Matías Castro
Si bien se ha dicho que los autores del llamado "nuevo cine argentino" (grupo que a esta altura no es exactamente nuevo) tienen en común ser menos discursivos y declamativos en sus argumentos que la generación previa de cineastas "serios", también tienen otro rasgo más o menos común. Se trata de la simpleza y de la apelación a la sutileza. Esto no se aplica a todos los directores, pero es un rasgo que se puede encontrar en las películas de Rodrigo Moreno (El custodio), Lisandro Alonso (Los muertos) y Ariel Rotter (El otro). Cordero de Dios tiene mucho de eso, aunque aplicado a una trama en la que pasan cosas y está un poco más jugada a narrar una intriga.
Lucía Cedrón, de quien previamente se había visto su participación en la película 18J (cortos sobre el atentado en la sede de la Amia) y se había comentado positivamente su cortometraje En ausencia (2002), apuesta a contar una historia liberando lentamente la información para generar intriga y también a formular ciertas preguntas que tienen que ver con cuestiones de ética en circunstancias extremas. Tiene junto a ella un elenco importante, con Malena Solda (toda una sorpresa dado que desde acá solo se conocían sus antecedentes en televisión), Jorge Marrale y, especialmente con Mercedes Morán. Ninguno de los tres deja una actuación superlativa, pero encajan perfectamente en sus papeles. Morán y Solda, además, tienen la dificultad extra de interpretar al mismo personaje en dos períodos muy diferentes.
Cordero de Dios
Ficha
Argentina, 2008. Dirección: Lucía Cedrón. Guión: Lucía Cedrón, Santiago Giralt. Producción: Lita Stantic. Fotografía: Guillermo Nieto. Montaje: Rosario Suárez. Música: Sebastián Escofet. Elenco: Mercedes Morán, Jorge Marrale,
Leonora Balcarce, Malena Solda, Juan Minujín.
Atención a...
Los temas que encierra la película son duros y espinosos. Lucía Cedrón, hija del cineasta y militante montonero Jorge Cedrón (asesinado en circunstancias no aclaradas en París), enfoca sus energías en contar una historia y plantear interrogantes antes que hacer una declaración o un discurso a través de sus personajes, ofreciendo así un planteo más amplio ante el espectador.