Falleció el artista Anhelo Hernández

Trayectoria. Se había destacado como gran pintor, escultor, ensayista y también docente

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El artista Anhelo Hernández, una de las mayores figuras de la plástica nacional, falleció debido a que estaba enfermo de cáncer. Hoy será velado entre 10 y 12 de la mañana en el Paraninfo de la Universidad de la República.

Alumno de Joaquín Torres García, Anhelo Hernández nació el 21 de noviembre de 1922 y recorrió una extensa carrera de más de seis décadas de libertad combinada con una formación importante y con la manifestaciones de inquietudes sociales y políticos. Su experiencia como docente fue tan importante que la Escuela Nacional de Bellas Artes cerró por duelo desde ayer por la tarde hasta hoy.

Fue descrito por el arquitecto Alberto Petrina, en un texto publicado en la web Index-Arte, como "un artista de verdadero linaje americano, en quien ciertas huellas de las corrientes modernas europeas (a las que se impone una visible empatía con la grandeza tenebrosa de la escuela española) se suman a los asuntos dictados por el horizonte cultural de su tierra natal y de su tiempo".

En reseñas sobre su obra se puede encontrar la valoración por la inquietud y la investigación en la técnica, expresadas en un continuo trabajo en la pintura, aunque también en otras formas como el grabado en linóleo y madera y también la técnica litográfica sobre chapa de zinc. Con los años fue incorporando a su obra otros recursos y técnicas, como la fotografía. También ensayó con el aguafuerte.

"Hernández viene a inscribirse naturalmente dentro de la más alta tradición del arte moderno americano y, por lo mismo, se ubica con perfecta naturalidad en el marco de nuestro propio y espléndido acervo patrimonial. Su obra nos enfrenta a espejos que, junto a las cifras diáfanas de la armonía y la belleza, no dejan de convocar los reflejos siniestros de la abyección que compartieron nuestras sociedades bajo las ominosas dictaduras de los años 70", afirmaba en un texto la Directora del Museo Sívori, de Buenos Aires.

Barcelona, Moscú, Pekín fueron algunas de las ciudades, aparte de varias capitales latinoamericanas, en las que su obra fue consagrada. Como uno de sus últimos galardones, en diciembre había recibido el Morosolli de Oro, entregado en Minas por la Fundación Lolita Rubial.

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