunto de "buenas ondas" Fenómeno, con John Travolta. Hay otros nombres prestigiosos en los créditos de La leyenda del tesoro perdido, entre ellos los del notable director de fotografía Caleb Deschanel (El corcel negro, La pasión de Cristo), y los de los intérpretes secundarios Jon Voight, Harvey Keitel y Christopher Plummer, que acompañan a Cage en esta sobresaltada búsqueda una fortuna legendaria.

Declaraciones de los autores

"La idea de un mapa del tesoro escondido en la parte de atrás de la Declaración de la Independencia realmente me emocionó", sostiene Jon Turteltaub, director de La leyenda del tesoro perdido. El cineasta agrega: "Normalmente, en una película de búsqueda de tesoros, el truco es la forma cómo el explorador llega al tesoro. Pero en esta película parte de la diversión es cómo Nicolas Cage consigue el mapa y luego lo protege porque su valor es incalculable aún sin el tesoro. De modo que todo eso combinado de inmediato me dijo: aquí tenemos aventura, tenemos crimen, hay personajes que tienen que ser astutos e ingeniosos, y se volvió aún más emocionante". Y aún más: "Las pistas de la historia surgen de cartas y monumentos históricos verdaderos, y los inventos están basados en ideas reales y en cosas que verdaderamente existieron".

El productor ejecutivo Chad Oman amplía la idea: "Una de las cosas que nos atrajeron en La leyenda del tesoro perdido es que es una aventura divertida e imaginativa para toda clase de públicos. Es una película de crimen, una búsqueda de tesoro, tiene elementos de romance y comedia, y encima de toda la acción y el humor, tiene una conexión fascinante con la realidad".

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