Los chicos crecen y se meten en problemas. El joven actor Haley Joel Osment (Sexto sentido, Inteligencia artificial), que ha cumplido ya los 18 años, sufrió el pasado 20 de julio un accidente de automóvil en Los Ángeles, en el que se rompió una costilla y resultó herido en un hombro. La investigación del accidente derivó en una presentación de cargos por parte de la fiscalía de Los Angeles, por posesión de drogas ilegales y conducir alcoholizado.
Osment se encontraba en posesión de marihuana y sus niveles de alcohol en la sangre superaban el máximo permitido para conducir. El joven actor fue condenado a pasar 60 horas en un centro de rehabilitación y a asistir a 26 reuniones de Alcohólicos Anónimos en un período de seis meses.
Por supuesto, la prensa sensacionalista se ha ensañado debidamente. Algún tabloide tituló: "El ex-niño prodigio cae en el alcohol y la droga". Y de inmediato se desencadenó la habitual colección de lugares comunes acerca de los "famosos demasiado jóvenes a los que el éxito los marea".
Los mismos medios se ocuparon de desenterrar otros casos previos de fama prematura y decadencia posterior. En junio del año pasado, Macaulay Culkin (ex-Mi pobre angelito) se declaró culpable de dos acusaciones de posesión de marihuana y medicinas sin receta médica. El intérprete fue detenido con casi 150 gramos de marihuana en su auto y varias pastillas de un remedio que suele usarse para tratar la depresión.
Por su parte, los actores de la célebre serie Arnold tampoco tuvieron un destino demasiado feliz. Gary Coleman, que interpretaba al personaje titular, padeció una vida plagada de infidelidad, debió hacerse dos trasplantes de riñón, diálisis, tuvo dos intentos de suicidio y problemas de violencia. Todd Bridges, que hacía de Willis en la misma serie, se sumergió en el mundo de la droga durante varios años, aunque logró recuperarse y hasta fundó una asociación para ayudar a los más jóvenes a luchar contra las adicciones.
Menos suerte tuvo Dana Plato, que se hizo famosa por su papel de Kimberley en la misma serie. Enviciada con las drogas, intentó quitarse la vida en varias oportunidades y terminó muriendo por sobredosis.
Por supuesto, tampoco hay que exagerar. Osment tiene 18 años, y a esa edad se cometen tonterías (a otras también). Es posible que el susto y la sentencia le sean, en definitiva, favorables. Al fin y al cabo, como decían nuestras abuelas, a golpes también se aprende. Por ahí cerca anda Drew Barrymore, alcohólica a los doce y hoy una estrella.