CARLOS REYES
Hoy a las 21 horas en El Galpón se estrena "Se busca un tenor", una comedia de Ken Ludwig que lleva a escena Jorge Denevi. El reconocido vestuarista Nelson Mancebo no solamente tiene a cargo la ambientación y la escenografía: también promueve con su propia imagen, la del espectáculo.
Son más de cuatro décadas de trayectoria, en las que Nelson Mancebo ha recorrido cambios e innovaciones en la escena local, pero también en la ambientación de eventos. "Mis primeros trabajos se remontan a El Galpón, antes de la dictadura. Pero yo siempre fui trabajando con mi misma estética: no modifiqué mi forma de ser. Siempre estuve interesado en la estética, con una visión de conjunto de todo el espectáculo, y a mí jamás El Galpón me dijo, `tenés que hacer un espectáculo de izquierda, o de derecha`. Siempre fui muy libre en todo lo que tuve que hacer en mi carrera. Incluso en la dictadura, siempre hice las obras que consideraba que tenía que hacer, con el mismo rigor y la misma estética que las puedo hacer hoy. Yo nunca cambié mi estética", afirma con orgullo el destacado artista.
De los hitos de su carrera, evoca con particular cariño sus realizaciones junto a Luis Cerminara, a quien acompañó en sus delirios vanguardistas. "Uno de los trabajos que hice con "El Bebe" fue Prometeo encadenado, en la Alianza Francesa: con Cerminara hice cosas increíbles, porque me permitía un gran vuelo", recuerda.
Por contrapartida, con otros directores estuvo mucho más limitado. "Eduardo Schinca, él era tan clásico, que era difícil con él hacer locuras. Yo no le podía plantear a él locuras, porque él tenía claro a dónde quería llegar". En la otra punta de la cronología, hablando sobre el presente, Mancebo (Montevideo, 1948) opina: "Hoy hay muy buenos jóvenes vestuaristas, pero creo que no se han formado lo suficiente con el trabajo de las texturas, de los materiales, de las telas. No solamente hay que diseñar un traje, sino adaptarlo al actor y a cómo lo usa", sostiene.
- ¿Qué significa que Nelson Mancebo presenta "Se busca un tenor"? ¿Usted es el productor?
- No. Cuando Denevi me llamó para hacer esto, consideró que mi nombre tenía una imagen que servía publicitariamente, porque la gente asocia a mi nombre un cuidado especial de todo producto que yo haga, un glamour especial. Denevi me convocó para presentar esta obra: de alguna manera se busca envolver a toda esa gente que me conoce de las fiestas, de las distintas cosas que yo hago. Pero nosotros tenemos un sponsor, y tanto Denevi como yo lo que ponemos es nuestro trabajo.
- Pero también interviene en los rubros técnicos...
- Claro, hago la escenografía, la ambientación y el vestuario. Todo, para que todo tenga una unidad total, un mismo cuidado. Esta obra está ambientada entre los años 20 y 30, que es una época con un glamour especial. Y en este montaje estamos poniendo un hotel en Nueva York, un poco art decó, con un vestuario de época acorde, los fracs, los vestidos bordados de las mujeres, todo en el marco de una comedia de verano.
- El escenario mayor de El Galpón es difícil...
- Es difícil, porque tenemos que no perder lo que tiene que ver con acercar al público, e intentar que esta comedia no se pierda en ese gran escenario. Por eso para este espectáculo achicamos un poquito el escenario y ahí montamos la escenografía, para poder tener un poquito más de intimidad hacia la obra.
- ¿Cómo llegó del teatro a la ambientación de eventos?
- Yo empecé en el teatro a los 17 años, muy joven, como ayudante de vestuario de Guma Zorrilla, Amalia Lons, Mario Galup. Trabajé intensamente con El Galpón, cuando empezaba con la sala de 18 de Julio. Pero también trabajaba con clientas, con ropa de vestir, y me iba muy bien con eso. Y en determinado momento me vino a buscar una agencia de publicidad, para organizar eventos para empresas. O sea que ambas carreras, la del teatro y la de ambientación de eventos, son simultáneas. Lo que pasa es que cuando yo empecé, todavía en Uruguay no estaba como de moda eso de ambientar eventos. Hoy tener un coordinador de eventos, en una fiesta o en el lanzamiento de un producto, es fundamental. Pero el teatro me dio mucho conocimiento para hacer eventos.
- Pero si se hubiera quedado solamente con el teatro, ¿igual hubiera hecho dinero?
- No, para nada. Lo que pasa es que son dos cosas diferentes. Yo en el teatro siempre quise y quiero ser profesional, pero el teatro en Uruguay, incluso siendo profesional, no te da la posibilidad de vivir bien. De ninguna manera. Podés hacer una obra de un éxito total, y hacés cuatro fracasos. En plena dictadura, cuando hicimos GalileoGalilei, con Héctor Manuel Vidal, no teníamos un peso para hacerla. Y llegué a los últimos momentos y me faltaba un poco de dinero, y una amiga, la actriz Leonor Álvarez Morteo, me dijo `yo tengo guardada una platita`. Y me la dio para que termine de hacerla. Y eso que no se sabía si levantabas el telón y te la iban a dejar hacer, porque era en dictadura. Pero más allá de eso, lo que quiero decir es que todos los teatreros viven como pueden: yo elegí otra carrera para poder vivir como a mí me gustaba, agradablemente.
- ¿Usted va al teatro?
- Sí, voy. No voy tanto como me gustaría, porque hay cosas que ya no me interesan. Voy a ver lo que considero buenas cosas, y creo que algunas cosas hay muy interesantes. Pero mi profesión siempre me lleva al cuidado estético, y creo que hay un descuido estético bastante importante en estos últimos años. Más todavía si vez mucho teatro en el exterior, y comparás. Y no hablo de lujo, hablo de creatividad.
- ¿Qué opinión le merece la imagen del Presidente?
- Yo no opino de su manera de vestirse. Creo que es un personaje: a Mujica yo lo tomo tal cual es. Creo que es un personaje que es muy importante para el mundo de afuera, porque la gente lo ve con una gran seriedad. Y creo que es muy auténtico. Y la gente siempre tiene que ser auténtica, como es. No me importa de que forma Mujica se viste o no se viste: me importa lo que transmite.
Problemas de distintos tenores
"Se busca un tenor" es una clásica comedia de enredos, donde un conocido tenor italiano es contratado para una importante gala en el interior de los Estados Unidos. Consecuente con su fama de mujeriego y bebedor, todo empieza a enredarse cuando antes de la representación, bebe en exceso y no queda en condiciones de cantar. Hay que sustituirlo, y es allí cuando arrancan los equívocos.
Esposas, empresarios y amantes confundidas, son el punto de partida de una comedia que se ubica hacia 1934, y que cuenta con un elenco con muchas caras conocidas: Humberto de Vargas, Pepe Vázquez, Franklin Rodríguez, Cecilia Sánchez, Félix Correa, María Clara Vázquez y Micaela Gatti, con la participación especial de Cristina Morán.
Se ha dicho que con obras de esta índole, Ludwig compuso un vodevil más moderno, siguiendo un poco los pasos de Feydeau y Labiche.
El espectáculo dura dos horas, con diez minutos de intervalo. Irá luego del estreno los viernes y sábados a las 21 horas, y los domingos a las 20 horas.
Las entradas valen $ 300 y Socio Espectacular es gratis pero con cupo limitado a los primeros 100 socios.