El espíritu de Chejov vuelve a escena

| En el centenario de la muerte del dramaturgo ruso, el teatro independiente le rinde homenaje

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MAGDALENA HERRERA

Nadie le dijo que no a Chejov en el centenario de su muerte. Y eso que el proyecto, en su comienzo, resultaba casi una utopía. Un elenco de teatro independiente, con sobrada pasión pero sin ningún respaldo económico, pretendía llevar a la escena montevideana con rigor, talento y profesionalismo nada menos que una de las obras cumbre del dramaturgo ruso, Las tres hermanas. Hasta el propio autor reconoció que fue la pieza con la que enfrentó mayores dificultades a la hora de escribir.

Poco a poco, el ambicioso emprendimiento se fue alejando de la utopía. Nelly Goitiño aceptó el desafío de la dirección, lo que resultó fundamental como puntapié inicial. Tres actrices de primera línea como Gabriela Iribarren, Mariela Maggioli y Susana Acosta interpretarían a las tres hermanas en una historia que, más allá del contexto histórico, la Rusia prerevolucionaria, refleja las grandes inquietudes de la vida, de entonces y de ahora.

"A lo largo de la pieza y esencialmente en el cuarto acto, Chejov plantea sus ideas como en chispazos y con una total sencillez. Habla del hombre ante la muerte y de esa dificultad que tiene el ser humano para comprender su finitud así como para enquistarse en la temporalidad. El dramaturgo también se refiere a ese difícil amor que parece esquivo y muy a menudo está al lado y no se ve", explica Goitiño.

La directora fue sumando actores como Gustavo Antúnez, Roberto Fontana, Adriana Do Reis, Pedro Piedrahita, Alvaro Pozzolo, entre otros. Nadie se negó a Chejov, incluso para los papeles más pequeños. "Parecería que el signo positivo que caracterizó la vida del autor ruso hubiera tenido una repercusión en nuestro tiempo", asegura la responsable de la puesta.

Finalmente en la noche de ayer, Las tres hermanas dejó de ser una poética pretensión para convertirse en uno de los estrenos más ambiciosos del año. Se presenta en la sala Atahualpa de El Galpón, los sábados a las 21 horas y los domingos a las 19.

DIFICULTADES. Encarar una obra de Chejov es vivir una etapa de gran encantamiento, pero también enfrentarse a las dificultades máximas del teatro. Por lo menos así lo siente Nelly Goitiño. "Solo si se explica el teatro como empresa de ternura, entrañable definición de Jouvet, es posible comprender la puesta en escena de una obra tan compleja y cara. Ha sido una de las experiencias más conmovedores de toda mi carrera. Además del gran elenco y prestigiosos técnicos, hemos tenido el compromiso de todo el ámbito teatral. Quizás Chejov, quien fue un hombre signado por la ternura, ha concitado esta onda un poco mágica", dice Goitiño refiriéndose también a los apoyos recibidos por la gente de El Galpón y de otros grupos teatrales.

La iniciativa intenta homenajear a Chejov a cien años de su muerte, pero además abordar la obra de un poeta de extrema levedad, maestro de la atmósfera y de la síntesis. "El aúna esa frontera tan especial que existe entre la máxima sencillez y la máxima dificultad. Es que lo sencillo tal vez es lo más difícil", asegura.

En Las tres hermanas, Gabriela Iribarren protagoniza a uno de los grandes personajes de la literatura dramática del siglo XX, que Chejov escribió nada menos que para su esposa, la actriz Olga Knippler.

"Masha es una mujer que se debate entre avanzar hacia su propio destino o quedar presa como un pájaro en una jaula de oro, en una vida que otros pensaron para ella. La caracteriza un espíritu rebelde, un exquisito sentido de lo artístico así como también un gran Eros, algo en lo que Nelly ha insistido mucho. Pero Masha también muestra la visión de Chejov sobre la mujer así como sobre el amor, sus encuentros y desencuentros. Creo que tiene mucho que ver con nuestra idiosincrasia, como que somos muy elevados en el pensamiento y sin embargo a la hora de vivir nos quedamos tan al ras de la tierra", señala la actriz.

Iribarren también asiste a Nelly Goitiño en la obra. "Es la directora más inspiradora que he conocido a lo largo de toda mi carrera. Esta asistencia me ha significado una importante evolución a nivel de aprendizaje, tanto como actriz, así como en mi carrera de directora", agrega.

RETOS. Uno de los desafíos mayores tanto para Nelly Goitiño como para el elenco era justamente crear ese clima "chejoviano" y redescubrir su poesía de gestualidad mínima. "La vida contemporánea ha alejado al ser humano de la poesía. En cambio, mi generación tuvo el privilegio de vivir en un Uruguay más amable, donde nos formamos con la frecuentación diaria de los versos de Machado, Neruda, los grandes poetas franceses, entre muchos otros. De alguna manera esa cohabitación fue tiñendo nuestra sensibilidad, y resulta más accesible para una persona de mi tiempo acceder al universo mágico del poeta. Los jóvenes acceden a otros universos más difíciles para mi generación. Ellos tienen un sentido del ritmo y del riesgo realmente maravillosos", asegura la directora.

Justamente, para Las tres hermanas Nelly Goitiño insistió en esa percepción poética de lo cotidiano, algo quizás difícil de comprender para el joven elenco. "No fue fácil. Muchas veces les he citado una escena de El árbol de los zuecos que me impresionó muchísimo. El viejecito le enseña a su nieta cómo cultivar las tomateras. Nunca podré olvidar cómo ese hombre tocaba el fruto, el tono de su voz, su mirada, así como la actitud de la niña. Era un instante absolutamente poético de algo muy cotidiano", indica la directora.

ACTOS. Las tres hermanas también implicó importantes dificultades desde la dirección y la actuación. Más allá de la sencillez de las escenas, Chejov desarrolló en una misma obra un abanico de géneros que hacen complejo el trabajo. El primer acto es una comedia. El segundo resulta un vodevil. El tercero juega con el drama y el cuarto es absolutamente metafísico, según aclara Goitiño. "Para un actor ese despliegue es muy complejo. Debe pasar de la comedia al vodevil, y luego a los otros géneros, sin transición alguna. Exige una flexibilidad muy desde el alma. Pero todo el elenco ha trabajado intensamente en eso, así como en la sencillez del autor. Que es una sencillez muy difícil, que exige pararse desde una vibración muy especial".

La directora no duda que Las tres hermanas será de comprensión inmediata para el espectador de edad mediana y mayor. Pero Goitiño apuesta a que también los jóvenes se interesen por la experiencia, y encuentra que será por demás enriquecedora. "A los 20 años nadie se da cuenta de que el tiempo pasa. Nadie se da cuenta de que la muerte es cosa nuestra también. Las tres hermanas brinda una mirada que los jóvenes no tienen demasiada oportunidad de practicar y abre a la sensibilidad. Creo que resultará enriquecedora, de la misma manera que para gente de mi generación nos ha hecho mucho bien abrirnos al lenguaje que emplean los jóvenes. Me gusta muchísimo como trabaja Calderón, Peveroni, Suárez, Dodera, Percovich, Ferreira y seguramente me olvide de alguno. Los diques de generaciones me parecen negativos y más bien creo en los vasos comunicantes entre personas de diferentes edades. Se aprende mucho con la mirada del otro, máxime si llega desde una óptica que uno no posee".

Movimiento cultural con base sólida

"Podrá tener todo tipo de altibajos pero el teatro independiente tiene un espíritu que es invencible", asegura Nelly Goitiño. "Es un movimiento cultural, sí. Pero también es un espíritu en movimiento con una base tan vigorosa que es capaz de sustentar una actividad cualesquiera sean las dificultades. El teatro independiente es el espíritu que cree en la cultura como camino de libertad. Eso es eterno e invencible, y no solo explica una obra como Las tres hermanas realizada por gente económicamente pobre sino también la existencia de salas de teatro como El Galpón y el Circular. Asimismo, el teatro independiente está formando a generaciones de personas con ese mismo espíritu".

Por su parte, la actriz Gabriela Iribarren confiesa que el teatro independiente sigue intentando actos de coraje como Las tres hermanas en el firme convencimiento de que es algo imperioso también para el público. "Somos lo que somos y es innegable. Uno quiere desarrollar su carrera artística aunque las condiciones sean áridas. Por no tener los medios no quiere decir que no sintamos la necesidad y el deseo de hacerlo, así como que el público lo reciba. Por suerte la actividad artística es de una gran generosidad e intercambio entre las personas. Es una actividad netamente humana, por y para el hombre. Eso es lo que nos inspira y nos impulsa a todo este esfuerzo".

Chejov por siempre

Las tres hermanas representa la tercera obra de Anton Chejov que se estrena este año, en el centenario de su muerte. En el Circular se viene presentando El jardín de los cerezos dirigida por Stella Rovella, y se prepara otra versión de esta obra para estrenar en breve. En el Castillo Pittamiglio, Arturo Fleitas dirige una selección de cuentos y humoradas de Chejov, en Veintiuna valijas y dos mangostas.

La obra conoce varias versiones montevideanas. La primera, que Nelly Goitiño recuerda como mágica, fue en 1956 dirigida por Atahualpa del Cioppo y con la actriz chilena Bélgica Castro en el papel de Masha. La segunda de 1968 la dirigió Omar Grasso con el Circular y ese papel femenino lo interpretaba Gloria Demasi. La tercera versión de Las tres hermanas llegó en 1983 con el elenco de la Comedia Nacional dirigido por Eduardo Schinca.

El elenco que se presenta desde anoche en El Galpón está integrado por Gustavo Antúnez, Adriana Do Reis, Mariela Maggioli, Gabriela Iribarren, Susana Acosta, Fernando Gallego, Pedro Piedrahita, Alvaro Pozzolo, Daniel Cabrera, Roberto Fontana, Alejandro Gayvoronosky, Juan Luis Granato, Nelson Flores, España Andrade, Cecilia Peri, Elena Pedemonte, Verónica Rodríguez.

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