Las orgías del educador

REBAR

Terminaba de escribir la nota publicada el pasado jueves ("Algo común en los Comunes") cuando me sumergí en la lectura de cuatro capítulos del libro "Argentina con pecado concebido", reproducidos semanas atrás en el Suplemento DOMINGO, de "Perfil". Me sorprendí de la conducta opuesta que empezaba a darse. Pocos minutos después de comentar para esta columna el uso abusivo que, durante 2008, hicieron miembros de aquella Cámara de los reembolsos de gastos derivados de su gestión, me entero de que hace más de 160 años, Domingo Faustino Sarmiento se mostraba como un escrupuloso personaje público que hacía de la rendición de gastos -cualquiera fuese la misión que cumpliera-un verdadero culto.

-¡Hombre!... (me dije): el Padre del Aula viene a ser la contracara de los "avivados" ingleses.

Y seguí leyendo. En 1847, el gobierno de Chile le encargó a Sarmiento la realización de un viaje por medio mundo, para efectuar un relevamiento de las innovaciones en materia educativa que venían produciéndose en distintas latitudes, con el propósito de adaptarlas a los métodos de enseñanza que a la sazón regían en aquel país. A su regreso, el venerable maestro publicó un disfrutable volumen titulado "Viajes por Europa, África y América" en el que incluyó un "Diario de gastos" para presentar a sus mandantes: allí registró el viajero todos los detalles de sus "movimientos de Caja", ciudad por ciudad, día por día, hora por hora. Figuran en las páginas del Diario, traslados en ferrocarriles, autobuses y coches: paseos por el Sena; flores; periódicos; propinas; "un baño, jabón, toallas calientes y corte de callos"; entrada de circo; un par de botas remendadas; un par de zapatos; guantes, medias y corbatas; café y helados; y, claro está, comidas. Hasta aquí, parecería que Sarmiento tocó todos los extremos de la responsabilidad en la exposición de sus gastos: pero, ocurre que en el rubro comidas, agrega al de la cena el gasto con que a menudo cierra la jornada, y escribe simplemente "orgía".

El autor del libro -Federico Andahazi, psicólogo argentino que antes publicó "Pecar como Dios manda", entre otras obras exitosas -advierte que cuando Sarmiento empleaba la palabra orgía, lo hacía sabiendo cuál es la verdadera dimensión del vocablo: y hasta encontraba natural mencionarla entre los gastos diarios (o casi diarios) aun cuando se mezclara con "un retrato del Papa", "una lámina de San Marcos", o "una limosna al Padre O`Brien". Una orgía es una orgía: desde la campana de largada, hasta doblar el codo con buenos tragos, para llegar entonado a la meta. Aunque se corriera el riesgo de que "La Nación" publicara en cierta oportunidad: "Sarmiento se retiró de una orgía, ebrio, a altas horas de la noche!

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