HENRY SEGURA
En 2001 actuaron por última vez en Montevideo. Unos cuantos años antes habían deslumbrado a los uruguayos que descubrían en Pilobolus a una de las compañías de danza contemporánea más importantes. El martes y miércoles próximos estarán en el Solís.
El espectáculo que traen se llama Metamorfosis, la unión de cinco piezas creadas en diferentes etapas en la vida del grupo que ahora está celebrando sus cuarenta años de existencia. Untitled es de 1975, Duet de 1992, Redline y The Transformation de 2009 y Hapless Holligan in Still Moving de 2010. Esta última obra, de 28 minutos, nació de la colaboración entre Art Spiegelman, artista gráfico premiado con el Pulitzer, con Michael Tracy y los bailarines. Es una tragicomedia romántica sobre el matrimonio de Hap y Lulu, separado en la vida y reunido después de las muertes, representada con la interacción de los diseños animados y los bailarines, siguiendo clásicos del jazz y del cabaret. Otro dato relevante: la banda sonora fue compuesta por Rad Kaplowitz, un artista que fue candidato al Tony, el Oscar del teatro estadounidense.
Desde su nacimiento en 1971, el grupo estadounidense se propuso la creación colectiva como método de trabajo. Para entrar al grupo no solamente hay que saber bailar y tener una gran habilidad física, sino que además debe mostrarse un espíritu de integración tan determinante como las otras cualidades. La semana pasada, Jun Kuribayashi, responsable del grupo que salió de gira hacia el sur latinoamericano, contaba en Brasil que en Pilobolus no se contrata a nadie con mal carácter o egoísta. "Ya hubo casos de admiración a la persona durante toda la evaluación, de haber pasado todas las pruebas y, en la entrevista, percibimos que no iríamos a poder trabajar con ella, por ser muy egoísta", decía.
Seis meses de cada año están destinados a viajar para presentar sus espectáculos y los otros seis se quedan en Connecticut. "Nuestra rutina es muy específica. Cuando no estamos fuera del país, quedamos adentro de la sala, ensayando, creando... No tenemos tiempo ni para enamorarnos", aclaraba Kuribayashi. Ese método de creación no desconoce la estructura organizativa de la compañía compuesta por un director ejecutivo, tres directores artísticos y siete bailarines.
La imaginación, la diversión, la poesía, los climas oscilantes e imprevisibles, son los puntos hacia los que se dirigen las propuestas del grupo en escena. "Justo como la vida", ha dicho Robert Barnett, uno de sus fundadores.
Para llegar a conformar una obra se necesita mucho tiempo de juego e improvisación. Barnett explicaba en una entrevista con El Universal de México, que "El material pre existe, es decir, las imágenes en muchos sentidos ustedes las conocen, pero se manifiestan en el escenario cuando un grupo de personas inteligentemente imaginativas que han pasado semanas en una sala creando. Un baile se convierte, entonces, en un registro de esta sociedad incipiente, como frutas al calor del sol". La utilización del juego lleva a la innovación.
No hay que confundir a Pilobolus con los nuevos espectáculos circenses que se han apoderado de los escenarios de teatros importantes. Son bailarines que tienen una gran habilidad atlética y, sobre todo, una gran capacidad interpretativa. "Podemos ser uno o miles a la vez, las posibilidades del cuerpo son infinitas, y en ese infinito nos perdemos", asegura Barnett.
HONGOS. Crean tres obras nuevas por año, continuando con representaciones de obras concebidas en otros tiempos. Son auto suficientes desde el punto de vista organizativo, porque ellos mismos se encargan de la dirección, la coreografía, la producción y la promoción. Pero también tienen el reconocimiento público, porque su organización está exenta de impuesto y recibe contribuciones de la Comisión de Cultura y Turismo de Connecticut, mientras que la fundación Met es el patrocinador oficial de las giras.
El colectivo se mueve en torno a tres áreas de trabajo. el Pilobolus Dance Theatre (compañía itinerante compuesta por siete personas), el Pilobolus Institute que se encarga de todo el desarrollo educativo, y el Pilobolus Creative Services destinado a atender actividades con organizaciones comerciales o artísticas de fuera de la compañía. La ecuación puede traducirse como la suma de tres palabras: estímulo, educación, expansión.
Siempre están haciendo honor al nombre que eligieron sus fundadores Moses Pendleton y Jonathan Wolken: Pilobolus es un hongo fototrópico, es decir, que adora el sol y que crece entre los pastizales. Cuando están maduros, las bolsas de esporas que tienen en el pequeño sombrero que desarrollan son expulsadas a enorme velocidad sobre los animales que pastan.
En los cuarenta años de trayectoria que celebran existieron momentos especiales. No son pocos los que señalan la actuación en la ceremonia de entrega del Oscar 2007 como uno de sus puntos más altos. Con su singular estilo recrearon imágenes de muchas películas (Pequeña Miss Sunshine, Los infiltrados, Happy Feet el pingüino, El diablo viste a la moda, entre otras) para un auditorio de un billón de personas en todo el mundo.
En cuarenta años han cosechado además un rosario de elogios críticos desde los medios más especializados hasta los más masivos. El New York Times, por ejemplo, se ha ocupado siempre de la compañía que en su consideración "ha aportado una bocanada de aire fresco muy bienvenida al clima solemne de la danza moderna en Nueva York", recordando que "parte de la alegría de las presentaciones del Pilobolus Dance Theatre es el entusiasmo vociferante que la compañía extrae de forma peculiar de su público". En una de esas crónicas el mismo diario sostuvo de manera muy ilustrativa que se trata "de una nueva forma de danza pop. Una forma para la cual el cielo puede ser el límite".
La compañía llega a Uruguay tras realizar cinco presentaciones en Brasil, terminadas anoche en Porto Alegre. La del martes en el Solís es presentada por el Centro Cultural de Música, a la que se sumará otra el miercoles. Serán las únicas oportunidades para acercarse a una forma muy particular de hacer danza, en la cual lo artístico es capaz de unir el rigor con la popularidad. "Estamos fundamentalmente interesados en una definición de la danza, pero la magia que creamos está en el ojo del espectador", aseguraba humildemente Burnett, el director artístico del grupo.
Arte y docencia
Aparte del espectáculo sobre el escenario del Solís, Pilobolus realizará una master class dirigida a bailarines profesionales y docentes con formación en danza contemporánea y acrobática. El encuentro, organizado por el Teatro Solís y la Embajada de los Estados Unidos, forma parte del programa profesional que lleva adelante el Departamento de Educación del teatro, con el objetivo de contribuir al crecimiento profesional de los artistas uruguayos.