AGENCIAS Y EL PAÍS
Mientras llueven las críticas por su nuevo disco, los U2 decidieron emular a Los Beatles y el viernes tocaron en la azotea de la BBC de Londres. Y Bono, como es su costumbre, siguió refutando denuncias y lanzando polémicas declaraciones.
Viernes a la noche. Una multitud invade las calles y veredas próximas al edificio de la BBC, en pleno centro de Londres. La policía pone vallas y corta la circulación del tránsito. No es una manifestación. Nadie corre pero todos miran hacia arriba y deliran. La atracción es U2. Los irlandeses no están firmando autógrafos ni sacándose fotos con sus fans. Están tocando en la azotea de la cadena inglesa.
Para los londinenses y para el mundo, la imagen es un ícono de la cultura rock. El 30 de enero de 1969, Los Beatles tocaron por última vez en vivo en otra azotea de Londres, la del emblemático estudio Apple Records. Pero lo de los irlandeses también remite al clip de Where the Streets Have No Name, uno de los cortes de difusión del álbum Joshua tree (1987) de U2, que fue filmado Liquor Store en Los Angeles.
Emulando aquellos conciertos, los U2 hicieron esta nueva jugada "marketinera" no sólo como estrategia para difundir su último álbum, No line on the horizon. En buena media, los liderados por Bono Voz intentan ganarle la pulseada a las críticas mientras hacen lo imposible por conservar su imagen de "banda de culto".
Este nuevo disco, el número doce de su discografía, ya se lanzó en Irlanda y esta semana llegará al resto de Europa. Mientras tanto se multiplican los sitios en Internet de donde bajarlo sin pagar un peso.
Parte de la crítica especializada le dio su bendición al disco. Los más aventurados le otorgaron el pomposo título de "mejor disco de U2 desde Achtung baby". Pero también le llovieron las críticas negativas, a pesar de que muchas resaltaban como valioso el regreso de la dupla de Bian Eno y Daniel Lanois a la producción.
Varios reportes de prensa ya se hicieron eco del disgusto de Bono por estos juicios negativos. Sin embargo, las reacciones más jugosas del carismático cantante vienen por críticas no tan musicales.
Tanto los medios como varias organizaciones internacionales no disimularon sus objeciones a los U2 por dejar de pagar sus impuestos en Irlanda y hacerlo en Holanda. Ese salto "impositivo" de la isla al continente llevó a que se cargaran las tintas especialmente contra Bono.
"Pagamos millones y millones de dólares de impuestos; lo que nos hirió es la acusación de hipocresía en relación a mi trabajo como activista contra la pobreza en el mundo", declaró Bono al diario Irish Times. Y lamentó que "para la gente que no conozca nuestra música es muy fácil tener una opinión sobre nosotros; sólo hacen circular estereotipos y caricaturas sobre nosotros". La decisión de no pagar sus impuestos en Irlanda fue tomada por los U2 a raíz de un cambio en la legislación que regula la excención de impuestos de los derechos de autor.
Pero las polémicas con Bono no terminan aquí. Poco antes de que subiera con su banda a la azotea de la BBC, el viernes pasado, Bono se despachó contra Chris Martin, vocalista del grupo Coldplay. Con un gesto "poco usual", Bono calificó a Martin como un disfuncional y cretino. Sus palabras fueron: "Obviamente él es un personaje completamente disfuncional y un cretino, pero también es un melodista genio". Y como era previsible, pocas horas después se esmeró en pedir disculpas por su arrebato crítico.