SEBASTIÁN AUYANET
Amy Winehouse es, hace algunos años, la reina del nuevo soul anglosajón y, al mismo tiempo, el cuerpo que filetean los paparazzi y los tabloides. ¿A alguien le sigue interesando la música? Hay tres chicas en condiciones de suplir esa carencia.
Amy no graba. Amy echó a su productor. Amy está deprimida porque su novio agredió a un policía y está en la cárcel. Amy se sigue drogando. Amy se escapa de sus padres… Todo eso estaría bien para los melómanos que la descubrieron si de ella quedara algo más por escuchar. Hace poco se reeditó su disco Frank, grabado a los 19 años y la avidez por escuchar su denso y espeso registro motivó que en Internet se colara algún EP de grabaciones suyas haciendo temas de ska.
Donde antes había música ahora hay tabloides. Pero en las capas inferiores de este terreno fértil en que se ha convertido el soul, los sellos más grandes ofrecen opciones que son aprovechadas, entre otras, por tres cantantes de extracciones distintas a las de la Winehouse, pero con el mismo basamento soulero.
De momento, ninguna hizo público algún problema con drogas, alcohol, novios vividores que caen presos o descompensaciones de salud por excesos. ¿Comen rueda del éxito de Amy? Quizá, pero dejan más canciones que fotos y primicias sobre golpizas y rehabilitaciones. Y tienen tres discos que merece la pena escuchar.
Se trata de una continuación de esas raíces del género que Amy volvió a poner de moda: los estilos de sellos como Stax, Atlantic y Motown, definitorios del soul de los 60, tienen en ellas una relectura actualizada desde diferentes enfoques y con ánimos distintos a los que Beyoncé o Mariah Carey mostraban en los noventa, cuando eran las damas del "Rythm & blues contemporáneo". He aquí, lo más vistoso de la nueva camada.
VOZ BLANCA. La primera referencia que todos hacen cuando escuchan (y ven) a la galesa Amy Ann Duffy es Dusty Springfield. Discos como A brand new me (1970) o Dusty in Memphis del año 1968, son citas obligatorias no sólo para ella, sino para muchas otras cantantes emergentes. Si Winehouse es más cercana al reggae y al ska que versiona fuera del estudio, Duffy es de extracción un poco más "rockera" en algunas de sus canciones y su voz viaja en un registro más oscuro. La sensación es similar a la de escuchar a Amy en cuanto a que su música tiene un dejo a "retro" actualizado. De perfil notoriamente más bajo que la Winehouse, su veta "popera" se crece en algunas de sus canciones como Mercy, de las más cercanas al divertido ritmo "funky bailable".
HIPHOPERA "BRIT". La máxima estrella del hip hop estadounidense se llama Kanye West. Es uno de los ególatras más reconocidos del género a nivel mundial y pone como condición ser el número de cierre de cada festival al que lo llaman. Colabora más bien poco. Sin embargo prestó su voz para cantar American boy, el sensual hip hop (en realidad en las islas británicas a este género se lo llama "UK garage") que difunde Shine, el sofisticado tercer disco de Estelle.
Esta productora londinense mira al género con la óptica de tipos como West. Es decir, con mayor o menor potencial radial, hay más sonidos modernos que sonidos del pasado en esta chica cuya voz no puede anclarse en géneros puntuales, mucho menos en uno que pide tan poco a la voz como el hip hop. Por suerte, Shine abarca tanto estilo que se vuelve un trabajo ideal para ambientar desde un paseo en auto hasta una previa o una cena bien preparada.
JAZZ TOUR. La Brit School for performing arts & technology no fue sólo el lugar donde el talento de Amy Winehouse se comenzó a pulir. En esa escuela también se formó Adele, quizá la más versátil de estas tres cantantes.
Con especial gusto para las baladas y las guitarras, Adele igualmente se puede salir con otros ritmos más sacudidores como Cold shoulder que hacen aún más sorpresivo el viaje por su disco 19. Sobre él y su música, esta cantante de jazz señala como referente a Etta James y agrega que su género es el "heartbroken soul" (música soul de corazones rotos).
Este disco que desembarcó en el número uno de los charts del Reino Unido no se ubica en Montevideo, pero Internet siempre permite ubicar cosas. Y esta chica que edita el sello "indie" XL (que en su catálogo incluye a Radiohead o The Raconteurs, entre otros consagrados) merece al menos ser googleada.
Es el tiempo del soul renaciente y los británicos van en punta. Esta página podría llenarse de artistas ubicables dentro de la corriente. Productores y colectivos como Mark Ronson y los virtuosísimos Dap Kings (las dos armas que Amy tuvo para comerse al mundo) buscan y producen cada vez más.
Y es que hasta las viejas glorias vuelven a casa. El legendario Al Green regresó al género con el meloso y reconfortante disco Lay it down y a Solomon Burke le pasó algo parecido con Like a fire. No queda espacio para detenerse en Joss Stone, la chica que hace unos meses llenó dos Luna Park en Buenos Aires y quizá la verdadera número 1.
Todavía ninguna de estas chicas alcanza los picos a los que llegó Amy; mucho menos en la cancha del "gossip", los chimentos que tanto venden. Pero desde lo que importa, que es lo que suena, no les falta demasiado.
Tras los pasos de Winehouse
Duffy, la nena tímida de Gales o "la otra Amy" que aparece
Con mayor preferencia por los instrumentos que por las máquinas, la música de Duffy no es en general tan pícara como muchas de las canciones de Winehouse. Sin embargo, Rockferry es un disco debut de atractivos ambientes oscuros y fríos que vale la pena probar. A pesar de ser un pastiche de influencias de épocas pasadas, el resultado es bueno porque su sonido es actual y no abusa de la mera nostalgia sesentera y los "muros de sonido" que el productor Phil Spector popularizó en aquellos años.
Es además la primera cantante de Gales en alcanzar el primer lugar de los charts británicos en veinte años.
Adele, la más seria y también la más virtuosa con perfil "indie"
Es que el soul no precisa belleza física, ni tampoco delgadez. Basta con Daydreamer, el primer tema de su disco 19, para prenderse de una inglesa que gusta de las acústicas y el R&B, sin necesidad de padrinazgo alguno.
Estelle, con el "OK" de los que saben
El rapero Kanye West, el productor Mark Ronson y Will I Am, de los Black Eyed Peas, son apenas algunos de los invitados en Shine, el disco de esta productora y cantante exquisita que trabaja soul y R&B desde las bases del sonido hip hop.