GUILLERMO ZAPIOLA
El elogio de la crítica y varios premios internacionales avalan "El encanto del erizo", película francesa dirigida por la debutante Mona Achache, que se estrena mañana en Montevideo.
A partir de una igualmente elogiada novela de Muriel Barbery (profesora de filosofía con raíces francesas, nacida en Casablanca, Marruecos, en 1969), la película cuenta la historia de Paloma (Garance de Guillermic), de doce años, precoz y sumamente inteligente, que convencida de la futilidad de la vida humana ha resuelto suicidarse pero antes decide documentar con su cámara los motivos fundamentales de su decisión (la idiotez de la gente, por supuesto). Esa niña rica vive con su disfuncional familia en un gran edificio parisino, y el entorno casi justifica sus ganas de matarse, pero siempre ocurre algo (llámenlo Dios, la Providencia, el Destino, la suerte o esas cosas raras que pasan en la vida) que empieza a interferir.
Al edificio llega un nuevo vecino de origen japonés (Kakuro Ozu) que se hace amigo de la niña y le aporta algunas perspectivas diferentes. Por ejemplo, empieza a conocer mejor a la portera, arquetipo de mujer gruñona, vieja, rezongona, fea y aparentemente inculta (la veterana Josiane Balasko) que de a poco revela, empero, aspectos de su carácter que la hacen mucho más interesante de lo que podría pensarse a primera vista. Y lo mismo ocurre con algunos otros. Nada es realmente lo que aparece a una mirada superficial en ese elegante edificio donde transcurre gran parte de la acción. Pero es con la portera, en particular, que la niña establece una relación que le cuestionará varias de sus convicciones. Tras su decisión inicial, Paloma se verá enfrentada a unas cuantas incertidumbres.
La novela de Barbery, quien antes había publicado únicamente un libro, La golosina (2000,) fue en Francia un éxito editorial desde que salió por vez primera a la venta en 2006 (hasta el momento ha sido traducida a doce idiomas, incluyendo el castellano), y atrajo casi de inmediato la atención de la guionista y directora Mona Achache, una mujer que viene del teatro y la literatura pero tenía ya en su haber algunos cortos (Suzanne, 2005; Wawa, 2008) y fue actriz para Costa-Gavras en su film Eden al`Ouest (2009).
Más allá de alguna objeción puntual (cierta lentitud por aquí, alguna largueza por allá), la crítica internacional ha sido mayoritariamente elogiosa con El encanto del erizo. En la página web La Butaca, el español Julio Rodríguez Chico destaca "el carácter de fábula de iniciación" que posee la película, y que a su juicio crece por la diversidad cultural y social que la proporciona. "Frescura en la puesta en escena, una pudorosa cámara que mira y respeta la intimidad de sus personajes (como en el encuentro final entre la señora Michel y Ozu), un guión que retrata con delicados y ricos matices lo que hay bajo la aspereza o el escepticismo, y unas interpretaciones que dan cuerpo a la soledad y al desarraigo", destaca Chico.
El desempeño del elenco es otro punto fuerte a juicio de la crítica (en un papel secundario está, por ejemplo, Ariane Ascaride, la esposa y habitual cómplice cinematográfica de Robert Guédiguian), pero los elogios más encendidos han recaído sobre la veterana Josiane Balasko (Los caraduras, 1978; Nunca antes de casarse, 1980; Demasiado bella para mí, 1989; Cama para tres, 1995), de quien se ha señalado su habilidad para "transmitir más cuanto menos recurre a la palabra, de emocionar con una simple mirada (como en la secuencia de la peluquería) y de llenar de humanidad a lo que, de otro modo, correría peligro de ser poco más que un cliché".
Los jurados de varios festivales internacionales parecen haber estado de acuerdo con esa valoración. La película de Achache obtuvo los premios de la Juventud, del Público y el de mejor música en el Seminci de Valladolid, los de mejor película, el de la Fipresci, una Pirámide de Plata y un premio especial de jurado en el Festival de El Cairo, y el de mejor película en el de Seattle.