El Apocalipsis merodea la existencia de Mel Gibson

| El actor, productor y director que ha sido acusado de antisemita y racista, reconoció sus excesos

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RODAJE. El director de
AP

Guillermo Zapiola

Mel Gibson tiene problemas. El pasado viernes fue arrestado por exceso de velocidad y conducir en estado de ebriedad en la ruta de Malibú, el más exclusivo balneario del Pacífico californiano. Iba a ochenta millas en una zona donde el máximo autorizado es cuarenta, el examen de alcoholemia reveló un índice de 0.12 cuando el límite legal es 0.08, y tenía una botella de tequila en el auto.

Y eso no es todo. Mel se resistió al arresto, insultó a los agentes que lo llevaron a cabo, y emitió pronunciamientos antisemitas y prejuiciosos. Al agente James Mee, que efectuó su detención, le hizo saber que él (Gibson) era "el dueño de Malibú, e iba a destruirlo". También le preguntó si era judío, y agregó que "los judíos eran los culpables de todas las guerras". Después insultó a una de las policías femeninas que llegaron cuando Mee pidió refuerzos.

ALTERACIONES. En la comisaría pidió hacer una llamada telefónica, y cuando descubrió que el teléfono no funcionaba la emprendió con el aparato, deteniéndose sólo cuando le advirtieron que sería acusado también de vandalismo. Finalmente terminó en una celda. Fue puesto en libertad cinco horas después, tras pagar una fianza de cinco mil dólares.

Esa es, al menos, lo que informa una primera versión del informe del agente Mee, que de alguna manera llegó a la página web de internet tmz.com, que la dio a conocer el pasado sábado. Sin embargo, los superiores de Mee consideraron al parecer que el documento era demasiado explosivo y le pidieron a Mee que lo suavizara. La versión "oficial" definitiva omite algunos de esos extremos. Sin embargo, la comisaría de Malibú desmintió cualquier versión alusiva a una "operación camuflaje" para beneficiar a Gibson, quien en el pasado colaboró en campañas de comunicación de la policía.

DISCULPAS. El representante de Gibson, Alan Nierob, informó poco después que Gibson había ingresado en un centro de rehabilitación para enfrentar sus problemas de alcoholismo, y el actor pidió disculpas públicas por su comportamiento. Lamentó haber conducido borracho, reconoció haber mantenido una larga batalla con el alcohol a lo largo de toda su vida, y también pidió perdón por los que calificó como "mis despreciables" comentarios a los policías que lo arrestaron, añadiendo que "me avergoncé a mí mismo y a mi familia con mi comportamiento y lamento mi horrorosa recaída en el alcohol".

De más está decir que para mucha gente en Hollywood esos pedidos de perdón han sido insuficientes. Ciertas organizaciones judías estadounidenses han reaccionado rápidamente. A juicio de Abe Foxman, de la Liga Antidifamación, "en las disculpas de Mel Gibson no hay remordimientos y no son suficientes. Sus declaraciones revelan finalmente quién es él y muestran que las protestas sobre su buena fe durante el debate sobre la película La Pasión de Cristo no eran más que una mentira. Esperamos que los responsables de Hollywood tomen de ahora en adelante distancia de este antisemita". Por su parte, en un editorial del influyente suplemento de Hollywood, Variety, el productor Peter Bart afirmó el lunes que la "caída (de Gibson) va a ser vertiginosa. Las críticas lo van a asesinar, una parte del público va a desdeñar su trabajo. Su credibilidad como director se va a ver seriamente comprometida". Según Variety, ello estaría comprometiendo el estreno de Apocalypto, el nuevo film de Gibson como director y productor, hablado en maya, que se anunciara en principio para el próximo mes de diciembre.

PRONÓSTICOS. Sería conveniente empero que la "corrección política" hollywoodense lo pensara dos veces antes de hacer profecías con respecto al futuro profesional del involucrado. Ya se equivocaron con La pasión de Cristo, una película en la que nadie en Hollywood creyó y está hoy entre las diez más taquilleras de la historia en los Estados Unidos.

Por supuesto, Gibson es un "radtrad" (la ultraderecha católica que discrepa con las reformas introducidas del Concilio Vaticano II), aunque públicamente no ha llegado nunca tan lejos como su padre Hutton, que niega el Holocausto y sostiene que los papas desde Juan XXIII han sido ilegítimos. Pero, si se quiere, sus opiniones resultan tan discutibles, pero no más que las de los Cientólogos (Tom Cruise, Travolta, Anne Archer), New Agers y otras molestias de Hollywood. Ello no quita, por supuesto, que su comportamiento ante los policías que lo arrestaron, si ocurrió como se dice que ocurrió, resulte empero totalmente inexcusable.

Habría que averiguar sin embargo por qué Variety considera que el incidente debería afectar el juicio crítico sobre Apocalypto. Una buena película lo sigue siendo aunque su director se comporte como un idiota fuera del cine. Si se es lo bastante cínico, se podría pensar incluso que Mel simplemente está buscando otros mercados: ya se debe de haber ganado las simpatías de mil doscientos millones de musulmanes.

Efectos

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Sus opiniones "radtrads" y su probable antisemitismo (que requiere empero un matiz: un "antijudío teológico", no un racista) no le impidieron a Mel Gibson hacer un muy personal film Cristo que no solamente es cristiano sino específicamente católico, teológicamente conservador pero no necesariamente heterodoxo.

A primera vista, su siguiente proyecto como director parece una extravagancia: Apocalypto es una epopeya rodada en México y ambientada entre los mayas y hablada en el idioma de los indígenas (al igual que La pasión de Cristo estaba hablada en latín, hebreo y arameo). Por supuesto, habrá que ver la película antes de opinar, pero puede ser interesante especular sobre ella a partir de lo que se sabe de su autor. Es típica de una franja de los "radtrads", por lo menos (al igual que en muchos fundamentalistas protestantes) la idea de la inminencia del fin del mundo. No se sabe si Mel comparte esas creencias, pero desde el título de su film, con su referencia al Apocalipsis, hasta su tema (mayas enfrentados al fin de "su" mundo, y los sangrientos rituales con los que tratan de evitarlo) se advierten resonancias muy reconocibles.

Un teólogo inteligente ha dicho alguna vez que existe un procedimiento sencillo para distinguir a los cristianos sensatos de los otros: los primeros citan con preferencia los Evangelios, los otros se concentran en el Apocalipsis. Entre tanto se sabe que en las escenas de sacrificio de Apocalypto pedía "más sangre, más sangre". No es un carácter fácil, por cierto.

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