NEW YORK TIMES I LYNETTE HOLLOWAY
Con letras frescas y atrevidas y un extravagante despliegue escénico, el rockero británico Robbie Williams es conocido por llenar estadios con capacidad para 80.000 personas, provocando en la audiencia reacciones similares a un gol de Inglaterra en el Mundial. ¿Pero puede provocar el mismo fervor al otro lado del Atlántico? Williams ha vendido 20 millones de discos internacionalmente. Sin embargo, en el mercado estadounidense, el más grande del mundo, es relativamente ignoto desde que comenzó a cantar hace más de una década.
Eso podría cambiar en breve. Su sello discográfico, EMI, con base en Londres, apostará fuerte para convertirlo en una marca registrada en los Estados Unidos. Pero no todos creen que su estilo pueda traducirse a las reglas del mercado estadounidense de forma satisfactoria.
A pesar de su reciente triunfo en los Premios Grammy con Norah Jones, EMI está en la cuerda floja en Estados Unidos. La empresa tiene el porcentaje de mercado más pequeño de las cinco grandes compañías discográficas en ese país y su participación en el mismo cayó del 8.55 al 8.08 % del año pasado al presente. Williams es la pieza clave en el plan desarrollado por Alain Levy, presidente del departamento mundial de EMI, para aumentar la participación del sello en el mercado estadounidense.
El año pasado, Williams renovó su contrato con EMI luego de que los mandos ejecutivos acordaron promoverlo vigorosamente en Estados Unidos. Williams firmó un contrato estimado en más de 80 millones de dólares, una suma enorme dada la atmósfera de "apretar los cinturones" que impera en el negocio de la música. El trato le da a EMI participación en las ganancias de las giras, el merchandise y los negocios editoriales de Williams.
EMI hizo la oferta luego de que Williams recibiera una lluvia de ofertas de sellos como Sony, BMG y V2, el sello musical del imperio de Richard Branson, Virgin.
LANZAMIENTO. El primero de abril, se editó el primer disco de ese contrato en Estados Unidos: Escapology. Desde que se lanzó en Europa en noviembre, el álbum ha vendido 5.5 millones de copias en ese continente y Asia, según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. Luego de diez semanas en el primer puesto en Inglaterra, fue bajado por el nuevo álbum de Massive Attack.
¿Pero puede Williams vender tantos discos en Estados Unidos? Muchos creen que no. Su música y estilo está impregnado de un exagerado sentido del humor británico que el público joven de Estados Unidos puede no apreciar. Su humor es una cruza entre lo que hace el comediante inglés Ali G., quien posa de un rapero gangsta blanco y Monty Python. En ambos casos, esos son gustos que probablemente haya que adquirirlos.
Williams también tiene la fanfarronería de Eminem, las caderas giratorias de Tom Jones y el swing de Dean Martin.
Sin embargo, la juventud estadounidense no está acostumbrada a esa mezcla de estilos en una estrella pop, según Craig Marks, editor de la revista musical Blender. Para Marks, los británicos que han triunfado en Estados Unidos como los Beatles, Rolling Stones o, más acá en el tiempo, George Michael, lo lograron porque el foco siempre estuvo puesto en la música antes que en la personalidad o carisma. "Puede que triunfe, pero tiene alguna desventaja. Todo lo que hace tiene una capa de ironía que no se traduce bien a las condiciones de este país. Y eso no se lo puede sacar, lo tiene incorporado. Por otro lado, es un increíblemente natural y talentoso ‘entertainer’".
En una gala previa a la entrega de los Grammy, Williams cantó para una audiencia de miles en Nueva York y tuvo dificultades para hacer vibrar a la misma. Para ser justos con Williams, la mayoría del público consistía de gente de representes y ejecutivos de la industria discográfica. Su presentación incluyó su más reciente simple, Monsoon, una balada de Escapology sobre los peligros de la fama y la celebridad: "Sí, soy una estrella, pero me desvaneceré/Si no han clavado sus cuchillos en mí, ya lo harán". Los que conocen la trayectoria del cantante en su país no comprenden cómo Williams no logró mejor respuesta del público: "En Inglaterra, ese concierto hubiese sido un éxito total", dijo Holly Ticket, representante del conjunto Coldplay, también inglés, "pero en Estados Unidos nadie pareció entender nada".
Williams, quien ahora se radicó en Los Angeles, es oriundo del barrio obrero londinense Stoke-On-Trent. A lo largo de su carrera, que empezó como integrante del grupo "teen" Take That, ha tenido varias dificultades para manejar la fama y ha librado constantes batallas con la prensa inglesa. Sus comentarios "off the record" le traen a menudo problemas. En una conferencia de prensa en Francia hizo una declaración de esa índole, en apoyo a la piratería musical. Los medios lo demonizaron. Ha hablado francamente sobre sus problemas depresivos, sus tormentosas relaciones amorosas y su adicción al alcohol y las drogas. Ahora, sin embargo, afirma estar sano y sobrio. Varias de las imágenes del disco expresan tal vez su deseo de escapar de los alborotos de la vida que eligió. Lo muestran sumergido en un gran cilindro de agua, conteniendo la respiración, una idea que se le ocurrió pensando en el gran ilusionista y escapista Houdini, según le dijo a un periódico escocés.
Nadie en EMI dice nada acerca de cómo piensan promocionar a Williams en los Estados Unidos. "Los métodos de promoción en Gran Bretaña difieren mucho de los que se emplean en Estados Unidos", dijo el vicepresidente de EMI David P. Munns. "En Gran Bretaña, se hacen cuatro presentaciones televisivas, luego una en la BBC y ya está. En Estados Unidos, por el contrario, hay que promocionar a un artista en muchísimos canales de televisión, estaciones de radio y diarios y revistas. Lleva tiempo e insume mucha energía".
EMI sale de un año difícil. En el 2002, eliminó 1.800 puestos de trabajo, editó una seguidilla de discos que fueron fracasos y le pagó 28 millones de dólares a Mariah Carey para rescindirle el contrato. EMI es la única compañía discográfica que no es propiedad de un conglomerado, como Warner (propiedad de AOL-Time Warner) o Universal (parte de Vivendi - Universal).
(Traducción Fabián Muro)
De gira con Kelly Osbourne
LONDRES n El cantante británico Robbie Williams contrató a la hija del legendario músico de heavy metal Ozzy Osbourne, Kelly, para participar de una extensa gira europea, informó el pasado viernes la prensa británica.
El cantante inglés, quien conoció a Kelly en una fiesta en Beverly Hills para Año Nuevo, declaró que su relación con la joven protagonista de la serie de MTV The Osbournes "crece cada día". "Adoro a Kelly y me encanta su actitud desenfadada. Se parece mucho a mí cuando comencé en esto, como parte del grupo Take That, y me encanta", dijo Williams.
Kelly, quien visitó la mansión de Williams en Los Angeles en varias oportunidades, compartirá escenario con el músico británico en una gira que incluirá 21 conciertos. La hija del rockero comenzó su trayectoria dentro de la música pop luego de que la serie que documenta aspectos de la vida de su familia en el canal MTV obtuviera un inesperado y enorme éxito (es el programa más visto en la historia de la emisora, que tiene más de dos décadas de existencia). La primera canción que eligió Kelly Osbourne para darse a conocer fue Papa don’t preach, uno de los tantos éxitos de Madonna.
Como su legendario padre, Kelly utiliza un vocabulario desenfadado y durante sus actuaciones grita y patea el micrófono frente al público. "Ella se puso muy contenta cuando Williams la invitó a la gira. Aún no están decididos si van a formar un dúo musical juntos, pero esto seguro sucederá en un futuro próximo", declaró una fuente allegada a Kelly. El primer concierto musical será en Edimburgo, Escocia, y seguirá en algunas de las capitales más importantes de Europa. ANSA