El Oscar honorario es para Roger Corman

Galardón. El "rey de la clase B" será homenajeado por la Academia de Hollywood

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GUILLERMO ZAPIOLA

Va a ser, casi seguramente, uno de los más merecidos Oscar honorarios de la historia. La Academia de Hollywood ha decidido acordarse de Roger Corman, el "rey de la clase B", para entregarle una estatuilla como homenaje al conjunto de su carrera.

El propio Corman, de 83 años, ha declarado su sorpresa por el anuncio. Sabía que la junta de gobernadores de la Academia manejaba su nombre, pero estaba convencido de que, en definitiva, no iban a tenerlo en cuenta. Cuando fue informado telefónicamente de la decisión, "simplemente no podía creerlo", dice.

"Predije que no ganaría porque hago películas de bajo presupuesto, y sentí que la Academia no le daría un premio a alguien que hace películas de bajo costo. Quedé realmente sorprendido al recibir la llamada``, afirmó Corman a la prensa luego de conocerse la elección de la Academia.

En realidad, debería tenerse más confianza. Desde 1955, Corman ha producido alrededor de trescientas cincuenta películas, y dirigió más de cincuenta (estas últimas, mayoritariamente en un período de quince años, entre mediados de los cincuenta y fines de los sesenta), la mayorías de ellas "quickies", es decir producciones de rodaje muy rápido y bajísimo presupuesto que lo han convertido en un cineasta de culto: la leyenda afirma que hizo La tiendita del horror (1960) en menos de una semana, y El terror (1963) en dos días.

Pero a diferencia de otros realizadores de películas baratas, Corman ha demostrado a lo largo de medio siglo ser un tipo inteligente, un productor con extremo sentido del olfato y, con frecuencia, un narrador eficaz. Entre las docenas de películas policiales, `westerns`, de terror o de ciencia ficción que produjo o dirigió a lo largo de su carrera hay mucha mediocridad, con algún extremo de inepcia en dos o tres cosas hechas en la Argentina en sociedad con la empresa Aries Cinematográfica de Fernando Ayala y Héctor Olivera.

Por supuesto, nadie puede tomar en serio películas como Guerra de satélites (1958) o La mujer avispa (1959), pero tiene cosas mejores, en particular el "ciclo Poe" (La pavorosa casa de Usher, La fosa y el péndulo, El cuervo, La tumba de Ligeia, La máscara de la muerte roja, El entierro prematuro) emprendido sobre todo para la empresa American International.

En esos films Corman (quien tiene un `master` en literatura) supo rodearse de talentos veteranos o en ciernes. Allí estaban entre otros los actores Vincent Price, Boris Karloff, Peter Lorre, Ray Milland y Basil Rathbone, el guionista Richard Matheson (de Soy leyenda y El increíble hombre menguante) y el veteranísimo fotógrafo Floyd Crosby, ganador de un Oscar en 1931 por Tabú de Murnau. Y, en el otro extremo, hicieron sus primeras armas (o casi) junto a Corman una serie de jóvenes llamados Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Jonathan Demme, Peter Fonda, Dennis Hopper, Jack Nicholson, Robert De Niro, Peter Bogdanovich, Joe Dante, John Sayles, James Cameron y muchos más.

Corman habla de esos discípulos con una dosis de orgullo: "Los he admirado, y de hecho me enorgullece lo que han hecho``, afirma. "Sé que todos habrían alcanzado el mismo nivel si no me hubieran conocido, pero pienso que fui capaz de darles un empujón inicial y ayudarlos un poco en sus carreras, y eso me enorgullece muchísimo``. Y no hay que olvidar otra faceta de Corman: como distribuidor, dio a conocer en Estados Unidos a gente como Bergman, Fellini, Truffaut y Kurosawa. No es poco.

Cómo hacer dinero invirtiendo muy poco

Con presupuestos reducidos y rodajes rápidos, Corman ha tenido una carrera rentable que ha desafiado la máxima de Hollywood de que uno nunca pone su propio dinero en su propia película. Pero él todavía financia sus propios films para poder hacerlos como le plazca, sin la interferencia de los estudios. No en vano se ha ganado el respeto de un cineasta como Wim Wenders, quien lo incluyó en su film El estado de las cosas. También ha asomado lateralmente en películas de sus famosos discípulos Ron Howard o Jonathan Demme.

Corman llamó a sus memorias How I made a hundred movies in Hollywood and never lost a dime (Cómo hice cien películas en Hollywood y jamás perdí un centavo), título errado en ambas afirmaciones. De hecho, Corman ha hecho muchas más películas (cerca de cuatrocientas) y algunas perdieron dinero, entre ellas una de las más serias (El intruso, 1962), un alegato antirracista filmado en el Profundo Sur, en una época en que el tema estaba realmente sobre el tapete y la violencia entre razas se encontraba a la orden del día.

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