En los sabios y siempre añorados comentarios de Carlos Scheck y Pablo Acosta y Lara, "Gure-Etxe" representaba desde los tiempos de su nacimiento en La Coronilla, la cifra perfecta de la cocina del mar. Allí María Antonia, casada con marido vasco, gobierna la gastronomía marina fiel a su Galicia natal. En estos días del verano puntaesteño disfruta de merecidas vacaciones en España. Pero la guardia instalada en su lugar no le va en zaga en talento. María Cristina está al frente de la cocina y el resultado es irreprochable.
Una visita reciente, después de una ausencia prolongada hizo derramar lágrimas a Sebastián, por el tiempo perdido. No era para menos. Disfrutó de una cena memorable hecha de la sutil y refinada cocina que todo lo tiene a partir de materia prima fresca y talento. José Rocha, el camarero y esposo de María Cristina, auxilia al comensal con su conocimiento. Él mismo madrugó para rescatar del muelle el pescado que llega desde las redes a tierra, todavía coleando.
Como abrebocas hubo las clásicas croquetas de Bechamel, suaves como pétalos y unos Pulpitos en escabeche que llegaban del país de las mil maravillas. El Riesling 2002 de Los Cerros de San Juan con el "petrólée" de la variedad, inesperada nota de ruda e hinojo en la nariz y la madurez de la crianza, se las entendió muy bien con todos los pasos de la cena. También con las Cocochas al dorado que se bastaban en su perfecta redondez, sin recurrir a la mayonesa que las acompañó.
Hubo luego Brótola a la Maître d’hotel, con su escolta de cachelos, mientras que en el plato vecino, Sebastián pudo probar el delicioso Sirí con su clásica salsa Golf, de firme carne blanca, casi langosta. El tenedor diligente del crítico asaltó con fortuna equivalente el filete de Corvina a la plancha con simple salsa de limón. Los pescados delataban con su estructura intacta que no habían pasado por la congelación, vivos y turgentes.
El postre elegido por los comensales amigos era el infalible Flan de coco que reiteró su miel incorregible y perfecta. Sebastián, sobrio, se dedicó filosóficamente al café. Es preciso regresar a "Gure-Etxe", ya no para comer bien, sino como exigía Brillat-Savarin para ser feliz.
Gure-Etxe / Precio por comensal según menú y vino descritos $ 500 en relación calidad-precio favorable al comensal / Calle 9 y 12, Punta del Este /teléfonos 042 - 44 68 58 y 44 72 35.
Los vinos del verano, Viognier 2003 de Irurtia n La cepa Viognier es la responsable de estupendos vinos blancos en las denominaciones del Loire y del Rhône, entre otras el Château Grillet, mientras que en el caso de los Syrah se suele agregar hasta un 20%, según la Ampelografía de Gallet. En todo caso no cabe duda que se trata de una variedad noble con antecedentes importantes no solamente en Francia.
La bodega Irurtia ha producido un monovarietal Viognier que en su cosecha 2002 merece plácemes. Es un vino que desnuda en la copa de cata un hermoso color pajizo verdoso, con reflejos plateados, sin signos visibles de evolución. En la fase olfativa despliega aromas especiados, frutales (melón) muy intensos. Es complejo.
En la boca es seco, muy untuoso y armónico, ligero y frutal, con un larguísimo final en el que persiste la muy equilibrada acidez frutal.
Se trata de un vino excelente que se comporta como aperitivo ideal, apto para la copa de todo momento en los cálidos días de este verano, enfriado a 10 o 12 grados de temperatura de servicio. En la mesa acompaña por supuesto los platos del mar, pastas y arroces con frutos marinos, quesos de cabra y también los cremosos del tipo Dambo o Cuartirolo.
Viognier 2002 / Grado: 13% / Bodega Dante Irurtia S.A. / Precio: $ 123 (Las Croabas, 708 51 44)