No es novedad que la edad de Mirtha Legrand es uno de los tema de debate y bromas de la farándula porteña. Pero haciendo a un lado todo tipo de suspicacias, la diva argentina festeja hoy su cumpleaños número 80.
Nacida Rosa María Juana Martínez Suárez en Villa Cañás (Santa Fe), la reina madre de la televisión argentina recibirá hoy un homenaje de la televisión de su país, que se transmitirá por el canal Volver desde las 15 hs. Consiste en la emisión de sus películas más recordadas, en las que la Chiqui compartió elenco con figuras como Tita Merello y Alfredo Alcón. El tributo incluye El amor nunca muere, de Luis César Amadori; Como tú lo soñaste, de Lucas Demare; y La pícara soñadora, de Ernesto Arancibia.
La actriz y conductora de los clásicos almuerzos ha protagonizado en su propia mesa del mediodía más de un episodio vinculado a su edad. Tal fue el caso del comentario de una invitada suya, la supuesta hija de Evita, quien le manifestó a Mirtha que a su admiración por ella se sumaba que si Eva viviese tendría la misma edad que Mirtha. El salto de la diva de la tele fue acompañado por un rotundo: "Yo no tengo la edad que tendría Evita".
Más acertada estuvo la Hermana Bernarda (la que cocina en el canal de cable) cuando invitada tres años atrás a la mesa de los famosos protagonizó el siguiente diálogo: "¿Hermana que edad tiene?", pregunta Legrand, y la monjita le dijo, "tenemos la misma, 77". Mirtha roja como un tomate, le dijo: "hermana, como sabe?..."
única. Pero más allá de ese aspecto tantas veces anecdótico que tiene la edad, lo cierto es que Mirtha se ha convertido en referente indiscutible de la pantalla chica argentina, y el paso de los años, lejos de debilitarla parece haberla fortalecido. Es que al prodigio de llegar a la vejez en tan buen estado físico y mental se suma el récord de permanencia de su programa Almorzando con Mirtha Legrand, que va camino a su temporada número 40. "Nunca he tenido grandes niveles de audiencia, pero tengo un público muy fiel y grandes avisadores, por lo que el canal gana dinero conmigo", afirma.
La clave del programa fue definida por una doble actitud de la conductora: hablar con sus invitados como si estuvieran sentados a la mesa de una tía o una abuela canchera, pero preguntar con la insistencia de un periodista de pura sangre.
Esa fórmula, que recorrió canales y décadas, ha hecho hablar a los más reservados, y contar sus más guardados secretos a las mayores figuras mediáticas. Tampoco ha faltado el toque de franqueza que caló hondo en la gente, como cuando sintió la necesidad de compartir con su público su dolor ante la muerte de su marido Daniel Tinayre. "Me arrepiento de eso porque uno no tiene que volver a la televisión cuando no está en condiciones".
Además, sus recursos como conductora se han multiplicado con el paso del tiempo, modernizándose ella a medida que los años avanzan. Y como botón de muestra basta citar sus conversaciones con los que están parados detrás de cámaras.
Sin embargo, al pasar raya a toda una vida dedicada a la comunicación, la artista reconoce que la televisión le ha enseñado mucho. "Las actrices de cine, como yo, vivíamos como en una especie de torre de marfil. Nada nos llegaba, como que todo nos resbalaba. Y la televisión me ha humanizado. Ahora me conduelo de cosas que antes no me importaban. La televisión me ayudó a madurar".
No obstante, la diva se prepara para su último almuerzo de esta temporada en Mar del Plata, que será el próximo miércoles, para tomarse luego unas vacaciones hasta abril.
Lección: "La televisión me ha hecho madurar, y ahora me conduelo de cosas que antes no"