GUILLERMO ZAPIOLA
Fue un fracaso de público y la opinión crítica ha estado dividida, pero George Lucas no se rinde. Está empeñado en relanzar "Red Tails", su epopeya sobre la participación "afroamericana" en la Segunda Guerra Mundial, y hasta sueña con el Oscar.
El film, producido por Lucas, dirigido por Anthony Hemingway e interpretado entre otros por Cuba Gooding Jr. y Terrence Howard, cuenta las hazañas de la escuadrilla Tuskegee, una unidad de combate de la Fuerza Aérea norteamericana integrada por pilotos "afroamericanos". Costó unos cincuenta y ocho millones de dólares, se la estrenó en Estados Unidos el pasado 20 de enero, tuvo crítica dividida y el público no acudió a la cita. Las recaudaciones norteamericanas al pasado 3 de junio estaban en apenas algo más de 48 millones, es decir, diez por debajo del presupuesto. No es exactamente un éxito comercial.
Para Lucas, quien desde Star Wars para acá está acostumbrado más bien a los éxitos masivos, el funcionamiento en taquilla del film constituyó sin duda una vasta decepción. Para peor, se trataba de un proyecto que encaró como una "labor de amor": lo imaginó por primera vez hace 23 años, y se tomó su tiempo para encargar la redacción del libreto, seleccionar el elenco y el equipo técnico, impulsar el rodaje, terminar el film y llegar a las salas de estreno.
Mientras el autor de las Star Wars se tomaba ese trabajo, la historia de la escuadrilla Tuskegee llegó a ser el tema de un sólido telefilm de HBO, The Tuskegee Airmen (1995), dirigido por Robert Markowitz y protagonizado por Larry Fishburne. Pero Lucas quería que la historia fuera contada por un director "afroamericano", y finalmente optó por Anthony Hemingway, quien insistió (y el productor estuvo de acuerdo) en que la película evitara el tono de "victimización social" y destacara la excelencia y el coraje de sus personajes. "El cine negro americano está muy preocupado por las diferentes formas de esclavitud", se queja Hemingway. "Nosotros, los negros, tenemos otras historias. Con el apoyo de Lucas fui tras ellas. Esta es una película de equipo".
Hoy dice que su error fue apostar a una historia con actores casi exclusivamente "afroamericanos". De hecho, otro film bélico con combatientes negros, Miracle at St. Anna (2008) de Spike Lee, también falló en taquilla. Lo que no queda claro es si la raza de los personajes realmente jugó un papel en ese fracaso, o si simplemente al público no le interesó ver una determinada película, independientemente de si sus personajes eran blancos, negros, pieles rojas o asiáticos.
De todos modos Lucas ha decidido no rendirse, no está acostumbrado a los fracasos de público, claro, y ha diseñado toda una campaña de relanzamiento con la que espera revertir esa mala salida inicial. Empezó con una función fuera de concurso en el reciente Festival de Cannes, donde recibió elogios de la prensa francesa, y más cerca se la estrenó en Irlanda e Inglaterra, también con buenas críticas. Actualmente no descarta la posibilidad de un reestreno en salas norteamericanas, cerca de fin de año, fecha en que los integrantes de la Academia de Hollywood suelen estar más atentos a lo que aparece en pantalla de cara a las candidaturas de los Oscar.
Hay de todos modos algo de paradójico y contradictorio en la manera en que Lucas está manejando su película. En principio se la promovió como un film de acción, algo así como Star Wars pero con pilotos negros y nazis en lugar de los Combatientes de la Libertad y las fuerzas del Imperio. Luego de las reacciones europeas, la publicidad está enfatizando en cambio un carácter de "film de arte" con tema "comprometido" (el racismo) y un componente de "historia social" que no estaba en los cálculos previos. Habrá que esperar a ver qué pasa.
Una fascinación por las escenas de lucha aérea
George Lucas es famoso por su admiración por las películas bélicas, y sobre todo las batallas aéreas. Ha estudiado cuidadosamente las escenas de combate del clásico film Alas (1927 de William Wellman), y de varias producciones sobre la Segunda Guerra Mundial, y volcó parte de ese aprendizaje en las luchas intergalácticas de Star Wars.
Es ese aspecto bélico el que, según opina el pretigioso crítico Roger Ebert, funciona mejor en Red Tails. Ebert piensa que Lucas se equivoca al promover su película polemizando sobre el racismo y temas conexos. Según él, debió decir más bien "es Star Wars, Episodio VII", y hubiera encontrado más rápidamente una conexión con el público.