Hoy se inaugura la exposición del pintor y dibujante salteño Aldo Peralta

Un estilo lleno de vida caracteriza la obra de este artista

Esta noche, a las 19 h, en el Museo Arte Contemporáneo de El País se inaugura la muestra de dibujos y pinturas de Aldo Peralta, un artista de una obra vigorosa, que se construye a partir de colores fuertes y tensiones heredadas del expresionismo.

Peralta nació en Salto en 1933 e ingresó al Taller Pedro Figari siendo adolescente. Al promediar el siglo complementó sus estudios de pintura en Buenos Aires y desde 1955 continuó con su preparación en Europa. A partir de 1965 vive en Aiguá y luego se radica en San Carlos, ganando por concurso el cargo de profesor de dibujo en enseñanza secundaria, trabajo del que fue destituido en la dictadura. Durante esa época pasó a Brasil, volviendo luego a San Carlos, donde murió en 1978, a los 45 años de edad. Estuvo casado con la pintora Lacy Duarte, con quien tuvo dos hijos.

"Hablar de Peralta como pintor no es tan necesario como hablar de él como precursor de un grupo de plásticos surgidos a la sombra harapienta de una institución que se hace heroica por frialdad e indiferencia de los que debieran orientar nuestra nacionalidad", había escrito su coterráneo el novelista Enrique Amorím en 1959 en un catálogo para una exposición de Peralta.

Es que para el autor de La carreta, las obras del pintor salteño eran "banderas que jalonan una cruzada", por lo que, más que de su técnica y de sus recursos plásticos, prefería subrayar el sentido hondo de las telas de este artista. Ese perfil comprometido se nota claramente, por ejemplo, en algunos de los dibujos que integran la muestra que hoy queda abierta al público, donde se puede ver el sufrimiento de una madre con su hijos en brazos.

Pero para comunicar ese mensaje social, Peralta se valía de claras herramientas formales, vinculadas con las lecciones heredadas del cubismo y del expresionismo. Del primero tomó el gusto por el estudio de los volúmenes, la intención de expresar los múltiples planos de un cuerpo. Ese placer por los aspectos formales va de la mano de una tensión expresiva que se vincula con su compromiso con la sociedad y sus problemas.

La mayoría de los trabajos que se exponen forman parte del último tramo de la vida de Peralta, habiendo sido realizadas casi todas las obras en San Carlos. Ese período se caracteriza por la intensidad de sus búsquedas estéticas y por el ímpetu vital que expresa en sus obras, tanto dibujos como pinturas.

Se puede considerar que la obra de este artista transita entre lo figurativo y lo abstracto, conceptos que él solía rechazar por esquemáticos.

"No creo en la lucha figuración-abstracción: la pintura debe ser pintura antes que nada, por lo tanto creo en la pintura", había declarado en una entrevista dada en sus últimos años de vida: "El artista nacional de hoy, como el de ayer, salvo escasas excepciones siempre tuvo que trabajar para vivir, y el tiempo dedicado a su obra es el que le roba a su descanso", había declarado.

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