El dandy no deja de provocar

| Humberto de Vargas hubiese interpretado a Roberto de las Carreras, de haber sido autorizado

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Mgdalena Herrera

Desde principios de año, el escritor y dramaturgo Milton Schinca preparaba lo que sería un homenaje-aniversario hacia Roberto de las Carreras, al cumplirse en el 2003 cuarenta años de su muerte. Schinca gestionaba la reposición de su monólogo teatral Boulevard Sarandí, que recorre la vida del deslumbrante y controvertido poeta y dandy. Solicitó la autorización correspondiente a los descendientes de Roberto de las Carreras, pero no obtuvo respuesta salvo una que consideró inviable. Una de las nietas de Roberto de las Carreras, Electra, señaló que los descendientes aún no tienen una respuesta al respecto. Luego de cuatro meses de idas y venidas Schinca lo interpreta como una negativa implícita y desiste de su propósito, aunque aclara que no por su causa. En definitiva, Roberto de las Carreras no tendrá su homenaje, por lo menos no con la reposición de Boulevard Sarandí.

Hace exactamente treinta años, en el Teatro Circular, se estrenaba Boulevard Sarandí, el monólogo de Schinca sobre Roberto de las Carreras, hijo natural de la extravagante Clara García de Zúñiga. Boulevard Sarandí fue un éxito rotundo, manteniéndose tres temporadas en cartel. En 1975, los descendientes de Roberto de las Carreras solicitaron una prohibición y la obra fue levantada de cartel. Quienes la vieron, en aquel entonces, recuerdan la memorable interpretación de Armando Halty en el papel de Roberto de las Carreras, así como la elogiada dirección de Mario Morgan.

Al cumplirse los cuarenta años de la muerte de Roberto de las Carreras y treinta de aquel estreno, Schinca pensó que tenía sentido reponer, este año, Boulevard Sarandí, "con carácter de homenaje-aniversario hacia aquella figura deslumbrante del Novecientos uruguayo".

PUESTA. En el mes de marzo, el autor de Boulevard Sarandí comenzó sus gestiones ante los descendientes de Roberto de las Carreras, solicitando autorización para la reposición de la obra e informando que la nueva versión sería dirigida por Juan Antonio Saraví (varias veces candidato a los Florencio por obras como La tempestad, El beso de la mujer araña, Arte) e interpretada por Humberto de Vargas (Florencio 2002 a mejor actor por su elogiado trabajo en Copenhague).

"Desde entonces se sucedieron interminables idas y venidas, que sería fatigoso reseñar aquí. Luego, por fin se logró una autorización, pero con condiciones que la hicieron de hecho impracticable: la primera de todas, que la temporada se redujera a !diez funciones!, lo cual equivalía a una obvia negativa. No obstante acepté reunirme con los familiares para discutir ese y cuantos otros puntos quisieran plantear (algunos referidos al cobro de derechos), pero jamás logré que esa reunión se concretara, a pesar de que se les hizo notar repetidas veces que, a medida que transcurría la temporada teatral, se iba haciendo cada vez más difícil obtener sala apropiada", explica el autor de Boulevard Sarandí.

Antes de darse por vencido, Milton Schinca acudió a la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu) solicitando su intermediación. "Agadu estableció repetido contacto telefónico y escrito con los familiares —lo que está debidamente documentado— pero obtuvo siempre idéntico resultado infructuoso. Y así llegamos a este mes de julio, en que una vez más los familiares interponen nuevas y largas postergaciones sin dar jamás razones de clase alguna. Es por demás obvio que esta interminable actitud dilatoria equivale a una negativa implícita; decisión que respeto, como es mi deber, ya que los familiares de Roberto tienen el derecho legal de no otorgar su autorización. Por lo tanto no me queda otro camino que desistir de mi propósito, que a esta altura del año, por lo demás, se ha vuelto teatralmente inviable", asegura Schinca.

No hay tiempo para montar la obra en el 2003, ya que no se puede prever ni reservar la sala teatral adecuada. Schinca lo lamenta. "Deploro profundamente que las generaciones de estos últimos treinta años no puedan tener acceso a los resplandores (actualísimos) de aquel formidable personaje, que forma parte insustituible de un momento fundamental de la cultura nacional. Que quede constancia pública de que no ha sido, ciertamente, por mi causa", finaliza.

Roberto, el Poeta

En el año que corre se cumplen 40 años de la desaparición física de Roberto de las Carreras (Montevideo, 1875-1963), y debe decirse así, porque el primer dandy del Río de la Plata había muerto espiritualmente cuando a mediados de la primera década del siglo XX perdió la razón definitivamente. Desde entonces, dejó de ser el protagonista absoluto de la escena cultural montevideana (equivalente al jet set actual en términos de repercusión pública) para perderse en un borroso limbo por medio siglo.

Fue una paradoja del destino, o quizás una ironía cruel: porque Roberto debería haber muerto joven como sucedió con sus dos hermanos ‘de alma’, Julio Herrera y Reissig y Delmira Agustini, con quienes conforma la trilogía revolucionaria de la Generación del 900. Los tres fueron astros que se precipitaron a tierra en una misma época y en una misma aldea, "Tontovideo", y por supuesto la incendiaron. Tanto con su literatura como con sus conductas personales.

Roberto fue el primero en poner en práctica por estas latitudes ese concepto que Oscar Wilde había ‘inventado’ unos años antes: el propio artista como obra de arte. La apoteosis del dandysmo. Roberto quiso y logró ser un "luzbel criollo" que apuntó sistemáticamente sus baterías contra la burguesía y las buenas e hipócritas costumbres de su época. Amigo íntimo de Carlos Vaz Ferreira, a quien dedicó su primer libro de poemas; y también de José Batlle y Ordóñez, por quien dio parte de su fortuna familiar para contribuir con la publicación del diario El Día.

Lamentablemente, la hipercrítica Generación de 1945 catalogó a Roberto de las Carreras como un escritor de segunda fila que sólo interesaba por sus posturas escandalosas. Algo que profesores de literatura y críticos literarios han repetido por inercia. Y no es así: la prosa de Roberto es brillante y algunos poemas como Oración Pagana están entre lo mejor que produjo aquella generación de grandes talentos. Incluso su influencia sobre Julio Herrera es evidente.

Es una lástima que ahora no podamos volver a verlo caminar por Boulevard Sarandí, ni siquiera a través de la ficción.

La familia responde

n El País se contactó telefónicamente con Electra de las Carreras, la nieta del recordado dandy del Río de la Plata. "Aún no tenemos nada decidido, somos muchos descendientes y algunos están afuera".

—¿Existe algún problema?

—No, no, en absoluto. No es que no se permita, aún no tenemos nada decidido.

—Pero probablemente no se pueda presentar ya, porque no habría una sala adecuada.

—Ese es un problema del autor, el director u otros. No nuestro.

—¿Cuándo tendrían una decisión?

—Quizás en el correr de este mes, tomando en cuenta las distancias. Algunos descendientes viven afuera.

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