MATÍAS CASTRO
Hasta esta semana nunca había visto tan claramente la ambición de una persona por saltar a la fama. Lo noté cuando Cristian U, famoso y controvertido ex participante de Gran Hermano, consiguió una entrevista en un canal de Tv en la que dijo que en Telefé no le daban oportunidades como actor.
Gran Hermano ha sido siempre la puerta de entrada para el mundo de la televisión y el espectáculo. O al menos promete serlo. Con esta idea es que miles de jóvenes en Argentina se han ido preparado para los castings en este tiempo para la futura edición del programa que promete, como siempre, cambiar la vida de la gente común y corriente como si se tratase del premio mayor de la lotería.
Es que todos los días vemos a los famosos desfilar por la tele, mostrar su ropa cara, sus autos, sus grandes sonrisas carentes de problemas (excepto cuando se pelean entre sí), sus siliconas, sus horas de gimnasio, sus cuerpos envidiables… Todo lo que rodea a los llamados famosos parece envidiable, aunque no exactamente para mí. Con esa idea gran parte del público los sigue y los admira. Y de esa parte de quienes los siguen hay algunos que quieren lograr sus vidas.
En este contexto la carrera de algunas figuras que salieron de los reality shows como Pamela David, Silvina Luna y otras es una suerte de ejemplo de lo que se puede lograr. Pero son la minoría.
Cristian U, con su gran habilidad para la manipulación y, por lo tanto, para convertirse en tema de conversación de todo el Río de la Plata mientras estuvo en Gran Hermano, apuntaba a lo mismo. Porque ser famoso implica no tener un trabajo de ocho horas, implica firmar autógrafos, salir en las revistas, tener amantes y, sobre todo, cobrar buen dinero. Supuestamente, claro está. "Quiero que me den la posibilidad de actuar", reclamaba desde una entrevista en Animales sueltos. Lo cierto es que por más que proteste, no siempre pasar por la tele asegura continuar en ella, La ilusión siempre puede más que eso.