"El rock de estadio no me gusta"

| El prestigioso músico argentino presenta su show solista el próximo 12 de abril en La Trastienda

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Daniel Melero fue el líder del primer grupo tecno de Argentina. Produjo discos de Soda Stéreo, Babasónicos y Todos Tus Muertos. Ahora acaba de reeditar cuatro álbumes suyos en una caja de lujo (Cuadro). Y es un estudioso de los insectos.

A grandes rasgos y de forma simplona ese es Daniel Melero. Pero por cada ítem, él podría ofrecer una conferencia de cuatro horas sin aburrir al auditorio. Una de sus premisas es hurgar en el lugar opuesto a donde mira la mayoría, algo que convirtió casi en un método. "Las cosas más interesantes que encontré como oyente y como músico fueron prestando atención a donde estaba lo ignorado y hasta lo olvidado. A mí me pasa que el rock de estadio no me gusta. No lo disfruto, porque me parece un aparato demasiado facista. Demasiada gente de acuerdo haciendo los mismos gestos. A cierta distancia todos los grupos son iguales, y yo prefiero lo excepcional".

Días atrás el productor argentino Afo Verde señaló que la música asiste a una crisis creativa, idea que se contrapone a lo que opina Melero. "Aquello de desarrollar artistas hace mucho tiempo que no se hace. La industria discográfica dejó esa práctica cuando todavía tenía sentido y eso fue un gran error. Aunque también es cierto que para una mano gigante es muy difícil levantar un grano de arena", dispara.

Para Melero la mayor bendición es que siempre hubo gente interesada en lo que hace. "Hay discos que fueron ignorados o maltratados por la prensa como estos cuatro que reedité y se convirtieron en pequeños clásicos. Pero nunca me rendí porque me escucharan pocos y eso me permitió preservarme y no convertirme en un fabricante de chorizos", continúa.

Dentro de su lista de títulos "maltratados" está Rocío, uno de los que forman parte de Cuadro (los otros son Piano, Cámara y Tecno). Cuando lo grabó en su casa golpeó las puertas de dos sellos importantes, recuerda, y lo trataron como a la novia del barrio. "Me decían cosas tan ridículas como: `es demasiado bueno para que lo editemos`. Lo que pasaba era que no se vendían discos y había que editar lo que se vendía. Entonces me quedaba asombrado y preguntaba: `¿no será que estás publicando lo que no se vende?` `En lugar de suponer que el público está esperando otras cosas, `¿no será que vos no debés estar en este puesto?`. Y me volvía a mi casa llorando. Entonces mi esposa me dijo: `ponelo a la venta vos`. Y eso hicimos". Rocío es curiosamente el trabajo que más dinero le redituó en su historia.

El lanzamiento de Cuadro, que presentará el 12 de abril en La Trastienda, no fue gestado como una revancha. Es un proyecto de Ultrapop que a Melero le pareció positivo porque "no es una molestia que los discos puedan conseguirse". Como condición puso no remasterizarlos. "Eso sería como arreglar algo que no está roto. Cada uno tiene sus errores y virtudes como un libro, no hay por qué reescribirlos. ¿Para qué?", pregunta.

MÚSICA ANIMAL. Melero confirma el dicho de que menos es más y por eso siempre optó porque sus discos no sonaran muy fuerte. "Me atrae que tengan determinado rango dinámico y eso se pierde si todo es fuerte. Rocío por momentos parece que termina y vuelve a empezar. Eso predispone a escuchar más. Los músicos en general no comprenden el valor que tienen los silencios y la enorme disposición a escuchar que producen".

En la actualidad prepara un material grabado en el mítico estudio Ion, por el que pasaron Piazzolla, Goyeneche y muchos íconos del rock argentino, y en el que cabe una orquesta sinfónica. El título sólo lo reveló "off the record" y está vinculado a su otra gran afición: los animales, "un gusto que comenzó antes que la música", revela.

Desde niño estudia el comportamiento de las hormigas. "Me interesan, me siguen dando material, considero que ellas son las arquitectas del mundo. Un hormiguero para mí es un solo ser dividido en cuerpos. Creo que si estudiasen más las hormigas las sociedades humanas podrían funcionar mucho mejor. Yo soy políticamente anarquista y aunque nosotros digamos que tienen una reina, el suyo se asemeja mucho a un sistema anarquista".

Las reflexiones de Melero sobre el universo animal parecen infinitas y se cuestiona en voz alta: "¿Cómo puede ser que las hormigas, que están bajo tierra y hacinadas, no se contagien enfermedades sociales y no se resfríen, mientras que doscientos humanos en un vagón en invierno saldrían todos enfermos?".

Dejó de considerarse un "antimúsico", por no haber estudiado ortodoxamente ningún instrumento, porque cuando mira el piano ahora sabe las doce notas. En realidad su mayor interés al enfrentarse a un sinterizador está en la maquinaria y en los botones, no en las teclas.

Melero fue el primero que subió a un escenario en Argentina para presentar el tecno. Y hoy cuenta aquella experiencia- que en su momento fue traumática- como una anécdota inofensiva. "¡Te tiraban frutas! En el primer festival que tocamos (con su grupo Los Encargados), hace más de treina años, ¡la gente me tiraba latas de paté con el paté adentro! Si un tipo te tira el almuerzo es que no le gustó nada lo que vio. La indignación que generaba la sola ausencia de una batería en el contexto del rock era tremenda. Ahí viví la agresión de miles de personas a la vez, ¡juro que es horripilante, te duele el cuerpo! Y aunque la lata de paté no me llegó a pegar la guardé durante mucho tiempo, (se ríe)".

En el presente considera que ocurre lo contrario, y sin embargo, preferiría que el público "supiera irse cuando algo no le gusta". "Hoy aceptan todo, especialmente si viene impuesto por una marca y desde un escenario grande. Era más interesante esa actitud que tenían conmigo en otra época", agrega, quien fue considerado el cuarto Soda Stéreo por su vínculo y colaboración con la banda.

Melero no tiene celular y critica a los que van a un concierto y filman todo para subirlo a Youtube, porque ese hábito perjudica el disfrute en tiempo real. "Hoy somos todos prosumidores (mezcla de productor y consumidor)", dice. "Es un poquito corto eso de filmar el evento al que asistís para subirlo a Internet. Es vivir el futuro de un recuerdo en la interface de una computadora".

Fue considerado el cuarto Soda Stéreo

Por su vínculo y colaboración con la banda que lideró Gustavo Cerati, Daniel Melero, el compositor de Trátame suavemente, fue considerado el cuarto integrante. "Pero siempre sentí que yo era Daniel y ellos Soda", explica a El País. "Decidí que fueran un trío antes de la grabación de su primer disco, sabiendo que iban a poder contar conmigo, cosa que ocurrió", relata el músico. En la época de Canción animal, la placa más elogiada del grupo, Melero recuerda que "Gustavo estaba en un pico de inspiración altísimo, convertido en un tremendo cantante, guitarrista y compositor". En esa época empezaron a armar Colores santos, un proyecto a dúo que vio la luz en 1992 y que fue considerado como un ovni dentro del rock argentino de entonces. Para eso se juntaron todos los días durante meses. Cerati a su vez, participó en Cámara de Melero, tocando el bajo, la guitarra y haciendo coros.

Un colaborador del grupo pop Babasónicos desde el inicio

Melero participó en el álbum debut de la banda que lidera Adrián Dárgelos (Pasto), junto con Gustavo Cerati. Y decidió repetir la experiencia en Jessico (de 2001), un trabajo que fue considerado entre los mejores de la década en Argentina al punto que inspiró luego la realización de un documental. Al hablar de Babasónicos advierte que ve un cambio. "Para empezar cambiaron y eso ya es algo. Pero nos conocemos demasiado como para que pueda juzgarlos de manera imparcial".

Conoció a Dárgelos cuando éste era un adolescente mientras caminaba por la calle Santa Fe, en pleno Buenos Aires. "Me paró y tenía un disco de The Residents en la mano. Y yo a un tipo que tiene un disco de The Residents le hablo", cuenta el músico y se ríe. "A Jessico elijo fumármelo entero", dice en el documental y lo repite en 2013.

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