El Bien es futuro y es esperanza

| El cada vez más sombrío Anakin abraza el Mal y se proyecta como el futuro Darth

CONVERSION. Anakin Skywaker (Hayden Christensen) asume la identidad del Mal en lo que el propio George Lucas ha definido como "una suerte de Titanic espacial", en referencia al hundimiento de su héroe 200x140
CONVERSION. Anakin Skywaker (Hayden Christensen) asume la identidad del Mal en lo que el propio George Lucas ha definido como "una suerte de Titanic espacial", en referencia al hundimiento de su héroe

GUILLERMO ZAPIOLA

La leyenda termina, o por lo menos llega ahora el capítulo que completa los enlaces entre las dos trilogías que integran la saga galáctica de George Lucas Star Wars, y que fueron rodadas en un orden cronológico invertido. Hoy se presenta en Cannes y el próximo jueves 19 de mayo se lanza mundialmente (incluyendo Uruguay) la más reciente entrega de la serie, Episodio III: La venganza de los Sith.

Los seguidores de la saga lucasiana saben ya que se trata de la película en la que se producen los principales movimientos en el tablero de la prolongada historia galáctica: el vuelco del caballero Jedi Anakin Skywalker hacia el Lado Oscuro de la Fuerza, convirtiéndose en el malvado Darth Vader; el nacimiento de sus hijos Luke y Leia; el fin de la República y la creación del agresivo Imperio; la desaparición de la orden de los Caballeros Jedi. "Un episodio sombrío y dramático", ha señalado un admirador francés, en el que se pierden inocencias (Anakin) y libertades políticas, aunque queda abierta la puerta para la esperanza: el espectador ya sabe que Luke Skywalker y la princesa Leia, bebés al terminar este episodio, jugarán un papel fundamental en la caída del tiránico imperio y el retorno de la libertad.

VUELCOS. Lucas y su productor Rick McCallum han afirmado que al contar la infancia y juventud de Anakin Skywalker en La amenaza fantasma y El ataque de los clones han querido replantear totalmente la relación entre los personajes, que recién se anuda cabalmente en La venganza de los Sith. El director define su film como "una suerte de Titanic espacial", refiriéndose al hundimiento no de una nave sino de su héroe, que incurre una y otra vez en las decisiones equivocadas antes de transformarse en Darth Vader.

Algunas de esas transformaciones aparecen expresadas en el estilo visual del film. Incluso las opciones de vestuario, se ha señalado, apuntan en ese sentido: el ‘look’ de Anakin (otra vez Hayden Christensen) se va volviendo cada vez más sombrío, con elementos de cuero que ya sugieren al futuro Darth, mientras que la túnica que utiliza el Obi-Wan Kenobi de Ewan MacGregor es idéntica a la que utilizará más tarde Alec Guinness cuando interprete al personaje, más veterano, en el Episodio IV (es decir, la inicial Guerra de las galaxias). También, el peinado de la princesa Padmé Amidala comienza a parecerse al que utilizará más adelante su hija la princesa Leia (Carrie Fisher) en el último de los films mencionados.

Otros vínculos son aportados por las actuaciones: Lucas le pidió a Ewan McGregor acentos, entonaciones y movimientos de cuerpo y de brazos que lo acercaran al Alec Guinness de 1977 (al igual que el corte de pelo y barba). El departamento de maquillaje manejó fotografías de ambos actores, superpuestas, buscando el mayor acercamiento posible de McGregor a un "Alec Guinness joven".

También la tecnología marca la transición. El fuselaje de las naves de los Jedi anticipa los cazas espaciales del Imperio, y el aspecto de los Soldados Clones recuerda también al de las futuras Tropas de Asalto imperiales. El atraso tecnológico del Imperio, en contraste con la apariencia de prosperidad y riqueza de los últimos tiempos de la República, es explicado por el productor McCallum como una consecuencia de la Guerra de los Clones y de la economía de guerra impuesta por los nuevos, tiránicos gobernantes.

El film se abre con una batalla de 23 minutos que, según casi todos quienes lo han visto, es uno de los mejores momentos de acción de toda la serie. Sin embargo, los aficionados esperan con particular excitación el enfrentamiento singular entre Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker, un duelo a espada láser al borde de un volcán de doce minutos de duración que anuncian como "el enfrentamiento individual más largo de la historia del cine" (aunque habría que tomarle el tiempo al combate entre Stewart Granger y Mel Ferrer en Scaramouche de George Sidney). McGregor y Christensen se negaron a utilizar dobles en la escena, una de las más complicadas, en ensayo y rodaje, de todo el film.

Otras "trivias" que los aficionados sabrán paladear: Samuel L. Jackson, que retoma por última vez al personaje de Mace Windu (quien como se sabe no reaparece en la otra trilogía) no quiso "morir como un pobre tipo", y se puso de acuerdo con Lucas en que su personaje tuviera "un final digno"; Hayden Christensen se sacó el gusto de usar, al final, el uniforme de Darth Vader (utilizado por David Prowse en las películas "siguientes"), y hubo que confeccionar uno a su medida.

PERSPECTIVAS. Algunos están aprovechando la oportunidad para reflexionar sobre el aporte, positivo o negativo, que la serie de Lucas ha constituido para la historia del cine. El paso de los años permite razonar que Lucas y Spielberg (que colaboraron en Los cazadores del arca perdida) han sido los principales renovadores del "entertainment" cinematográfico norteamericano de las últimas tres décadas, combinando mecanismos de los viejos "serials" con presupuestos multimillonarios y tecnología de punta. Hay entre ellos diferencias de carácter que explican que hayan seguido luego carreras paralelas pero separadas. Ambos inyectaron nueva savia a la tradición del espectáculo hollywoodense, quizás ayudando a poner fin al cine "contestatario" de fines de los sesenta y tempranos setenta. De todos modos, y a diferencia de muchos de sus seguidores, no son meros "explotadores de efectos especiales", sino que habitualmente se las han arreglado para poner éstos al servicio de sus historias. Habrá que ver cómo termina ésta.

Para reactivar a la memoria: las cinco historias que comenzaron la saga

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. El primer film rodado, aunque se convertirá con el tiempo en el Episodio IV de la serie. El joven Luke Skywalker (Mark Hamill) investiga su verdadera identidad y se involucra con los Combatientes de la Libertad que enfrentan al tiránico Imperio Galáctico. En su camino se cruzan la princesa Leia Organa (Carrie Fisher) y el simpático aventurero Han Solo (Harrison Ford), que no solamente se incorporarán a la lucha sino que tenderán una línea anecdótica secundaria (los comienzos de un triángulo amoroso) que conocerá algún vuelco futuro cuando se conozca el verdadero parentesco entre Luke y la princesa. Dos momentos claves del film: el reencuentro del caballero Jedi Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness) y el villano Darth Vader, y la destrucción final de la Estrella de la Muerte, primer golpe serio al poder del imperio.

EL IMPERIO CONTRAATACA. Más tarde, Episodio V. EL Imperio no podía dejar impune la derrota sufrida al final del film anterior, y su primer contraataque conduce a la Batalla de Hoth, donde los Combatientes de la Libertad son arrollados por las tropas imperiales conducidas por Darth Vader. Tras esa derrota, Luke inicia su entrenamiento como aprendiz de Caballero Jedi bajo la conducción del anciano Yoda, esa especie de duende espacial viejo y sabio que adquirirá una importancia creciente en películas posteriores. Mientras las relaciones con la princesa Leia y Han Solo se complican, Luke tendrá su primer enfrentamiento, espada láser en mano, con Darth Vader, ignorando todavía su verdadera identidad (aunque la similitud de sonidos entre el nombre del personaje y "Dark Father", Padre Oscuro, debería ser una pista).

EL REGRESO DEL JEDI. O EPISODIO VI. El Imperio ha construido una nueva Estrella de la Muerte, y la protege con un campo de fuerza que emana de un bosque de la Luna de Endor, habitada por los simpáticos pero aguerridos Ewoks, una especie de ositos de felpa que pueden convertirse en temibles guerreros si se los provoca. Como suele sucederle a los tiranos, los Imperiales subestiman gruesamente la capacidad de resistencia de los Ewoks, y su tecnología de última generación demuestra ser poco eficaz ante las armas primitivas de esos aborígenes. Luke Skywalker vuelve a enfrentarse con Darth Vader, esta vez plenamente consciente de que se trata de su propio padre, quien trata de empujarlo al Lado Oscuro. También averiguará que la princesa Leia es su hermana, lo que deja el campo libre a Han Solo. El Imperio es derrotado, y los Ewoks celebran.

EPISODIO I : la amenaza fantasma. Una vuelta a las fuentes. El Imperio no ha surgido todavía, aunque hay políticos y comerciantes corruptos que pretenden usar en provecho propio las instituciones de una República Galáctica todavía democrática. El joven Anakin Skywalker se une a una flota de pilotos estelares Naboos para combatir a las naves de la Federación de Comerciantes, mientras el accidental guerrero Jar-Jar Binks encabeza al ejército de los Gungans contra miles de aparentemente invencibles Droids de Batalla controlados desde una de esas naves. Un todavía joven Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor) y su maestro Jedi Qui-Gon Jinn se enfrentan con Darth Maul, el aprendiz Sith de Darth Sidious, el misterioso Señor Oscuro. La tentación de Anakin por el Lado Oscuro está todavía lejos.

EPISODIO II: el ataque de los clones. Obi-Wan Kenobi (otra vez Ewan McGregor) descubre muy rápidamente los entretelones de una conspiración que involucra a políticos de la República, la Federación de Comerciantes y un Jedi separatista y renegado, el Conde Dooka (Christopher Lee, quien por supuesto fue algunas vez el Conde Drácula, que suena parecido). Anakin (Hayden Christensen) y la princesa Padme Amidala (Natalie Portman) se sienten crecientemente atraidos, pero su amor no es admisible de acuerdo a las tradiciones reinantes. Mientras, en un enfrentamiento con el Conde Dooka (de hecho Darth Tyrannus, antiguo alumno de Darth Sidious) el Yoda se revela como un guerrero temible, y Anakin se siente atraído por el Lado Oscuro. Falta todavía, sin embargo, para la transformación plena.

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