Julia Stiles toca madera. Evita pasar debajo de escaleras y si atraviesa la calle mira si un gato negro está a punto de cruzarse en su camino. Cuando supo que su nueva película, la "remake" del clásico de horror La profecía (1976), se iba a estrenar el 6 de junio de 2006 (6-6-06), llamó a su agente pues quería salirse de la película. El film llega a Montevideo justamente ese día.
"Soy muy supersticiosa", dice, entrevistada por teléfono desde un hotel de Nueva York, "y en la mente sigo viendo 666. No quiero tentar al destino".
A fin de cuentas, no abandonó la producción, pero aun ahora no está del todo cómoda con la fecha de estreno de esta nueva interpretación de la historia de Damien, el pequeño niño que quizá sea el Anticristo.
"Creo que mis miedos en realidad eran un homenaje a La profecía original", afirma. "Es una historia poderosa sobre las fuerzas que pueden intervenir y controlar la vida."
Ella lo aprendió muy bien durante los meses de rodaje, que se realizó en la República Checa.
TERRORES. "Tenía horribles pesadillas todas las noches cuando estábamos rodando la película", recuerda. "Creo que tiendo a internalizar las cosas".
"Se supone que mi personaje está muy atormentado por toda esta situación", continúa Stiles, "porque interpreto a la madre del niñito. Ella ama mucho a su hijo, que resulta ser realmente el diablo. Esta mamá oculta sus temores y tiene miedo de expresarlos. Sin embargo, mi personaje admite que cuando cierra los ojos ve cosas grotescas."
"Ese parlamento se me metió en la cabeza", dice la actriz. "Y empecé a ver cosas grotescas toda la noche, cuando se suponía que debería estar durmiendo. No me ayudó el hecho de que el hotel en Praga estuviera junto al cementerio más antiguo. Una noche tenía tanto miedo que me desperté a las tres de la mañana y moví los muebles por todo el cuarto. Mi cama estaba justo debajo de un candil y tenía miedo que se me cayera encima en cualquier momento".
"Como dije", agrega riendo nerviosamente, "tiendo a internalizar las cosas".
La "remake" de La profecía está protagonizada por Liev Schreiber, quien hace arreglos para adoptar en secreto a un bebé cuando su esposa (Stiles) tiene un aborto natural. Cinco años después, el niñito (Seamus Davey-Fitzpatrick) no es todo sonrisas y narices sucias. De hecho, quizá sea el Anticristo.
Stiles es fan de la película original, protagonizada por Gregory Peck, Lee Remick y, como el siniestro niño Damien, Harvey Stephens.
"Yo era muy chica para verla en el cine", recuerda, "pero la vi en video de adolescente. Claro que la volví a ver varias veces cuando estaba decidiendo si haría la nueva versión".
"Honestamente, me encantó", dice. "Me encanta que La profecía no sea una de esas películas de horror en las que el único chiste son los efectos. Aquí hay algo que sucede más a fondo. Esta película habla de la fe. Es acerca de algo que está muy adentro de todos nosotros. No es sorprendente que la película se quede con uno durante mucho tiempo después de haberla visto."
No obstante, dice Stiles, ella no tuvo ningún titubeo por la nueva versión de la película.
"Creo que la película ya estaba madura para una nueva versión", dice. "En el mundo están sucediendo muchas tragedias. Creo que la gente está en busca de respuestas. Nos preguntamos si hay una fuerza superior a nosotros. Queremos explicaciones."
"Creo que estamos cuestionando la ciencia y la fe", prosigue Stiles. "Ese cuestionamiento es una cosa humana fundamental."
Es sabido que la película original estuvo plagada de circunstancias extrañas e intimidantes: tanto Peck como el guionista David Seltzer iban en diferentes aviones que fueron golpeados por un rayo, mientras que el director fue arrollado por un auto y también se hospedaba en un hotel que fue bombardeado por el Ejército Republicano Irlandés. El avión en el que Peck estaba programado para volar a Israel se estrelló y algunos miembros del equipo tuvieron un accidente automovilístico. Durante la post-producción, el artista de efectos especiales John Richardson resultó lesionado y su novia fue decapitada en un accidente de coche.
ENIGMAS. En la "remake" no hubo cosas tan extremas, pero inexplicablemente se destruyeron las escenas de todo un día de filmación: 13.500 pies de película, en los que estaba la escena decisiva en la que se confirma la identidad del niño.
"No podía creerlo", dice Stiles. "Se destruyeron algunas escenas, y otras de ese día estaban borrosas y emborronadas. Esto es extraño, pues en la película hay escenas en las que hay fotografías borrosas y emborronadas. En las sombras de esas fotografías incluso se puede ver cómo van a morir las personas. Es un punto dramático importante y luego la película verdadera se emborrona."
"Es raro", dice Stiles con una risa nerviosa.
Actualmente de 25 años de edad, la actriz creció en Nueva York, hija de un profesor de primaria y una artista. La mayor de tres hijos, tomó clases de danza y actuación, y para cuando tenía 11 años ya estaba trabajando en el prestigioso teatro experimental La Mama.
"Siento que tuve una infancia muy normal antes de empezar a actuar", dice Stiles. "Hacía mi trabajo en el teatro como si fuera una actividad extraescolar. Iba a la escuela en el día y trabajaba con esa compañía para hacer dos obras al año."
"Una parte de mí era inocente e ingenua", continúa. "Crecí en la ciudad de Nueva York y mi imaginación era mi campo de juego. Me disfrazaba e imitaba lo que veía en televisión. Después me gustó estar con gente de teatro, pues también usa su imaginación como campo de juego." Reconoce que entonces no pensaba en convertirse en el futuro en una estrella profesional profesionalizacion. Esto era así incluso cuando asistía a la Escuela Profesional para Niños de Nueva York y cuando empezó a conseguir algunos papeles en películas. Hizo su debut cinematográfico a los 15 años, en I Love You, I Love You Not (1996), interpretando a la hija del personaje de Harrison Ford en Enemigo íntimo (1997) y como coprotagonista, al lado de Ellen Barkin y Oprah Winfrey, en la película para televisión Before Women Had Wings (1997).
"Cuando iba a esas audiciones sólo quería una oportunidad", recuerda. "Cuando me seleccionaban, me daba mucha emoción. No pensaba que fuera a ocurrir."
Su gran oportunidad le llegó con 10 cosas que odio acerca de tí (1999), película que lanzó también la carrera de Heath Ledger. Stiles siguió después con Hamlet (2000), y Save the Last Dance (2001), donde empezó a respetar la actuación. Incluso descubrió algunos trucos del oficio.
"Cuando era más joven", dice, "pensaba que un buen actor era alguien que puede mentir muy bien. Ahora pienso que la buena actuación es decir la verdad."
Sin embargo, cuando Save the Last Dance tuvo un sorpresivo éxito e hizo de Stiles uno de los nombres más lucrativos de Hollywood, ella ya se había inscrito en la Universidad Columbia de Nueva York. En los siguientes cuatro años, ella hizo películas sólo en las vacaciones de verano, interpretando papeles de reparto en películas como Identidad desconocida (2002) y La sonrisa de Mona Lisa (2003).
Digan lo que digan en Hollywood, ésa fue una buena decisión para su carrera.
"Yo quería tener la típica experiencia universitaria, y me quedé ahí porque soy terca y quería tener mi título", dice Stiles, que se graduó en 2005. "Nunca lamentaré haber ido a la universidad. Para mí fue importante como lugar para crecer y para no ser examinada tan duramente. Es difícil ser una adolescente bajo el escrutinio de los críticos y de Hollywood."
ESTUDIOSA. "Fui a la universidad también porque decidí que quiero seguir actuando cuando tenga 40 o 50 años", agrega. "No quería estar en una sala llena de ejecutivos de los estudios con título sin tenerlo yo. Quería estar a su nivel."
Entre una y otra película -su siguiente proyecto es la película de suspenso A Little Trip to Heaven- Stiles permanece en Nueva York, donde lleva una vida de lo que llama "una estudiante de la escuela de la vida." Y lo que hace, y con quién lo hace, son cosas que prefiere no divulgar en los medios.
"Para mí, es una prioridad mantener mi vida personal en el misterio", asegura. "No juzgo la vida de nadie mas ... sólo sé que los actores que más admiro son aquellos de los que sé poco. Creo que es más difícil creerle a un actor del que se sepa demasiado."
"No quiero que mi persona opaque a mi trabajo", concluye Stiles. "Y hasta ahora todo va bien. Toco madera."
Conspiraciones de ángeles, demonios y la Casa Blanca
A algún observador le ha llamado la atención la cercanía del Anticristo con el poder político que se sugiere en esta nueva Profecía (bastante de eso había ya en el film original), pero acaso haya que tener en cuenta algunas convicciones de la franja más lunática y conspiranoica de la ultraderecha religiosa norteamericana, representada también por los libros del reverendo Tim LaHaye y sus series Dejados atrás y Babylon Rising. Basta compulsar ciertas páginas web para saber que para alguna de esa gente por lo menos existe una conspiración neoconservadora que involucra a sectores del judaísmo y la masonería, las Naciones Unidas y la Iglesia Católica para establecer un Nuevo Orden Mundial y una religión única bajo el mandato del Anticristo, quien al principio parecerá un líder pacifista pero terminará instaurando una dictadura con capital en Babilonia (hoy Bagdad: de ahí que sea tan importante controlar Irak). Esos serán los tiempos de la Tribulación, posteriores al rapto de los miembros de la Verdadera Iglesia, que serán llevados al cielo mientras el resto de la humanidad tiene su última oportunidad de renacer en Cristo o condenarse eternamente. En algunas variantes del complot, la propia Casa Blanca está directamente involucrada. O al menos es cómplice involuntaria de los pérfidos judíos y peores papistas.
Un regreso con planes diabólicos
En 1976, La profecía, dirigida por Richard Donner e interpretada por Gregory Peck, Lee Remick y un largo elenco se subió sin mucho rubor a la serie de films demoníacos que El bebé de Rosemary primero y El exorcista después habían puesto de moda. El combate contra el Anticristo se prolongó en dos películas más: Damien - La profecía 2 (1978) de Don Taylor, con William Holden, y finalmente La última profecía (1980) de Graham Baker, donde Sam Neill era el ya crecido Antricristo que terminaba derrotado por Jesús en persona. En 1991 hubo incluso una inconsecuente e inofensiva Profecía IV.
Este nuevo film dirigido por John Moore retoma empero la historia original, y en los créditos vuelve a figurar en primigenio David Seltzer.