Green Day, el punk después del punk

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SEBASTIÁN AUYANET

Luego de su reactivación, de la ópera rock que los catapultó a todo el planeta y de adoptar después de viejos la estética de las hordas "emo" que pueblan el mundo, Green Day vuelve para seguir pegándole bocados al éxito masivo con nuevo disco.

Y dale con las óperas. Lo primero que uno se entera del nuevo trabajo de Green Day, después de un largo deambular por análisis previos y declaraciones donde la palabra "punk" se menciona varias veces es que 21st century breakdown es un "tríptico" de 69 minutos formado por suites que se dividen en tres actos.

¿Suites? ¿Actos? Es evidente que -como género- el punk más visible de la época, el que llega en su mayoría a quienes están en edad de recibirlo (los adolescentes) ha tomado por caminos bastante distintos a la frontalidad de los temas de entre dos y tres minutos de los Sex Pistols o los Ramones. Para sorpresa de unos cuantos, hoy Green Day está consiguiendo en sus trabajos algo que hasta al rock con más ínfulas del momento le cuesta conseguir: discos conceptuales.

Hicieron eso para American Idiot en 2004, y con él se llevaron puesto al mundo en una gesta que alcanzó los 5 millones de discos vendidos. Una cifra que cada vez es menos frecuente en el desahuciado mundo del CD. Billie Joe Armstrong, cantante y compositor del grupo, dio vida al personaje Jesús de Suburbia para pasear por las trece canciones que completan casi una hora de punk con varias baladas apocalípticas pero que no prescinden de su costado pop. La proclama anti-Bush del título y la "agenda redneck" a la que hacen referencia en el tema que da nombre al disco fueron el caldo de cultivo que inspiró el regreso del grupo después de años de punk risueño y con fecha de caducidad.

Con ese disco, Green Day superó el mito de que su mejor disco (Dookie) ya había sucedido y que no había mucho más para esperar en términos de popularidad. Green Day podría ser una banda graciosa, pero ya las había demasiadas. American idiot tiró abajo todo aquello a partir de las fotos de sus miembros, que pasaron de los pelos teñidos de rubio fuerte al negro oscuro, los delineadores al estilo The Cure y la preferencia por el rojo y el negro.

No queda otra que darles crédito como precursores: sin ser los padres musicales del "emo", fueron imitados al poco tiempo por cientos de grupos adolescentes. Green Day salió de gira y conquistó medio mundo con shows furibundos y grandes escenarios. De los deseos de separación cuando comenzó el nuevo siglo, Green Day pasó a recuperar su confianza, disfrutar de lo conseguido y preparar nuevas canciones que mantengan la línea de ese trabajo que hoy se presenta en vivo como un espectáculo conceptual -sin los músicos- en lugares como el Berkeley Theatre.

Butch Vig, el productor del fundamental Nevermind de Nirvana que también trabajó el sonido de grupos como Depeche Mode y nuevo estratega elegido por la banda en reemplazo de Rob Cavallo, explica un poco más acerca de que le pidieron para este nuevo disco: "Pude sentir que estaban bajo muchísima presión. Muchas veces, cuando una banda logra un álbum grande, deciden ir hacia atrás: `volvamos a nuestras raíces y hagamos un disco rápido y bien poderoso de punk y power-pop, algo realmente fácil`. Pero ellos no querían hacer eso", comentó al diario New york Times en una entrevista publicada días atrás.

El nuevo disco, entonces, recoge varios aspectos de lo hecho hace tres años. Nuevamente hay canciones ciclotímicas, extensas y que encaran cuestiones trascendentales y hasta existencialistas. Estábamos avisados: las baladas frágiles e intensas también van a aparecerse por aquí.

Estar cerca de los grandes álbumes conceptuales como Tommy de The Who, o el Ziggy Stardust de David Bowie es lo que pretende Green Day, que incluso se anima a ciertas influencias británicas, probablemente adquiridas en esta última etapa de popularidad que tuvo el trío en las islas, algo que no había conseguido con discos anteriores. Vig rescata Restless heart syndrome, una canción sobre la dependencia de las drogas en la que Armstrong se acerca demasiado a los Beatles, según comenta.

"No tenía la audacia para escribir una canción así. Era un problema de inseguridad. A veces una melodía te pide que enfrentes algo que no necesariamente querés encarar", comenta el cantante, lejos de esa voz que antes se mofaba del acento inglés y que hacía referencias varias a la marihuana.

El disco está pronto y en la página del canal MTV ya se puede escuchar durante toda la semana. El próximo 15 será el lanzamiento, que viene siendo anunciado por todos los medios especializados como uno de los regresos más convocantes que tendrá el 2009. No deja de ser extraño que Green Day haya reaparecido en la cresta de una ola. Justo cuando el cuarto de hora parecía habérseles pasado fue que empezaron a ser estrellas de rock.

Dice Billie Joe: "Cuando salimos de American idiot yo pensé: `Este es nuestro momento. Seremos lo suficientemente arrogantes para superarlo e igualmente humildes cuando entremos al estudio. Lo vamos a lograr de nuevo".

La madurez: de adolescentes eternos al existencialismo

Green Day tuvo la única e infrecuente chance de que su resurrección fuera algo benéfico para su sello. El relanzamiento de la banda y el éxito de American idiot dejó al grupo reposicionado, con un marketing a favor y para la Warner eso significó discos, DVD y ediciones especiales. Tan así, que este nuevo 21st century breakdown ya tiene una edición anunciada en vinilo, un formato que recupera popularidad en el hemisferio Norte.

Diez años atrás, en su visita a Buenos Aires, el grupo hablaba de producir una película de terror "Clase B", reconocía abiertamente su adicción a la marihuana y su cantante decía que probablemente la paternidad lo volvió más alcohólico.

Pero la gente madura, y por suerte Green Day puede jactarse de haber conservado el humor sin hacer el ridículo como viejos adolescentes. Dieron un giro a su carrera y como músicos punk se pararon más cerca de The Clash (una de las bandas del género más inquietas) que de los Ramones.

La jugada salió bien. Armstrong ya pisa los 37 y quizá la edad le permita jugarse a hablar de otras cosas. Historias con más nombres religiosos -del Jesús de Suburbia de American... pasó a los Gloria y Christian, dos personajes para este nuevo disco- y su abanico de cuestionamientos va mucho más allá de George W. Bush. En el disco entren ritmos Gypsy e irlandesa, y el grupo espera tocarlo de corrido en vivo, al estilo de Roger Waters y Dark side of the moon.

Otra gira que ya se vende

Sudamérica pudo ver sólo una vez a Green Day. Ocurrió en 1998, cuando la banda estaba saliendo del disco Nimrod y se dirigía a la irregular etapa de Warning, el peor disco de su carrera. Después de él y la resurrección del grupo en 2006, la banda no ha vuelto a mirar al continente y se afirma como un fenómeno en Estados Unidos y Europa. Antes de que salga el disco ya se están vendiendo entradas para los conciertos en ciudades como Barcelona y Praga. Green Day tiene agenda llena hasta 2010.

Tres discos de cuando Green Day era Green Day

Kerplunk - 1992

Un disco grabado con pocos recursos y baja fidelidad, en el que ya se ve un trío adolescente y visceral. Asoman varios hits que entrarían perfeccionados dos años después como himnos.

Dookie - 1994

Es el disco de Basket case, que aún hoy es un clásico sin fecha de caducidad. Longview y She marcaron a una generación que se inició en el rock a partir del punk californiano del trío.

Nimrod - 1997

Perfeccionaron su rock añadiéndole baladas y varios ganchos pop, aunque aún conseva esa frescura joven en cada tema. Nice guys finish last y la batería de Hitchin´a ride, momentos clave.

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