La calavera del músico inquieta a científicos

Es falsa la atribución a Mozart de la calavera que desde 1902 está expuesta en el Mozarteum de Salzburgo, según confirmó hoy un diario de Innsbruck, el Tiroler Tageszeitung. Esta sorpresa es un anticipo del documental que la radiotelevisión estatal ORF difundirá este domingo, cuando se celebren los 250 cumpleaños del compositor.

Ese día se darán a conocer oficialmente los resultados de un examen del ADN de la calavera. Según la leyenda, cuando Mozart murió su cadáver no fue acompañado hasta la tumba por sus deudos debido a una fuerte lluvia en la capital austríaca, y su cuerpo fue enterrado, por un descuido, en la fosa común.

El director de la investigación, Walther Parson declaró que el ADN de la calavera fue comparado con otros restos de la familia Mozart, enterrados en el cementerio de San Sebastián, especialmente con los de su padre Leopold, comprobándose que no existía ningún parentesco. Ahora sólo falta la respuesta de un hospital norteamericano, a donde se encargó la misma operación.

En realidad, pocos creían que la calavera fuese de Mozart, y se suponía que fue robada por un enterrador del cementerio, un tal Joseph Rothmayer, 10 años después de la muerte del compositor. En 1842, la reliquia pasó a manos de un grabador, y a su muerte a su hermano, un profesor de anatomía que la donó a Salzburgo.

Pero la calavera se perdió y milagrosamente volvió a aparecer en 1902 cuando encontró su lugar definitivo en el Mozarteum de la ciudad que lo vio nacer. El mismo diario destruye también el mito de que Mozart fuese enterrado en una fosa común. En realidad, su cuerpo fue depositado en una tumba con capacidad para 16 ataúdes, un entierro de tercera clase, típico de la clase social a la que pertenecía un compositor, un oficio por entonces equiparable al de un criado.

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