CARLOS REYES
Mañana a las 19 hs. con un brindis de honor se inaugura "La magia de los sueños", una exposición que presenta por primera vez en Montevideo un conjunto de dibujos, grabados y otras técnicas, originales del notable artista catalán Joan Miró.
En total son 63 obras, y comprenden grabados, aguafuertes, litografías y dibujos, cuyas fechas van desde finales de los `50 hasta mediados de los `70. "Se trata de una etapa muy importante en la trayectoria del artista, porque allí se retrotrae a las vanguardias, especialmente al surrealismo, para resignificarlas en relación al inconsciente, de ahí que la exposición se llame La magia de los sueños", comentó a El País Jacqueline Lacasa, directora del Museo Nacional de Artes Visuales.
"Creo que en estos cuadros -sigue Lacasa- Miró expresa el juego entre el amor y el odio, las pulsiones y los aspectos regresivos, que muestra con gran expresividad en los típicos monigotes, en las manchas que se expanden, y en los juegos de colores, siendo clave el negro, el azul, el verde, el rojo y el amarillo. En general son obras que transitan entre lo abstracto y lo figurativo, donde encontramos desde la fotografía intervenida (que van a llamar mucho la atención) hasta las de carácter más onírico, con elementos del automatismo y trazos de carácter netamente gestual".
La exposición llega a Montevideo gracias a un acuerdo con el Centro Cultural Borges, de Buenos Aires, institución con la que el museo oficial hacía mucho que no trabajaba. Según Lacasa, este restablecimiento de los vínculos con el centro cultural porteño permitirá en el futuro traer al Uruguay otras muestras de primera línea. Iniciativas similares se están llevando a cabo con Chile y Brasil, de modo de crear una red de intercambios de obras de arte.
"Miró plasmó sus sueños -afirma la curadora de la muestra Marisa Oropesa- con la intención de crear un nuevo mundo más alegre que la realidad, en donde colores vivos y las extrañas figuras eran los protagonistas. Sin embargo, en ciertas ocasiones, sus telas dejaban de ser alegres y despreocupadas para sumirse en lo profundo y en el misterio. Esta exposición tiene como objetivo acercarnos varias de las artes que cultivó este artista con gran maestría: el dibujo y el grabado, en los que, al igual que en sus lienzos, expresó libremente sus ideas donde convergen dulzura y violencia, la claridad con la oscuridad, la alegría, lo insólito".
"El dibujo es la creación más pura de un artista -sigue Oropesa-, es lo más espontáneo, surge sin un pensamiento ni idea previo pero también puede llegar a tener una profesionalidad tremenda, como en el caso de Miró".
Las magníficas obras que mañana llegan al museo del Parque Rodó pertenecen a la colección Alfredo Melgar, quien fue amigo de Miró, con quien además trabajó en París en la galería Maegth.
"Conocí a Miró -afirmó el coleccionista- cuando empecé a dedicarme a la fotografía profesional. Para mí es el gran pintor del siglo XXI, y creo que todavía está por entenderse a fondo su obra. En 1983, poco antes de morir, Miró ya no podía bajar la escalera de su casa y lo levantábamos de su cama para que pudiera pintar".
"Entonces -recordó Melgar-, cuando tenía el papel en la mano se transformaba en un monstruo con ese trazo, con esa energía que tenía en el brazo y que llevaba a la mano."
Del conjunto de las obras que mostrará el museo del Parque Rodó sobresale una serie de dibujos que Miró realizó en los últimos años de vida, utilizando distintos papeles y otros soportes, con lápices y ceras.
"Cuando estaba ya muy mal de salud, Miró tenía muy poca fuerza, lo veías muy débil y entonces lo sentabas delante de sus lápices, comenzaba a dibujar y recuperaba toda la fuerza, su vitalidad volvía", cuenta Melgar, quien coleccionó obras del maestro catalán a lo largo de 35 años.
Por otra parte, los grabados de esta exposición abarcan distintas épocas del artista y tienen el peso de alguien que se detenía mucho en los detalles.
"En general, los grabados se consideran una obra menor, por debajo de un óleo, son fáciles de vender y esto ha ayudado a muchos artistas, pero para Joan eran tan importantes como cualquier otra creación. Él estudiaba las distintas técnicas, probaba, investigaba, ponía mucho de él en los grabados", explica Melgar.
Para este gran coleccionista, el artista catalán superaba los cánones estéticos de su época: "Miró es el primer gran artista del siglo XXI. Un adelantado que inaugura un nuevo concepto que termina con el hombre sintiéndose el centro del universo. Él destruye el cubismo pero también el antropocentrismo y crea figuras que salen de la Tierra".
La magia de los sueños permite además ahondar en la relación entre Miró y el surrealismo, puesto que al igual que sucedió con Dalí, los vínculos entre ambos catalanes y el movimiento liderado por Breton tuvieron continuos altibajos.
"El surrealismo le debe a Miró la más bella pluma de su sombrero", afirmó Breton, aunque Oropesa señala el distanciamiento entre Miró y los surrealistas: "Miró no perteneció a ningún grupo estético. Él rompió con el arte conocido y generó algo único. Cuesta para muchos comprenderlo porque él salta su tiempo, rompe con los moldes".
La exposición se podrá visitar, con entrada libre, de martes a domingos de 12 a 18 hs. hasta el 18 de julio. Además, los sábados a las 16 hs. habrá talleres temáticos para adultos y niños, mientras se prepara un ciclo de conferencias que tienen como invitada especial a Oropesa, quien dirigirá un laboratorio en la primera quincena de julio.
La lucha de un hombre contra la tradición
Miró nació Barcelona en 1893 y comenzó sus estudios de arte en 1907 en la Escuela Superior de Artes Industriales y Bellas Artes, continuándolos en la Escuela de Arte de Francesc Galí. Su primera exposición individual la realizó en su ciudad natal en 1918 y dos años después viajó a París donde conoció Picasso y entró en contacto con las vanguardias artísticas de la época.
Instalado en la capital francesa se vinculó con Antonin Artaud, André Musson, Michel Leiris, Robert Desnos y otros artistas y realizó su primera exposición parisina.
En 1928 viajó a Holanda y Bélgica pero volvió a residir en París, ciudad que lo atrapaba por sus círculos culturales. En 1930 expuso en Nueva York y dos años más tarde realizó la escenografía y el vestuario del ballet Jeux d`enfants de los Ballets Rusos.
Sin embargo, las dificultades económicas lo obligan a instalarse en su casa natal en 1933. Tres años después, tras el estallido de la Guerra Civil, fija nuevamente residencia en París, donde permanecerá hasta 1940.
En 1941 realiza su primera gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y al año siguiente se instala nuevamente en Barcelona.
Desde entonces, su prestigio internacional no deja de crecer, participando entre otras muestras en la Expo- sición Surrealista organizada por Duchamp y Breton en Nueva York. Considerado uno de los mayores pintores del siglo XX, Miró murió en 1983 en Palma de Mallorca.
El pintor catalán a través de cuatro talleres y conferencias
La exposición La magia de los sueños llega acompañada de un ciclo de conferencias y talleres. Estos últimos, dedicados a padres e hijos, irán los sábados a las 16 hs. Además, este sábado y el 12 de julio se dictará un taller para niños mayores de cinco años, a partir de las obras de Torres García, a un costo de $ 70. Luego, en vacaciones de julio, el museo del Parque Rodó dictará una serie de talleres que invitan a aprender a pintar y dibujar jugando. El lunes 30 y el 7 de julio el tema serán las luces y las sombras, mientras que los miércoles 2 y 9 de julio el tema será el movimiento, el espacio y el volumen. Las texturas y los colores serán el objetivo de los talleres que se dictan el viernes 4 y 11 de julio. Estos talleres son para niños de 6 a 12 años y cuestan $ 160. Informes: tel. 9162663.
Un estilo inconfundible que recorre todas las formas y colores
Dibujos
Miró fue antes que nada un dibujante mayor, un artista de la línea y el volumen: a partir de esa condición destacó en las más diversas formas dentro de las artes visuales, desde la litografía y el grabado hasta las pinturas de gran escala y los murales.
Pinturas
A medio camino entre el arte abstracto y el figurativo, el pintor catalán inauguró un tercer camino en la historia de la pintura del siglo XX, representando en sus pinturas los juegos de la fantasía, la imaginación y el sentido lúdico del arte.
Telares
Sobre cartón, láminas de corcho, papel japonés o papel de lija: todas las superficies le permitían a Miró desplegar su creatividad y talento. El telar fue otro de sus soportes, desde donde logró comunicar la calidez de las texturas.
Escultura
El Museo Miró, en Barcelona, custodia varias esculturas del gran artista catalán, quien tuvo en la expresión de formas y volúmenes uno de los temas de toda su carrera. También en sus esculturas domina el sentido lúdico y el gusto por los colores firmes.
Murales
Como muralista Miró realizó notables trabajos, entre los que sobresalen uno para la Universidad de Harvard (realizado a pedido de Walter Gropius), y otro para el edificio de la Unesco, titulado "Mural del sol y de la luna".
El País