GUILLERMO ZAPIOLA
No muchas actrices han obtenido con apenas tres años de diferencia, y en ese orden, un Oscar y un Razzie, es decir los galardones a mejor y peor actuación femenina norteamericana del año. Ese ha sido, sin embargo, el destino de Halle Berry.
En honor de Halle hay que reconocer que ha sido una de las dos actrices (la otra fue Sharon Stone) que fueron efectivamente a la ceremonia de los Razzies a recibir su dudoso "galardón", y en su caso reconoció con mucho humor que lo merecía realmente por su labor en Gatúbela (incidentalmente, Sharon estuvo también en Gatúbela, pero el Razzie se lo dieron por Bajos Instintos 2, otra de esas películas en las que nunca en la vida debió meterse).
Esos vaivenes de éxito y catástrofe son frecuentes en la trayectoria de las estrellas, aunque hay que reconocer que el caso de Halle puede haber sido un tanto extremo. Gatúbela fue filmada en 2004, y es probablemente la peor adaptación al cine de un cómic desde Batman y Robin. Apenas tres años antes había ganado el Oscar por Cambio de vida (2001), un drama sobre verdugos en una prisión de alta seguridad. De hecho, la mayor parte de la carrera de Halle se ha ubicado a mitad de camino entre esos dos extremos.
Pronto de la verá en Seduciendo a un extraño, película de James Foley sobre una periodista que investiga el asesinato de una amiga y descubre inesperadas conexiones con las altas esferas, que se estrena el próximo viernes. La actriz ha explicado qué la llevó a aceptar el proyecto: "La historia es realmente interesante. He leído muchos guiones a los que no puedo seguir después de la página 35, pero éste, en verdad, me intrigó por su misterio y me aceleró el cerebro, tratando de averiguar qué sucedía. También me di cuenta de que me gustaba esta mujer y quería emprender el viaje con ella".
De hecho, Halle Berry ha emprendido varios viajes a lo largo de su carrera. Empezó en el mundo de la moda, participando en diversos concursos de belleza, y después se hizo modelo profesional, llegando a convertirse en la imagen publicitaria de la marca de cosméticos Revlon. No debe llamar la atención de que su primer papel como actriz haya sido el de una joven modelo en una serie de televisión.
En 1991 saltó a la gran pantalla con Fiebre de amor y locura, de Spike Lee (director junto al que volvió a actuar en Chica 6), al que siguieron El último Boy Scout (1991), con Bruce Willis, o Boomerang /1992) con Eddie Murphy. Hasta se permitió dar un paseo por la peculiar prehistoria de Los Picapiedras (1994), y fue una azafata en un avión en peligro en Momento crítico (1996).
Su ingreso en la superproducción también arriesgó su encasillamiento en el estereotipo: fue la superheroína Tormenta en X-Men (2000), y repitió al personaje en las dos secuelas de la serie (2003 y 2006). Su vinculación con James Bond (Otro día para morir, 2002), el "thriller informático" Swordfish (2001) y el patinazo de Gatúbela pudieron haberla convertido para siempre en "heroína de acción con traje ajustado", pero mientras hacía esas cosas intentaba también otras.
En 1998 se la había visto en El senador Bullworth, uno de esos ejercicios de auflagelación política a los que es tan afecto Warren Beatty, y un año después protagonizó para televisión Dorothy Dandridge, donde encarnó a la estrella "afroamericana" de los años cincuenta del título, protagonista de Carmen de fuego (1954) de Otto Preminger (de quien fue probable amante) y luego víctima del racismo y muerta en circunstancias poco claras.
ASCENSO. Esas películas probaron que Halle podía ser algo más que un cuerpo felino, e indujeron al director Marc Forster a ofrecerle el papel central de Cambio de vida, que le valió el Oscar y dio lugar a una recepción de la estatuilla entre llantos y reacciones histéricas como pocas veces se haya visto.
Hoy parece dispuesta a manejar su carrera con más discreción, incluyendo su relación de pareja con Gabriel Aubry, modelo de Versace. Dos complicados matrimonios previos (con el beisbolista David Justice y el músico Eric Benet) la han vuelto más cautelosa.
También ha aprendido a separar su trabajo de su vida privada, algo que al parecer al principio le resultaba complicado. Cuando rodó Fiebre de amor y locura, donde interpretaba a una adicta al crack, pasó días sin bañarse para sentirse más próxima al papel. Hoy está convencida de que no repetiría la experiencia: "Mi trabajo ha evolucionado afortunadamente, y he aprendido a dejar mi trabajo en el trabajo. Eso es bueno. Al principio estaba tan verde que tenía que hacer esas cosas para poder dar vida a mis personajes; si iba a representar a un personaje tenía que vivirlo, y todavía lo pienso, pero no ha sido el caso últimamente. He aprendido a trabajar y luego irme a casa a vivir mi vida".
Reconoce que haber ganado un Oscar implicó una presión muy grande: "Después de ganar el Oscar tomé la decisión de no permitir que el premio me obliga a cambiar la forma en que manejo mi carrera, sabiendo que está bien tomar riesgos y obligarme a hacer cosas difíciles, que me recompensan de manera personal, ya sea hacer un personaje con quien me identifique o la oportunidad de hacer una película muy divertida, o incluso ganar mucho dinero y ahorrarlo para mis hijos en el futuro. Siempre quise ser fiel a las cosas que eran importantes para mí cuando entré en este negocio, por lo tanto no enfoco mi carrera como una petulante ganadora del Oscar que solamente hace cierto tipo de cosas".
Halle no permite que su carrera y su familia le quiten tiempo para una de sus aficiones: la pintura. La actriz explica: "Empecé hace casi cinco años y se ha convertido en mi pasión. Hago óleo sobre tela y técnicas mezcladas. Ahora voy a empezar a tomar clases de escultura con un artista y amigo, porque tengo unos meses libres. También estoy tomando clases de golf porque mi novio es golfista. Aprendí algo de golf para una toma en la película Swordfish y sé cómo pegarle duro a la pelota, pero el golf es mucho más que eso, así que estoy aprendiendo a jugar, y me divierto mucho".
Trayectoria entre el Oscar y el Razzie
Dorothy Dandridge | Tras casi una década de papeles menores, Halle demostró en 1999 que podía ser una actriz dramática en este telefilm sobre la desgraciada estrella de los años `50.
Cambio de vida | La película que le valió el Oscar en la temporada 2001. Tiene una de las escenas eróticas más explícitas del cine "no porno", y funciona dramáticamente.
Otro día para morir | Una prueba del avance de las minorías. Mujer y negra, Halle pudo ser el equivalente norteamericano de James Bond en esta aventura de 007 rodada en el 2002.
Gatúbela | El punto más bajo en la carrera de Halle, y uno de los peores cómics filmados que se recuerden. Le dieron a la actriz un Razzie, y no tuvo empacho en recogerlo.
Los laberintos de un asesinato informático
En Seduciendo a un extraño Halle interpreta a una periodista investigadora que averigua que el asesinato de una amiga podría estar conectado con sus charlas por Internet y el posterior amorío con un poderoso ejecutivo publicitario (Bruce Willis).
Con la ayuda de un colega (Giovanni Ribisi), la protagonista se hace pasar por empleada temporal de la agencia, al tiempo que emprende un intento de seducción por Internet para averiguar la verdad. A cierta altura descubrirá que no es la única que está jugando con la verdad, y que las cosas pueden adquirir un giro peligroso. Nadie es lo que parece, y hay alguien con intenciones asesinas.
El director del film es James Foley, un hombre cuya filmografía incluye títulos como El precio de la ambición (sobre David Mamet), El secreto (sobre "bestseller" de John Grisham), Un día para recordar (con Al Pacino) y Ambiciones secretas.