CARLOS REYES
El viernes a la noche la renovada Sala Verdi recibió el estreno de "La Cabra" o "¿Quién es Silvia", un trabajo escénico que se basa en un texto de Edward Albee, quien da cuenta de no haber perdido talento pese al paso de los años.
La elección del tema de la pieza por parte del consagrado dramaturgo norteamericano es el primer acierto de todo este asunto. Un hombre se enamora de una cabra y tiene que luchar contra el entorno familiar (y por ende el social) para poder ser comprendido, y aceptado.
En el filo del absurdo, en los límites de una realidad que por momentos se dispara hacia lo imposible, ubica Albee el desarrollo de las acciones, asegurándose que tendrá argumento para una hora y media de acción. Desde que el hombre (a cargo de Óscar Serra) toma clara noción de su situación, hasta que se lo cuenta a su confidente (Juan Worobiov) y luego a su mujer (Isabel Legarra), la progresión dramática queda garantizada.
El choque del hombre (un tipo exitoso, de 50 años) con su esposa genera al espectador buena parte de las emociones que Albee quiere comunicar.
A través de esa especie de símbolo que pasa a ser la cabra, el autor desglosa las conductas que se esconden en toda pareja, las relaciones de dependencia, todo lo que comportan los vínculos familiares, y también todo lo que se oculta para convivir en paz. En ese sentido, el dramaturgo consigue capitalizar los logros de sus viejos textos (sin ir más lejos, ¿Quién le teme a Virginia Woolf?) e incorporar temas que hablen de los hombres y las mujeres de hoy. Algo de eso ya había sucedido cuando Nelly Goitiño montó en 2002 en la Alianza Uruguay-Estados Unidos Tres mujeres altas, que protagonizaron Estela Medina, Gloria Demassi y Alejandra Wolf.
Pero el juego de la cabra (que sólo en algunos momentos hace girar todo sobre lo mismo, causando algún decaimiento en la representación), permite también transitar un género que causa humor sin perder los elementos dramáticos. Ese punto está muy bien utilizado por el director, Mario Ferreira, que sin ofrecer la maestría de alguno de sus montajes anteriores), sí logra una puesta en escena dinámica, coherente y vital.
En ese aspecto el cuarteto de actores también colabora con eficacia, principalmente la pareja protagonista (Serra y Legarra), que entabla un verdadero duelo actoral, aunque en los momentos más dramáticos quizá les falta un poco de fuerza. Pero el gran personaje de la obra es Billy, que a cargo de Diego Arbelo ofrece un notable trabajo de composición.
Arbelo tiene que componer un chico homosexual, y lejos de caer en los tics más comunes, arma un personaje verosímil, de carne y hueso, cargándolo de conflictos y eludiendo la farsa, la broma e incluso la afectación. Estos elementos, junto al acierto escenográfico de Eduardo Cardozo, concretan un espectáculo que está bueno no perderse y que seguramente invite a reflexionar.
La cabra, o ¿Quién es Silvia?, de Edward Albee. Va viernes y sábados 21 horas, y domingos 19 horas en Sala Verdi (Soriano 914). Localidades: $ 90.
Moliere y Sánchez cerrarán la temporada
Dos títulos más tiene la Comedia para el resto de la temporada. Para el sábado 2 de octubre (aniversario de la compañía) presentará en el Teatro Solís El enfermo imaginario, de Moliere, bajo dirección de Juan Antonio Saraví, con elenco encabezado por Pepe Vázquez. El espectáculo, que quedará en cartel hasta el 28 de noviembre, cuenta con la participación de cinco músicos, que interpretarán acordeón, bajo, percusión, trombón y guitarra.
Y para el 15 de octubre (también hasta el 28 de noviembre), se presenta en la Sala Zavala Muniz Los de siempre, obra que bajo dirección de María Varela y con dramaturgia de Carlos Manuel Varela, aborda dos textos de Florencio Sánchez, En familia y Canillita.