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Éxito del film "El viaje hacia el mar" en el Festival del Plata

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COLONIA.- La ilusión del mar y del cine tuvieron el sábado a la noche un extraño encuentro en el Festival de Cine del Plata. Fue en el viejo Cine Helvético de 1915 (el que reabrió sus puertas en el 98 gracias a la compra de sus propios espectadores), donde un cuarto de pueblo de Nueva Helvecia ocupó parte de las 1050 butacas para asistir a la función de la película uruguaya de moda: "El viaje hacia el mar".

Como "Cinema Paradiso"

Los funcionarios que asistieron a esa función insistían en que parecía una imagen de la película "Cinema Paradiso", de Giuseppe Tornatore. Es que la melancolía se había instalado unas horas antes en el viejo cine art-déco de largos pasillos, con butacas de madera y cuero que miran todas perfectamente numeradas a un inmenso telón de pana bordó. A la hora de la siesta, cuando le había tocado el turno a la película argentina "Ciudad del Sol", de Carlos Galettini (que se estrenará en la Argentina el jueves), el vacío de la sala, sumado a unos diálogos y situaciones inverosímiles del film, daba pena. Y el plantel a pleno de funcionarios argentinos y uruguayos subidos un rato antes al escenario, hablándole a una platea lejana acerca de la integración entre Uruguay y la Argentina.

Pero la noche se llenó con quienes querían ver "El viaje hacia el mar", primer largometraje de ficción de Guillermo Casanova que ya fue visto por 75.000 espectadores, y que todos por estas playas definen como "Historias mínimas" a la uruguaya. Los cinéfilos le encuentran también elementos de "Una historia sencilla", la película de David Lynch sobre el viejito Alvin Straight que se trasladó de una punta a la otra de los Estados Unidos en tractor para visitar a su hermano enfermo.

En los años 50

La del mar está basada en un cuento de cuatro páginas del uruguayo Juan José Morosoli, ambientado en los años cincuenta. Es la historia de un grupo de hombres que son llevados por otro de Minas a Canelones en camión, a conocer el mar. En la película que protagoniza Hugo Arana con un grupo de reconocidos actores uruguayos la acción está ambientada en un pasado perfecto, en los sesenta, "porque para hablar de los cincuenta yo no tenía idea -confió su director a LA NACION-, y en los sesenta nací yo".

Casanova, de 40 años, que proviene del documental y del mundo publicitario, cuenta que no entendía muy bien qué es lo que pasa con su película y el público uruguayo, que sí sale de la casa para ir al cine a ver su película, que luego no para de reír y al salir del cine dice, feliz, sentirse esencialmente identificado con la historia. "No sé qué pasa en los pueblos del interior que la gente no siente interés por ir al cine. Supongo que será por las salas y la falta de publicidad. Los cines del interior sólo funcionan los fines de semana. Pero con mi película sucedió algo distinto. Y por ejemplo, cuando se exhibió en Lavalleja, de donde es oriundo el autor del cuento, se dio algo excepcional: la vieron 6000 espectadores, casi todo el pueblo. Yo creo que la gente está cansada de historias complicadas. Y si además de pasarla bien pueden sentirse identificados..."

Fuera del país

La "uruguayidad" tan mentada de "El viaje hacia el mar", así como alguna vez fue la argentinidad de "Historias mínimas" del pueblo patagónico San Julián, le dio que pensar al director Guillermo Casanova frente a una exhibición fuera de su país. "¿Qué pasará en el exterior?, me preguntaba cuando la invitaron al festival de Montreal. Pero luego fue maravilloso observar cómo un público tan heterogéneo se mataba de risa en la sala". La película se estrenará comercialmente en la Argentina luego de su exhibición en la próxima edición del Buenos Aires Festival de Cine Independiente.

Guillermo Casanova se siente privilegiado por haber podido ser el director de una de las tres o cuatro películas que se hacen al año en la pequeña producción cinematográfica de su país. El antes y el después, señala, fue el suceso de "25 watts", de los jóvenes Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, una película sobre un anodino día de tres pibes montevideanos, que protagoniza el uruguayo Daniel Hendler ("Esperando al mesías", "El fondo del mar"). "Todos nos subimos a los hombros de todas las películas uruguayas que tuvieron éxito o que nos gustaron. Yo lo he hecho y supongo que muchos cineastas uruguayos lo harán ahora con "El viaje hacia el mar"", destacó Casanova.

Admiración

Sobre si la tan mentada "integración" entre Uruguay y la Argentina es sólo un recurso mediático para que los funcionarios se hagan más amigos, dijo: "Yo creo que como dijo el profesor Alberto Methol Ferré, hay que empezar desde cero con todo esto. A mí antes no me gustaba el cine argentino, pero desde los noventa, con películas como "Pizza, birra, faso", "Bolivia", "La ciénaga" o "Un oso rojo" quedamos maravillados con lo que se está haciendo allá, y ustedes también se dieron cuenta del cine pretencioso que hacían. Yo trabajé con muchos argentinos en mi película. Además, el tema de la coproducción es vital. Nosotros sabemos que necesitamos de ustedes. Pero todavía no sabemos qué es lo que a ustedes más les interesa de nosotros." LA NACION/GDA

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